Lecciones para la pr¨®xima epidemia
Los autores, m¨¦dicos, reflexionan sobre c¨®mo la historia de la humanidad es la historia de sus pandemias. Y c¨®mo, entre el dolor del cuerpo y el sufrimiento del esp¨ªritu, debemos intentar salir reforzados de esta tr¨¢gica situaci¨®n
Como tantos otros m¨¦dicos, vivimos en primera persona el cataclismo que supone una epidemia como la actual. Esta nueva pandemia est¨¢ causada por un virus que a finales de marzo de 2020 ya ha acabado con la vida de miles de personas. Su final a¨²n no se vislumbra. Sabemos que naci¨® en un mercado de una urbe donde confluyen los r¨ªos Yangts¨¦ y Han, pero todav¨ªa no sabemos c¨®mo atacarlo espec¨ªficamente. En muchos casos, cuando la infecci¨®n ha producido s¨ªntomas, la enfermedad y su transmisi¨®n va muy por delante de nosotros. La posible vacuna es, hoy por hoy, solo una quimera que se har¨¢ realidad en no menos de un a?o.
Ante esta crisis humana, sanitaria, social, econ¨®mica y probablemente pol¨ªtica, asistimos a actitudes verdaderamente altruistas. Sabemos bien que el ser humano puede ser capaz de lo mejor y de lo peor, y como ya afirm¨® Albert Camus, hoy podemos corroborar que hay en los hombres m¨¢s cosas dignas de admiraci¨®n que de desprecio.
?Qui¨¦n es indiferente al sufrimiento? Recorremos ahora los silenciosos pasillos de un hospital repleto, valorando pacientes ¡ªestables unos, gravemente enfermos otros¡ª sabiendo que algunos, afortunadamente los menos, fallecer¨¢n acompa?ados tan solo por el personal sanitario y en ausencia de sus seres queridos. En estos d¨ªas hemos informado a familiares al otro lado del tel¨¦fono que, impotentes, tratan de encajar la informaci¨®n recibida por quienes atienden a su ser m¨¢s querido, sin la posibilidad de verlo a diario ni disfrutar de un tiempo largo, infinito, para poder despedirse. Es terrible esta soledad de los de dentro y ese dolor de los de fuera. Ninguno somos impermeables al dolor del cuerpo ni al sufrimiento del esp¨ªritu. Pero, a pesar de todo, creemos que debemos intentar salir reforzados de esta tr¨¢gica situaci¨®n.
Hemos visto a colegas, enfermeros, auxiliares, celadores y a personal de limpieza trabajar sin descanso, sin mirar el reloj ni el calendario, sin pensar en recompensas ni remuneraciones, sin expresar una queja, siempre con una sonrisa y una palabra amable, siempre disponibles y al servicio de los pacientes y los compa?eros; hemos visto c¨®mo taxistas admirables han trasladado a enfermos sin recursos; c¨®mo mercados y restaurantes nos han regalado generosamente alimentos a hospitales y residencias; c¨®mo soldados han llevado las bolsas de la compra de ancianos; c¨®mo algunos empresarios donan material sanitario o se esfuerzan a su costa en mantener las plantillas. En definitiva, hemos visto actitudes rayanas en lo heroico.
La Historia de la humanidad es la historia de sus epidemias. Algunas cifras abruman: 300 millones de muertos en sucesivas epidemias de viruela, hoy erradicada; no menos de 200 millones por sarampi¨®n, que ser¨ªa una reliquia en Occidente si no fuera por movimientos antivacunas tan insensatos como irresponsables; 100 millones de muertos por la peste bub¨®nica, que a¨²n en 2017 produjo 1.800 casos en Madagascar; incalculables por fiebre amarilla, que en 2013 seg¨® la vida a m¨¢s de 50.000 personas y en el futuro seguir¨¢ haci¨¦ndolo en ?frica y? Sudam¨¦rica; m¨¢s de 50 millones de muertos por la gripe de 1918, 15 millones de ellas en la India y 300.000 en Espa?a; los m¨¢s de 35 millones hasta hoy debidos al Sida; innumerables muertes por c¨®lera, que desde 2018 ha afectado a m¨¢s de un mill¨®n de personas en Yemen, sumido en una guerra terrible; los m¨¢s de cinco millones de muertos (10.000 en Espa?a) por la gripe asi¨¢tica de 1957 o los dos millones por la gripe de Hong Kong de 1968; y los incontables por los virus del dengue o el ¨¦bola, entre otros.
Como suele pasar, saber mucho de los virus es demasiado poco al lado de la cama de un enfermo
Hoy vivimos otra pandemia producida por un virus. Sabemos mucho de ellos. Conocemos su estructura y su manera de infectarnos, sabemos c¨®mo utilizan las c¨¦lulas para replicarse en ellas y c¨®mo reaccionan estas al ser infectadas. Los clasificamos en funci¨®n de su material gen¨¦tico en virus ADN y ARN, mono o bicatenarios, y sabemos por qu¨¦ los virus ARN mutan con facilidad, saltando entre especies, de animales al hombre. Aves, cerdos, dromedarios, murci¨¦lagos, chimpanc¨¦s, pangolines y qui¨¦n sabe cu¨¢ntos otros, son reservorios de virus diferentes y potencialmente peligrosos. Y vemos sus efectos: unas veces inapreciables, delet¨¦reos en otras. Tenemos vacunas para algunos (varicela, herpes z¨®ster, sarampi¨®n, hepatitis A y B, poliomielitis, fiebre amarilla); otras est¨¢n en camino (dengue, ¨¦bola, Marburg, herpes simple) y a otras ni se las espera. Y disponemos de tratamientos eficaces frente a algunos, como el VIH. Pero, como suele pasar, saber mucho es demasiado poco al lado de la cama de un enfermo.
Ojal¨¢ que de esta crisis todos aprendamos las lecciones que sin duda surgir¨¢n de ella. Por ejemplo, tener preparados planes de actuaci¨®n frente otras pandemias, de tal forma que haya un liderazgo y una log¨ªstica adecuada que consiga que todo lo necesario llegue con equidad a todos los rincones del pa¨ªs y del planeta. Igualmente, que seamos capaces de entender que los recursos invertidos en investigaci¨®n son m¨¢s importantes que los gastados en fiestas y banalidades. Tambi¨¦n aprenderemos c¨®mo evitar que m¨¢s del 12% del personal sanitario y un porcentaje indeterminado de miembros de las fuerzas de seguridad se infecte por el virus; c¨®mo garantizar el suministro del material de protecci¨®n a unos y otros; c¨®mo prevenir el contagio de la poblaci¨®n; o c¨®mo desarrollar la investigaci¨®n para saber m¨¢s de los virus y conseguir f¨¢rmacos nuevos y eficaces contra ellos.
En este momento convendr¨ªa recordar unas palabras de D. Santiago Ram¨®n y Cajal que nos deben servir de aliento: "Miremos hacia delante alentados por la fe robusta en la virtud redentora del trabajo¡ Huyamos del pesimismo como de virus mortal¡ El dolor mismo nos ser¨¢ ¨²til, porque el dolor es el gran educador de almas y creador de energ¨ªas".
Laura Prieto P¨¦rez y Miguel G¨®rgolas. Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid.
La Red de Expertos Planeta Futuro est¨¢ abierta al an¨¢lisis y el debate sobre tem¨¢s de la Agenda2030 por parte de investigadores, acad¨¦micos, pol¨ªticos, representantes de ONG, y un largo etc¨¦tera. Las opiniones vertidas en los art¨ªculos son responsabilidad de los autores.
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