Que nadie te arrebate esta partida
Los d¨ªas 8 y 9 de marzo de 2020 quedar¨¢n en la historia de M¨¦xico. El d¨ªa en que gritamos y tomamos las calles y el d¨ªa en que callamos y nos hicimos visibles en ausencia

Le enterr¨® un cuchillo en la cara.
Discut¨ªan. Problemas de pareja, dir¨¢n. Hasta que ¨¦l se molest¨®. As¨ª que le enterr¨® un cuchillo en la cara. De paso la amenaz¨® con quitarle la casa, que ella hab¨ªa comprado, y con desaparecer a la ni?a, que es de ella. La mujer se fue al hospital, le sacaron el cuchillo, ¡°un milagro que pasara as¨ª limpio y sin da?ar tejidos¡±, le desinfectaron la herida, dijo que no quer¨ªa denunciar y se fue a trabajar. No registra en estad¨ªsticas: ni muri¨® ni denunci¨®.
Juntas y cantando y abrazadas y gritando, j¨®venes y no tanto, hilos y madejas en femenino, que porque desaparecieron a mi hermana, que porque mataron a mi t¨ªa, que porque mi hija no volvi¨®, y siguen gritando y patean paredes y le pintarrajean los test¨ªculos de bronce al caballo de explanada, y se abrazan y gritan ?justicia! y caminan mientras hacen historia y las que estamos nos reconocemos y ya. La manifestaci¨®n corre y escurre y prende identidades. Y orgullos. Es 8 de marzo, es la Ciudad de M¨¦xico, somos miles y miles de mujeres las que tomamos las calles. Miles y miles de mujeres que agarran a patadas la narrativa dominante.
La roci¨® con gasolina.
Sirenas de patrulla y de bomberos, gritos. El tipo la roci¨® con gasolina, de paso empap¨® accesos a edificios, luego se encerr¨® en casa con el hijo y un tanque de gas preparado para la ocasi¨®n. Las vecinas intervinieron y a golpe de tuitazos y telefonazos lograron que llegaran polic¨ªa y bomberos y se llevaran al explosivo tipo. La cuadra ol¨ªa a gasolina y a miedo, pero sobre todo a encabronamiento. Ese fulano merece que le hagan y le tornen porque estamos hartas, murmuran las asustadas, mientras se nos olvida que la urgencia es la mujer rociada con gasolina. O no se nos olvida porque los tiempos est¨¢n cargados de temores y cada quien los acomoda como puede.
Silencio. 9 de marzo, paro nacional de mujeres, las que cobran en el metro y las que atienden en los restaurantes y las que dan clases y las que son oficinistas y las que estamos en medios y las que limpian las casas y las ejecutivas y las que est¨¢n en el Gobierno y las que se suman solo porque guardar silencio y desaparecer, importa. Desaparecer. En M¨¦xico, las mujeres se invisibilizan para hacerse visibles: qu¨¦ pasa si un d¨ªa me asesinan, si no llego a casa porque me desaparecieron, si no llego a clases o a trabajar o a la vida. Las ciudades se sienten raras, tristes, medio desocupadas. ?Qu¨¦ dif¨ªcil es guardarte cuando has luchado toda la vida por hacer tuyos espacio y tiempo!
No s¨¦ ni c¨®mo mirarla.
Saxofonista, joven, all¨¢ de Oaxaca. Comenz¨® hace tiempo una relaci¨®n con un diputado que no la dejaba ir en plan de te amo y te necesito pero ya no tanto porque eres una malagradecida y te quieres ir pero yo te adoro y eres lo que le da sentido a mi ser pero te desprecio y te odio y ni te atrevas a desafiarme porque sabes lo que te pasa pero recuerda que te amo. Un d¨ªa, alguien le llama por tel¨¦fono para pedirle cita laboral, llega a la hora acordada y le vac¨ªa encima ¨¢cido que la derrite por fuera y la carcome por dentro. Me lo cuenta sin titubear. Y yo no s¨¦ ni c¨®mo mirarla. Pide, exige justicia. Que alguien le haga caso. La piel inexistente y el rostro desfigurado. En la Fiscal¨ªa de Oaxaca le dicen que ya saben d¨®nde est¨¢ el que mand¨® agredirla, pero que es listillo y siempre se les escapa.
8 de marzo, 9 de marzo. 2020. Quedar¨¢n en la historia de M¨¦xico. El d¨ªa en que gritamos y tomamos las calles. El d¨ªa en que callamos y nos hicimos visibles en ausencia. Los d¨ªas en que cambiamos la conversaci¨®n a¨²n a pesar de la insensibilidad oficial. O por eso. Los d¨ªas en que por F¨¢tima, Mar¨ªa Elena, Ingrid, Nadia, Daniela y tantas, las mujeres ganamos una partida y vislumbramos una utop¨ªa.
Ahora hay que conquistarla.
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