Salud y pol¨ªtica
Esta crisis nos indica las prioridades del d¨ªa despu¨¦s: No jugar con el sistema de salud
El cierre del Congreso por el coronavirus de Ortega Smith es una met¨¢fora del momento: la epidemia puede con todo, incluso consigue una cierta suspensi¨®n de la confrontaci¨®n pol¨ªtica. La oposici¨®n es comedida en sus cr¨ªticas. Nadie quiere levantar la sospecha de que intenta capitalizar el desasosiego ciudadano. Una amenaza a la salud pasa por encima de las querellas del momento: las elecciones gallegas y vascas, el conflicto catal¨¢n, los proyectos del nuevo Gobierno de coalici¨®n. Una tregua construida sobre los temores de la ciudadan¨ªa que asiste desconcertada a una repentina situaci¨®n de excepci¨®n que nos enfrenta a medidas ¡ªconfinamientos, cierre de ciudades y territorios, clausura de escuelas y universidades, cancelaciones de viajes¡ª que parec¨ªan impropias de nuestros acelerados tiempos modernos. ?Cu¨¢nto durar¨¢ la tregua? Hasta que el coronavirus desaparezca de las portadas. Y vuelvan a ocupar el espacio los recurrentes temas de siempre. Esperemos, sin embargo, que cunda la principal ense?anza de este episodio: tenemos un nivel de vulnerabilidad aparentemente contradictorio con las capacidades del conocimiento y de las tecnolog¨ªas de los que disponemos.
No es dif¨ªcil anticipar que el pr¨®ximo envite pol¨ªtico ser¨¢ por la forma de afrontar las consecuencias econ¨®micas de esta crisis sanitaria. M¨¢xime cuando desde sectores de la patronal ya se est¨¢ aprovechando la circunstancia para repetir su cantinela eterna: rebajas de impuestos y facilidades para el despido. Una obscenidad en un momento en que mucha gente se plantea como compatibilizar trabajo y cuidado de los ni?os con las escuelas cerradas.
¡°Haremos lo que haga falta¡±, ha dicho el presidente S¨¢nchez. Cuando la ciudadan¨ªa siente su salud amenazada el esp¨ªritu cr¨ªtico decae, el miedo impone la obediencia. Pero a medida que pasan los d¨ªas entra en juego la angustia, que es como se expresa la contradicci¨®n entre la voluntad de cumplir lo ordenado y la sensaci¨®n de p¨¦rdida de libertades y pautas de la vida cotidiana. Los pol¨ªticos deben tenerlo en cuenta cuando adoptan actuaciones que se mueven en un territorio en que pueden confundirse lo necesario y lo teatral por mucho que la prevenci¨®n lo justifique todo.
Esta crisis nos indica las prioridades del d¨ªa despu¨¦s: no jugar con el sistema de salud; un pa¨ªs fuerte es el que tiene una sanidad p¨²blica y eficiente para todos. Hay que proteger el empleo. Y ayudar a las empresas. Habr¨¢ que hacer balance de los destrozos provocados por la revoluci¨®n neoliberal, de los que ya sabemos mucho (del clima a la precariedad pasando por la fabulaci¨®n meritocr¨¢tica) y que el Gobierno de izquierdas tiene la obligaci¨®n de afrontar, sin melancol¨ªa y con realismo. Y habr¨¢ que defender la democracia, porque el episodio del coronavirus podr¨ªa haber reforzado la capacidad de seducci¨®n del autoritarismo ante el miedo. China ya est¨¢ cantando victoria.
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