En Nairobi, el miedo a la pandemia va por barrios
El coronavirus afecta a todos, pero no por igual. En la capital de Kenia, con m¨¢s de cuatro millones de habitantes en condiciones muy diversas, unos temen no poder pagar el alquiler, otros no saben si podr¨¢n comer ma?ana
Joe Gathecha vive solo a sus 35 a?os en Ayany Estate en Kibera, el suburbio m¨¢s grande de Nairobi, la capital de Kenia. Es traductor y oferta su casa en una web de alquiler vacacional. Con la llegada del coronavirus teme m¨¢s todav¨ªa al fin de mes, el momento de pagar el alquiler. A diez kil¨®metros al sur vive Njoroge Mwangi. Tiene 25 a?os y comparte piso con un antiguo compa?ero de carrera en Langata Estate, un barrio de clase media. Desde este curso es profesor asociado de Finanzas en la Universidad Strathmore, donde curs¨® la carrera de Econom¨ªa. A ¨¦l la pandemia le preocupa especialmente por la salud de sus septuagenarios padres, que viven en su ciudad natal, Kikuyu. Su madre, de 70 a?os, tiene diabetes y teme no poder estar con ella si contrae el virus.
M¨¢s all¨¢, en el este de la ciudad, se encuentran Isaac Muasa y Christine Wanjiru. Tienen tres hijos ¡ªEdgar, Raphael y Luther King¡ª y viven en Mlango Kubwa, en Mathare, el segundo barrio chabolista con m¨¢s poblaci¨®n de la ciudad. ¡°Aqu¨ª hay miedo de que el Gobierno imponga el confinamiento y no haya nada para comer¡±, asegura Muasa en una conversaci¨®n telef¨®nica. Y en el noroeste reside Prince Muraguri con su madre, Mary Muthoni, y su hermana de nueve a?os, Nyeri Chaga. Los tres viven en una peque?a casa en el barrio de clase alta de Loresho Estate, con seguridad privada y jard¨ªn. A sus 25 a?os y tras varios meses en el paro, Muraguri teme que el coronavirus traiga una crisis econ¨®mica al pa¨ªs que le cierre las puertas del mercado laboral.
Mientras algunos viven en urbanizaciones con seguridad privada y agua corriente, 2.5 millones de habitantes viven en los m¨¢s de 200 asentamientos informales que tiene Nairobi. Estas cuatro personas, con sus distintas vidas y realidades, afrontan tambi¨¦n con distinto temor la expansi¨®n de la pandemia en su pa¨ªs.
A 11 de abril Kenia hab¨ªa registrado 191 positivos y siete muertos, pero se teme que sean m¨¢s. A 31 de marzo el Gobierno hab¨ªa realizado pruebas a 1.239 personas en un pa¨ªs de m¨¢s de 47 millones y medio de habitantes. A ello se le suma la situaci¨®n precaria de la sanidad: cuenta con 518 camas de cuidados intensivos en todo su territorio, de las que est¨¢n libres 70, y un total de 1,4 camas de hospital por cada mil habitantes. Ante el temor de que el coronavirus se extienda sin control y colapse el sistema sanitario, el Gobierno ya ha tomado medidas estrictas.
Miedo al virus y un posible confinamiento
El 15 de marzo, con tan solo tres positivos, el Ejecutivo decret¨® el cierre de colegios, bares y restaurantes¡ªque pueden permanecer abiertos para preparar comida a domicilio¡ª, orden¨® a los comercios que deben disponer de de agua y gel desinfectante ¡ªespecialmente a aquellos que traten con comida¡ª y recomend¨® el teletrabajo. Tan solo diez d¨ªas despu¨¦s, el presidente del pa¨ªs, Uhuru Kenyatta, cerr¨® el espacio a¨¦reo de pasajeros y orden¨® un toque de queda de siete de la tarde a cinco de la ma?ana para prevenir que los casos se disparasen.
Mwangi lleva ya varios d¨ªas dando clase a trav¨¦s de Internet desde su piso, donde se ha autoimpuesto un confinamiento que todav¨ªa no es obligatorio, pero cree que llegar¨¢ pronto. Todav¨ªa sale a caminar dos veces al d¨ªa pero luego vuelve a casa, cosa que no todo el mundo hace. ¡°La gente todav¨ªa se mueve, no dir¨ªa que las calles est¨¢n vac¨ªas¡±, dice Muraguri a trav¨¦s de una video llamada de WhatsApp. ¡°Mi hermano peque?o tiene 21 a?os y me dijo que no le importa el coronavirus, me qued¨¦ en blanco¡±, a?ade Gathecha, tambi¨¦n por tel¨¦fono. Opina que los j¨®venes no se lo est¨¢ tomando del todo en serio al propagarse la idea de que el virus no les afecta demasiado.
Muasa, por su parte, asegura que en su barrio s¨ª nota el miedo. ¡°Hay muy poca informaci¨®n pero la gente est¨¢ asustada, la mayor¨ªa se encomienda a Dios para que les proteja¡±, afirma. El propio presidente declar¨® el pasado s¨¢bado 21 de marzo d¨ªa nacional del rezo y pidi¨® a los kenianos ¡°rogar por el perd¨®n de Dios¡±. En un pa¨ªs con un 85% de la poblaci¨®n que profesa el cristianismo, muchos lanzan sus s¨²plicas al cielo. ¡°Est¨¢ bien que la gente rece, pero hay que tomar medidas y lavarse las manos¡±, explica Muasa.
M¨¢s all¨¢ de las plegarias, Kenyatta anunci¨® tambi¨¦n medidas para promover el trabajo en casa y que las estudiantes puedan seguir sus clases online. El presidente asegur¨® que el Gobierno ha llegado a un acuerdo con Google Loon, una plataforma de globos aerost¨¢ticos que lleva la red 4G a ¨¢reas rurales. Mwangi considera que el confinamiento total ser¨¢ necesario para frenar al virus, pero que el presidente se equivoca en su enfoque. ¡°Es duro psicol¨®gicamente, pero el verdadero problema ser¨¢ para aquellos que dependen de su ingreso diario para vivir. Si la gente que vive del d¨ªa a d¨ªa no puede salir a trabajar, no podr¨¢ comer ni pagar el alquiler, y esa deber¨ªa ser su prioridad¡±, y a?ade: ¡°Para qu¨¦ necesitas Internet si te mueres de hambre¡±.
Eso teme Muasa. Wanjiru, su mujer, ha tenido que bajar la persiana del restaurante que regenta, donde cada d¨ªa sirve a los vecinos comida local: ugali, chapati y todo tipo de carne. ¡°Hemos tenido que cerrar porque tenemos miedo de que vengan las autoridades y nos digan algo¡±, lamenta Muasa. Por el momento la gente todav¨ªa puede abrir sus puestos de venta de comida en la calle en Mathare, pero temen el confinamiento obligatorio, una posibilidad a la que el Ejecutivo ha asegurado que no renuncia si siguen subiendo los casos. ¡°Si hay cuarentena habr¨¢ un gran problema para poder comer, la gente aqu¨ª trabaja para conseguir la comida de ese d¨ªa¡±, dice Muasa. ¡°Estoy seguro que la gente acabar¨ªa saliendo de casa en busca de alimento y puede haber enfrentamientos con la polic¨ªa si nos impiden trabajar y no tenemos con qu¨¦ alimentarnos¡±, a?ade. En Kibera, Gathecha dice que est¨¢ intentando tomar precauciones qued¨¢ndose en su vivienda, pero que a menudo tiene que salir: ¡°A veces necesito ir a comprar comida porque no tengo una nevera y no puedo comprar mucho.¡±.
A ello se le une la situaci¨®n con los peque?os de la casa. Sin colegio, los padres deben hacer malabares para cuidar de sus ni?os. ¡°Mi madre trabaj¨® en la oficina la semana pasada y me hice cargo de mi hermana peque?a, pero esta semana ya puede trabajar desde casa. Su empresa se lo ha autorizado, pero no todas lo permiten¡±, asegura Muraguri. No todos cuentan con un trabajo que se pueda realizar desde casa o con alguien a quien dejar sus hijos peque?os.
Lavarse las manos sin agua en casa
Cuenta Muasa que en Mathare los ni?os siguen llenando las calles y juegan en grupos, haciendo imposible cumplir con la distancia de m¨¢s de un metro entre personas. Edgar y Rafael corretean arriba y abajo mientras su madre cuida al peque?o Luther King, de siete meses, y su padre intenta ayudar a la comunidad desde el Mathare Environmental Youth Group (MECYG), la organizaci¨®n local de la que es fundador. Con la ayuda de la oficina de ONU Habitat en Nairobi han colocado dos puntos de lavado de manos en el barrio, uno en la sede del centro y otra en el campo de futbol. En cada punto trabaja un vecino que ense?a a la gente c¨®mo deben lavarse las manos para evitar la propagaci¨®n del virus. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Mathare no cuenta con un grifo en casa, una realidad extendida en el resto del continente. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud calcula que el 63% de las personas que viven en ciudades en ?frica subsahariana no puede limpiarse con agua y jab¨®n.
En Kibera, la oeneg¨¦ local SHOFCO ha instalado hasta 30 puntos de lavado de manos y ha lanzado una campa?a para que la gente pueda donar para comprar m¨¢s agua, jab¨®n, guantes y m¨¢scaras. All¨ª, los carros y motos cargados de garrafas suben y bajan con m¨¢s actividad que nunca. ¡°Los que venden agua se est¨¢n lucrando bastante, se puede ver como no paran¡±, asegura Gathecha.
Los padres se las ingenian como pueden para asegurarse que los m¨¢s peque?os est¨¦n limpios. ¡°A los ni?os aqu¨ª les encanta jugar con agua, as¨ª que les hemos dicho que es una especie de juego y para ellos es divertido¡±, dice Muasa. Cada hora, ni?os como Edgar, su primog¨¦nito de 13 a?os, hacen cola para lavarse bien las manos. ¡°Ahora estamos trabajando para traer m¨¢s jab¨®n, porque se est¨¢ agotando, y term¨®metros para poder tomar la temperatura en cada punto cuando uno vaya a lavarse las manos¡±, explica. Con esta medida desde el MECYG pretenden saber si alguien tiene fiebre para poder ponerle en cuarentena y aislarle del resto.
El temor a una crisis econ¨®mica
A Muraguri su madre le presiona para que encuentre un trabajo y pueda independizarse, pero un 39% de los j¨®venes kenianos est¨¢ desempleado como ¨¦l y temen una grave crisis econ¨®mica por la pandemia. Tras varios intentos sin ¨¦xito, una consultora le acababa de notificar que hab¨ªa pasado a la siguiente fase en su proceso de selecci¨®n. Ahora, sin embargo, no sabe qu¨¦ ocurrir¨¢. ¡°Lo que es seguro es que no podr¨¦ hacer la entrevista presencial y no s¨¦ si la van a posponer o si tan siquiera seguir¨¢ la oferta, es todo una incertidumbre¡±, asegura. Al compa?ero de piso de Mwangi, Victor Njenga, la consultora donde trabaja le ha dado vacaciones durante tres semanas para ver c¨®mo evoluciona la propagaci¨®n del virus y decidir qu¨¦ hacen con sus trabajadores.
El Banco Central de Kenia ha rebajado la previsi¨®n de crecimiento anual casi a la mitad, del 6.2% previsto al 3.4%, el porcentaje m¨¢s bajo desde que el pa¨ªs fue golpeado hace 12 a?os con la crisis financiera global de 2008. Adem¨¢s, ha realizado la mayor baja de intereses en los ¨²ltimos tres a?os.
El Gobierno ha anunciado medidas para intentar mitigar el impacto econ¨®mico de la pandemia. Por una parte, Kenyatta anunci¨® que aquellos que cobren menos de 200 euros al mes estar¨¢n excluidos de pagar impuestos, mientras que para el resto de la poblaci¨®n el IRPF baja del 30% al 25%. Como muestra de solidaridad el presidente se ha comprometido a hacer una rebaja del salario en todo el Ejecutivo, con la mayor reducci¨®n para ¨¦l mismo y el vicepresidente, que recortar¨¢n en un 80% su sueldo. Adem¨¢s, para intentar reducir el uso de dinero f¨ªsico el presidente ha acordado con Safaricom, el principal proveedor m¨®vil, eliminar las comisiones por transacciones por debajo de los 10 euros y duplicar el l¨ªmite de transacciones diario con M-Pesa, el popular servicio de env¨ªo de dinero m¨®vil.
La incertidumbre se cierne sobre Kenia. El coronavirus se extiende por el mundo y en Nairobi todos tienen miedo, a su manera, de la expansi¨®n de la pandemia. En algunas zonas de la ciudad algunos temen no poder pagar el alquiler o no encontrar trabajo, mientras que en otras no saben si podr¨¢n comer ma?ana.
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