Marea blanca

Los balcones madrile?os aplauden por la noche al personal sanitario que est¨¢ soportando el impacto de la pandemia. Como los bomberos de Nueva York ante la ca¨ªda de la Torres Gemelas, hoy nuestros ¨²nicos defensores son los mismos h¨¦roes y hero¨ªnas que protagonizaron en 2012 la Marea Blanca de lucha contra el desmantelamiento de la sanidad. Es el gran consuelo que compensa el pat¨¦tico espect¨¢culo de nuestra clase pol¨ªtica, siempre enfangada en sus confrontaciones partidistas e incapaz de cooperar en el supremo objetivo com¨²n: la resistencia contra el ascenso del mal. Adem¨¢s de resistir el choque viral, habr¨ªa que reestructurar todo nuestro sistema sanitario para que la pr¨®xima vez no pase igual y nos podamos salvar.

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Dist¨®pica

Acertar con el virus

Las cifras est¨¢n demostrando que junto con Italia seguimos siendo el enfermo de Europa, puesto que aqu¨ª abajo la epidemia crece m¨¢s r¨¢pido y es mucho m¨¢s letal que en el resto. Por eso nuestras Bolsas caen con mucha m¨¢s fuerza, como en la Gran Recesi¨®n de hace un decenio, cuando la prensa europea nos tach¨® de PIGS. Y ese sambenito contin¨²a pareciendo veros¨ªmil ahora: la difusi¨®n geogr¨¢fica del virus se est¨¢ concentrando al sur de Europa en los territorios de la Contrarreforma, como si el virus se cebara con los cat¨®licos en vez de los protestantes. No parece cre¨ªble este sesgo religioso, aunque los musulmanes se crean inmunes. Tampoco se trata de higiene o climatolog¨ªa, sin ignorar que la sociabilidad callejera de los latinos promueva con creces la transmisi¨®n viral. Y lo m¨¢s probable es que todo se deba a la insuficiencia de nuestro sistema sanitario.

Nuestra clase pol¨ªtica alardea de la mejor sanidad del mundo porque somos campeones de trasplantes y otras proezas t¨¦cnicas, pero en realidad se trata de un gigante con pies de barro. No s¨®lo tenemos un alto nivel de corrupci¨®n sanitaria (Informes UE de 2013 y 2017) causada por la colusi¨®n p¨²blico-privada-farmac¨¦utica, sino que adem¨¢s nuestra pir¨¢mide sanitaria est¨¢ invertida: exceso de gasto destinado a la medicina de lujo y miseria relativa en la medicina de base, con dram¨¢tica escasez en atenci¨®n primaria, enfermer¨ªa, camas hospitalarias, servicios de urgencia, etc. Sanidad puntera en la cima, tercermundista en la base: f¨¦rtil caldo de cultivo viral.

Hay tres razones que explican tanta deformidad. 1) La desigualdad clasista que se traduce en una duplicidad de redes sanitarias publico/privadas, determinante de un elevado gasto sanitario privado cercano al estadounidense, mientras el p¨²blico es muy inferior a la media europea. 2) La competici¨®n entre comunidades aut¨®nomas, que pugnan por la alta medicina de escaparate de alto rendimiento electoral (los Guggenheim sanitarios), mientras desprecian la medicina de base. 3) Y por supuesto, el austericidio de la salud p¨²blica iniciado en 2012, con duros recortes presupuestarios y desmedidas pero rentables privatizaciones. Menos mal que la Marea Blanca del personal sanitario logr¨® detener in extremis aquella privatizaci¨®n salvaje. Y eso permite albergar la esperanza de que tambi¨¦n ahora logre resistir y parar el salvaje ataque viral. Pero el d¨ªa de despu¨¦s habr¨¢ que reestructurar la sanidad.