Los tortazos del hockey sobre hielo, a debate
La controversia crece en Canad¨¢ y Estados Unidos sobre la eventual prohibici¨®n de las peleas en los partidos de la liga profesional
Bofetadas y sangre sobre el hielo, espectadores exaltados y ¨¢rbitros que tiempo despu¨¦s imponen a los pendencieros una sanci¨®n de cinco minutos en el banquillo. En la segunda semana de abril arrancar¨¢n las series eliminatorias de la NHL, la liga norteamericana de hockey sobre hielo profesional. Un deporte que pasa desapercibido en una larga lista de pa¨ªses, salvo por un detalle: sus peleas a pu?o limpio. Dejando de lado ¨Cpor supuesto- el boxeo y las artes marciales, es la ¨²nica disciplina deportiva que tolera estas batallas campales.
En realidad, solo est¨¢n permitidas en la NHL, donde participan escuadras de Estados Unidos y Canad¨¢ con los mejores jugadores del orbe en sus alineaciones, y en los campeonatos j¨²nior de ambos pa¨ªses, antesala del m¨¢ximo circuito. La NHL tiene muchos m¨¢s equipos estadounidenses que canadienses. Pero si el hockey es el cuarto deporte m¨¢s seguido en EE UU, en Canad¨¢ goza de un estatus cercano a la religi¨®n. Su versi¨®n moderna naci¨® en Montreal y el 43% de los jugadores de la NHL procede de Canad¨¢. Pero la gran paradoja es esta: el deporte rey de los canadienses, tradicionalmente considerados como al¨¦rgicos a cualquier asomo de conflicto, consiente los pu?etazos.
Cada vez que aparecen propuestas para prohibir estas peleas, muchos aficionados, periodistas y dirigentes responden que forman parte de la cultura del hockey; es m¨¢s, comentan que ser¨ªa peor si desaparecieran, ya que los jugadores emplear¨ªan los bastones para saldar cuentas, por lo que un deporte de tanto roce f¨ªsico requiere -seg¨²n ellos- de una v¨¢lvula de escape. El reglamento de la NHL tolera los pu?etazos desde 1922. Gary Bettman, comisionado de la liga, ha subrayado con talante filos¨®fico: ¡°Las peleas en el hockey existen porque siempre han existido¡±.
Los amos de la NHL sostienen tambi¨¦n que cada vez hay menos peleas y que seguramente en alg¨²n momento desaparecer¨¢n. En la temporada 2018-2019 se reportaron 226 grescas; diez a?os atr¨¢s, la cifra fue de 734. Los equipos prefieren fichar m¨¢s a deportistas de piernas r¨¢pidas que a tipos de nudillos afilados (t¨¢ctica que exist¨ªa en el pasado). Aunque una encuesta arroj¨® que el 98% de los jugadores no apoya la interdicci¨®n. Asimismo, existe el temor de que la audiencia televisiva adelgace considerablemente al prohibirlas de un plumazo.
La comunidad m¨¦dica expresa preocupaci¨®n por estas peleas. Inquietan las conmociones cerebrales, de por s¨ª frecuentes en el hockey, pero cuyos riesgos aumentan por estas grescas. Tambi¨¦n se?ala el mal ejemplo para espectadores y practicantes amateur. Sin embargo, parece que tendr¨¢ que haber un ni?o ahogado para tapar el pozo; constatar una tragedia en directo que produzca un cambio s¨²bito.
En agosto, la liga j¨²nior de Quebec podr¨ªa convertirse en la primera de Canad¨¢ que proh¨ªba las peleas, aunque algunos plantean que ser¨ªa peligroso que los j¨®venes jueguen despu¨¦s en la NHL sin estar familiarizados con las ri?as. Mientras tanto, en las series eliminatorias se esperan como siempre recintos a reventar, magia en los patines y, cosas de ¡°la tradici¨®n¡±, heridas por pu?etazos. En 1954, el novelista canadiense Hugh MacLennan escribi¨®: ¡°Tanto para el espectador como para el jugador, el hockey proporciona la liberaci¨®n que el licor fuerte le da a un hombre reprimido¡±. Aqu¨ª y en Marte se dice catarsis.
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