¡°Somos m¨¢s populares que Jes¨²s¡±: historia de una frase que marc¨® la vida (y la muerte) de John Lennon
Un d¨ªa como hoy de 1966, el 'London Evening Standard' public¨® una entrevista con John Lennon que pas¨® desapercibida en un primer momento y llev¨® despu¨¦s al boicot, al final de las giras de los Beatles y, catorce a?os despu¨¦s, a su asesinato
"El cristianismo se ir¨¢. Va a encoger y desaparecer. No necesito argumentarlo, tengo raz¨®n y el tiempo lo demostrar¨¢. Ahora mismo somos m¨¢s populares que Jes¨²s. No s¨¦ qu¨¦ se ir¨¢ antes, si el rock o el cristianismo¡±.
En los accesos a los recintos donde actuaban los Beatles aparec¨ªan cientos de manifestantes con carteles como "?Beatles, iros a vuestra casa!". En Memphis, un petardo que el p¨²blico confundi¨® con un disparo provoc¨® algunos heridos leves entre el p¨²blico
Cuando la entrevista de la periodista brit¨¢nica Maureen Cleever a John Lennon (Liverpool, 1940 ¨C Nueva York, 1980) se public¨® en el diario London Evening Standard un 4 de marzo de 1966, hac¨ªa seis a?os que los Beatles se hab¨ªan formado y tres desde que se hab¨ªan convertido en un fen¨®meno. Incluida en un art¨ªculo a doble p¨¢gina titulado ¡°?C¨®mo vive un Beatle?¡±, era parte de una serie que esa semana repasaba la existencia, creencias, aficiones y sue?os de cada miembro de la banda.
John estaba todav¨ªa casado con Cynthia, la relaci¨®n entre los Beatles todav¨ªa era id¨ªlica y, como muestra de la vida ca¨®tica de una de las primeras superestrellas que el mundo conoci¨®, la primera pregunta de la entrevista no es de Maureen a John, sino de John a Maureen: ¡°?Qu¨¦ d¨ªa es hoy?¡±.
El perfil de Lennon habla de un joven de 25 a?os casado y con un hijo (Julian) al que le gustaba leer a Oscar Wilde, ver pel¨ªculas, escribir canciones, comprar buen vino y que contaba que unos d¨ªas antes de la entrevista hab¨ªa visto a su padre por segunda vez en su vida cuando llam¨® a su puerta y hab¨ªa optado por echarlo de su casa (en Weybridge, Londres). En medio de todo ese marasmo de informaci¨®n, lleg¨® la observaci¨®n, peque?a, t¨ªmida y enterrada bajo toneladas de informaci¨®n relevante, lucida e interesante sobre Lennon, la frase bomba: ¡°Ahora mismo somos m¨¢s populares que Jes¨²s¡±. Fue durante una disertaci¨®n de Lennon sobre las horas bajas que atravesaba la Iglesia en Inglaterra y sobre la posici¨®n de los ¨ªdolos del pop y del cine como nuevos mes¨ªas para la juventud en la d¨¦cada de los sesenta.
Nadie en Inglaterra levant¨® una ceja por esa declaraci¨®n. Ni el propio London Evening Standard la consider¨® lo suficientemente interesante como para usarla en un destacado en su maqueta ni la ensalzaron otros medios brit¨¢nicos cuando reprodujeron la entrevista. La frase se qued¨® tan enterrada en el tiempo que cuando unos meses despu¨¦s tom¨® nueva vida en Estados Unidos y provoc¨® una pol¨¦mica que cambiar¨ªa el rumbo del grupo, el propio Lennon la hab¨ªa olvidado ya.
Ocurri¨® cuando la revista de ¨ªdolos adolescentes Datebook public¨® las entrevistas en su n¨²mero del 29 de julio de 1966. Datebook eligi¨® una de sus frases m¨¢s jugosas para llevar a su portada: "No s¨¦ qu¨¦ desaparecer¨¢ antes: si el rock and roll o el cristianismo". Pero en contra de lo que se crey¨® durante mucho tiempo, la revista no lo hizo para arengar a las masas con sensacionalismo, sino porque compart¨ªa la visi¨®n de Lennon. Artur Unger, el director de la revista, aclar¨® muchos a?os despu¨¦s que las declaraciones de Lennon estaban en la l¨ªnea editorial de la revista, que defend¨ªa la justicia social, los romances interraciales e incluso, t¨ªmidamente, los derechos LGTB (¨¦l mismo era gay).?
Pero no sali¨® seg¨²n lo planeado. La frase fue recibida de forma incendiaria y la revista Datebook fue durante a?os considerada culpable de cambiar el rumbo de los Beatles para siempre. Las palabras "[Los Beatles] somos m¨¢s populares que Jes¨²s" volaban ahora solas, de medio en medio y de boca en boca, despojadas de su significado original y tergivers¨¢ndose hasta llegar al convencimiento popular de que Lennon hab¨ªa dicho, de forma presuntuosa y endiosada, que los Beatles eran mejores que Jesucristo. Como si se tratase de un fen¨®meno viral antes que que existiesen las redes sociales y de un linchamiento digital antes de que existiese Twitter, nadie se par¨® a leer la entrevista completa ni a entender su contexto sociocultural, diferente en Inglaterra que en Estados Unidos.
La llama se extendi¨® en muy pocos d¨ªas a principios de aquel mes de agosto. Una soflama anti-Beatles fue iniciada por un pinchadiscos de una emisora de Alabama, que pidi¨® que no pinchasen m¨¢s canciones de la banda y se quemasen sus discos. Un periodista de United Press International la escuch¨® y organiz¨® una rueda de prensa en Nueva York. Una iglesia de Ohio amenaz¨® con excomulgar a los feligreses que acudiesen a un concierto de los Beatles. En varios lugares del "cintur¨®n b¨ªblico" de Estados Unidos se organizaron quemas populares de discos de los Beatles. Por si todo esto fuera poco, Revolver estaba a punto de ser publicado y la gira americana de la banda estaba a punto de comenzar.
El 5 de agosto de 1966, The New York Times habl¨® del boicot. El 6 de agosto, Brian Epstein, m¨¢nager de los Beatles, dio una conferencia en Nueva York. Y el 11 de agosto, finalmente, el propio Lennon la dio en Chicago. "Si hubiese dicho que la televisi¨®n es m¨¢s popular que Jes¨²s, no hubiese pasado nada. Hablando con una amiga [la periodista Maureen Cleever] us¨¦ la palabra 'Beatles' de un modo abstracto y remoto, porque as¨ª es como la gente nos percibe. Dije que ahora mismo tenemos m¨¢s influencia en los j¨®venes que cualquier otra cosa, incluido Jes¨²s, pero no me expres¨¦ debidamente. Mi comentario hac¨ªa relaci¨®n a Inglaterra: por aquel entonces, all¨ª ¨¦ramos m¨¢s importantes para los j¨®venes que Jes¨²s o la religi¨®n. No era mi intenci¨®n ofender. No nos estaba comparando con Jesucristo".?
Rueda de prensa en Chicago de John Lennon para aclarar sus palabras sobre Jes¨²s.
Ver al habitualmente indolente Lennon pidiendo perd¨®n apacigu¨® en gran parte las cosas, aunque no evit¨® que en los accesos a los recintos donde actuaban los Beatles apareciesen cientos de manifestantes con carteles como "?Beatles, iros a vuestra casa!" y que en Memphis un petardo que el p¨²blico confundi¨® con un disparo provocase algunos heridos leves entre el p¨²blico. Fue demasiado para el grupo. El concierto del 29 de agosto de 1966 en Clandlestick Park, San Francisco, fue el ¨²ltimo de aquella gira y el ¨²ltimo del grupo ante un p¨²blico que hab¨ªa pagado para verlos.
Una de los fundamentalistas cristianos que adoraba a los Beatles y que comenz¨® a destrozar sus discos tras las declaraciones de Lennon se llamaba Mark David Chapman. Al contrario que el grueso del p¨²blico, ¨¦l nunca olvid¨® esas declaraciones. El 8 de diciembre de 1980, cerca del portal del edificio Dakota donde el Beatle viv¨ªa, Chapman se acerc¨® a Lennon y volvi¨® a sonar algo parecido a un petardo, hasta cinco veces. Pero esta vez eran disparos reales. La historia, tr¨¢gica e ir¨®nica, acab¨® dando la raz¨®n a John Lennon y convirti¨¦ndolo en una versi¨®n contempor¨¢nea del m¨¢rtir en la cruz.
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