El hombre que camina
Todo lo que cre¨ªamos s¨®lido se ha esfumado y estamos recluidos sin saber muy bien qu¨¦ hacer con el sue?o cumplido de poder estar en casa
El hombre que camina es un librito de Franck Maubert (Editorial Acantilado) sobre la escultura de Giacometti, que resume en una figura escu¨¢lida, fr¨¢gil pero determinada, al ser humano. Sobre la obra, un s¨ªmbolo tras los desastres que en su primera mitad hab¨ªa acumulado ya el siglo XX, dice Maubert: ¡°Caminar es una liberaci¨®n. Desafiar la gravedad sin dejar de someternos a ella. Caminar es ser, es existir, es pensar¡ en cada paso hay esperanza, una sensaci¨®n de libertad¡±.
Y ahora el mundo se ha parado en seco. Despu¨¦s de desafiar la gravedad mucho m¨¢s all¨¢ de un pie tras otro pie y tomar aviones como quien coge un taxi, ahora s¨ª que s¨ª, todo lo que cre¨ªamos s¨®lido se ha esfumado y estamos recluidos sin saber muy bien qu¨¦ hacer con el sue?o cumplido de poder estar en casa. Especialmente en las grandes ciudades, especialmente en Madrid. Viviendas concebidas para el tr¨¢nsito (cenar, dormir y salir) no para el estar. Espacios reducidos donde se amontona el amor, pero tambi¨¦n la ira o la soledad. Hay vecinos que acaban de conocerse estos d¨ªas al saludarse de balc¨®n a balc¨®n, despu¨¦s de a?os de coexistencia, que no de convivencia.
La batalla es contra el virus, pero la pandemia vuelve a poner en primer t¨¦rmino la desigualdad. Para soportar el encierro y para pagar la comida, el alquiler y los servicios. Si algo deber¨ªamos haber aprendido de grandes crisis anteriores es el precio elevad¨ªsimo que asumimos cuando damos por bueno que hay que dejar a gente en la cuneta. Que es inevitable, que as¨ª son las cosas. Un alto precio que pagan en primer t¨¦rmino los abandonados, pero que acabamos costeando todos en las urnas democr¨¢ticas, como llevamos a?os comprobando.
Escribo esta columna sin conocer en detalle las medidas que ayer aprob¨® el Gobierno espa?ol para enfrentar el descalabro econ¨®mico que ya se vive en muchas empresas, en muchos hogares. Se vive ya, solo con el par¨®n en seco de unos d¨ªas en Espa?a y con el resto del mundo a medio gas, desde hace dos meses.
Y sin saber cu¨¢ndo termina este confinamiento que ha fulminado a los partidarios de achicar lo p¨²blico y a quienes defienden que la vida depende solo de tu esfuerzo individual. A ver qu¨¦ esfuerzo es posible cuando el ser humano no puede ni caminar. @PepaBueno
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