El nuevo orden global tras la crisis del coronavirus
Se requieren medidas sociales y econ¨®micas que mitiguen la forma en la que los efectos de las crisis se trasladar¨¢n sobre todo a los colectivos m¨¢s vulnerables
Tras m¨¢s de una semana de convivencia permanente forzada con mi familia y de vivir la experiencia del confinamiento por un virus que azota a toda la humanidad, planteo algunas reflexiones que me salen m¨¢s del deseo que de haber realizado un an¨¢lisis riguroso y objetivo de los acontecimientos y su posible evoluci¨®n.
Estamos frente al evento global m¨¢s grave que haya ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial. Las proporciones del descalabro son abrumadoras y sus impactos trascienden lo econ¨®mico. Por citar algunos datos: las bolsas mundiales han corregido sus ¨ªndices a la baja entre 30% y 40% en el ¨²ltimo mes; hasta el 13 de marzo la bolsa espa?ola hab¨ªa perdido casi 200.000 millones de euros; como si las econom¨ªas de Catalu?a y Arag¨®n desaparecieran del mapa. El precio del petr¨®leo, principal fuente de recursos de muchos pa¨ªses en desarrollo, ha presentado ca¨ªdas de alrededor del 60% desde comienzos del a?o, mientras la volatilidad de su precio se dispara, lo que sin duda impacta sobre algunas monedas y finanzas de pa¨ªses en desarrollo, que en algunos casos han presentado devaluaciones superiores al 30% en las ¨²ltimas semanas.
Nadie estaba preparado para afrontar una emergencia de estas magnitudes. No hay modelo de gesti¨®n de riesgo que haya previsto medidas para enfrentar esta situaci¨®n, no solo desde el punto de vista econ¨®mico, sino social, cultural y pol¨ªtico. Suena apocal¨ªptico, pero se requieren medidas sociales y econ¨®micas que mitiguen la forma como los efectos de las crisis se trasladar¨¢n a la poblaci¨®n, sobre todo a los colectivos m¨¢s vulnerables como personas sin ingresos, trabajadoras dom¨¦sticas, migrantes y los empleados m¨¢s precarios y temporales, entre otros. La aprobaci¨®n en Espa?a de medidas como una renta m¨ªnima garantizada es el tipo de medida que se debe estudiar a fondo para evitar que la situaci¨®n no desborde en caos social y pol¨ªtico.
Los cuidados, un tema que ha permanecido invisible entre otros por el escaso valor econ¨®mico que se le ha asignado a este tipo de actividades, emergen en estas situaciones como un reto. La econom¨ªa de los cuidados ha estado siempre p¨¦simamente gestionada, desvalorizada, concentrando numerosos trabajos precarios en manos de mujeres. Ojal¨¢, que despu¨¦s de estas semanas, reconociendo su valor, las personas est¨¦n dispuestas a cambiar sus conductas y dejen de patrocinar la informalidad y el uso de medidas abusivas para aquellos que se dedican a cuidar.
La aprobaci¨®n en Espa?a de medidas como una renta m¨ªnima garantizada es el tipo de medida que se debe estudiar a fondo para evitar que la situaci¨®n no desborde en caos social y pol¨ªtico.
Las desigualdades se har¨¢n much¨ªsimo m¨¢s graves en estos d¨ªas cuando se visibilicen las diferencias que existen entre las familias en relaci¨®n con el acceso a servicios de salud, internet y seguridad social, entre otros. De hecho, ya est¨¢ ocurriendo: tan solo en unas semanas, cientos de empresas alrededor del mundo han anunciado despidos y suspensiones, afectando particularmente a quienes no tienen ni ahorros con los que sustituir la ca¨ªda de sus rentas laborales. Una eventual crisis en Espa?a puede afectar a casi 350.000 trabajos en el sector del turismo, que representa el 14% del PIB y que junto con el de la hosteler¨ªa presenta una tasa de temporalidad media del 37%.
En el corto plazo, frente a las restricciones en movilidad, es urgente pensar en un sinn¨²mero de medidas para la gente que no tiene vivienda, los que est¨¢n solos en sus pisos ¡ªque en su mayor¨ªa son mayores¡ª, las personas enfermas, las que sufren de hacinamiento ¡ªque en el caso del 10% m¨¢s pobre de la poblaci¨®n se multiplica por 2,3 veces el hacinamiento medio¡ª, entre muchas otras situaciones que aflorar¨¢n, tengan apoyo y atenci¨®n. El virus se ensa?a con los mayores, los m¨¢s vulnerables, m¨¢s solos, muchos con pensiones ¨ªnfimas.
Nunca se hab¨ªa puesto de manifiesto tan claramente la necesidad de la cooperaci¨®n. No vista como un lujo sino como una necesidad, como un imperativo. Esta crisis no se puede gestionar de otra manera sino compartiendo informaci¨®n y conocimientos, buscando soluciones conjuntas, dise?ando medidas de respuesta, tanto a nivel de los Estados como de las personas. El costo de no colaborar es muy alto. La respuesta debe ser global, coordinada, basada en la evidencia y cimentada en el aprendizaje mutuo, como ser¨¢ la cooperaci¨®n del futuro.
La Ayuda Oficial al Desarrollo y las finanzas clim¨¢ticas no pueden ser las otras grandes damnificadas. Ser¨ªa una incoherencia global que, frente a la evidente necesidad de reforzar la colaboraci¨®n, los pa¨ªses reduzcan sus presupuestos de cooperaci¨®n. Ya Espa?a est¨¢ en sus m¨ªnimos, con un presupuesto de ayuda oficial al desarrollo (AOD) por debajo del 0,2% y un sistema con muchas dificultades para funcionar, que el gobierno actual se hab¨ªa comprometido a reforzar. Cuando el virus llegue a las zonas de emergencia humanitaria, en la frontera entre Turqu¨ªa y Grecia, o entre Colombia y Venezuela, por ejemplo, sus efectos pueden ser devastadores. La ayuda humanitaria ser¨¢ vital para solventar el colapso de los sistemas hospitalarios alrededor del mundo.
Parece imposible ampliar medidas sociales, reforzar la cooperaci¨®n y solventar la crisis, pero existen soluciones fiscales como el aumento de impuestos al capital y la riqueza. Hoy m¨¢s que nunca, es el momento de que los que tienen m¨¢s pongan m¨¢s para paliar esta crisis. El mundo ha cambiado y tenemos que estar a la altura de las nuevas realidades que nos confrontan.
Enrique Maruri es director de incidencia y ciudadan¨ªa de Oxfam Interm¨®n.
#LosOtrosConfinados
Esta es la primera de una serie de historias en las que trataremos diferentes ¨¢ngulos de la cuarentena, desde la voz de los m¨¢s afectados en esta nueva forma de vivir durante la pandemia del coronavirus.
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