Pasar la cuarentena en plena calle
El coronavirus puede hacer estragos en los barrios m¨¢s pobres de Manila, la capital de Filipinas, pero los vecinos est¨¢n m¨¢s preocupados por no morirse de hambre. El presidente Duterte ha ordenado tirar a matar a quien desobedezca
En las barriadas pobres de?Manila la vida se hace en la calle. Las diminutas chabolas, api?adas y apretadas, albergan familias numerosas en espacios m¨ªnimos y asfixiantes de escasos metros cuadrados, donde el calor del tr¨®pico suele ser insoportable. La calle es una extensi¨®n de su vivienda. En ella se ba?an, cocinan, lavan los platos, juegan, pasan el rato o velan a sus muertos. Las casas se usan solo para dormir, hacinados en improvisados camastros o, directamente, en el suelo. A veces, el espacio es tan limitado que tienen que dormir por turnos.
En toda el ¨¢rea metropolitana de Manila, unos cinco millones de personas viven en estos asentamientos informales ¡ªconocidos como slums¡ª o directamente en la calle. Para ellos la consigna de ¡°yo me quedo en casa¡±, como medida primordial para enfrentarse a la expansi¨®n de la Covid-19, es imposible de cumplir.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, orden¨® el pasado 17 de marzo el cierre por tierra, mar y aire de la isla de Luz¨®n ¨C¡ªla mayor del pa¨ªs y enclave de Manila ¨C¡ª y puso en estricta cuarentena a m¨¢s de 57 millones de personas. Se suspendieron las clases, el trabajo, el transporte p¨²blico y se cerraron todos los establecimientos, a excepci¨®n de mercados y farmacias. La polic¨ªa y el ej¨¦rcito est¨¢n en las calles para hacer cumplir estrictamente el confinamiento y el toque de queda. Pero no lo logran, es imposible mantener a la gente pobre dentro de esas cajas de zapatos. As¨ª, la ¨²ltima medida del presidente ha sido ordenar a las fuerzas de la ley que disparen a matar a aquellas personas que violen los requisitos de la cuarentena.
Los m¨¢s desfavorecidos son tambi¨¦n los m¨¢s vulnerables a las formas de represi¨®n bajo el estado de emergencia. En algunos distritos de la capital, las autoridades han obligado a permanecer horas sentados a pleno sol o han encerrado en jaulas de perros a los infractores, como castigo por violar las medidas de seguridad.
Calcula el l¨ªder comunitario Jeff Geronimo que en Delpan, un slum ubicado en el distrito de Binondo, viven m¨¢s de 7.000 personas en un enjambre de casuchas construidas con chapas de madera o metal, sin ba?o ni cocina, pegadas entre si como una colmena. Sin la posibilidad de cumplir con los requisitos de distancia social o de higiene personal, el riesgo de propagaci¨®n del virus es enorme. En Manila la distancia social es un lujo que solo es pueden permitir las clases medias, o altas. Los pobres pasan a ser los principales candidatos a contraer la Covid-19. A d¨ªa de hoy hay 3.500 infectados y 152 muertos por el virus en el pa¨ªs.
¡°Me preocupa que nos podamos contagiar, es dif¨ªcil de controlar. Por suerte no tenemos ning¨²n caso confirmado en la comunidad¡± dice Angelina Domingo, de 18 a?os. Domingo vive con sus padres, dos hermanos peque?os y su hija, una beb¨¦ de meses, en una diminuta chabola de madera, sin agua potable ni saneamiento, como ocurre en casi todas las viviendas de estos suburbios. Aqu¨ª, los habitantes viven al d¨ªa, se mueven en la econom¨ªa informal y la mayor¨ªa no ha pisado un hospital en su vida.
El precario sistema de salud de Filipinas ya est¨¢ desbordado por la epidemia de la Covid-19 y se sospecha que miles de casos permanecen sin detectar por falta de medios. Menos del 1% de la poblaci¨®n del pa¨ªs ha sido sometida a pruebas de diagn¨®stico, lo que convierte al coronavirus en una amenaza invisible para la mayor¨ªa de los filipinos, especialmente en los slums.
El jefe comunitario Jeff Geronimo cuenta lo complicado que es para sus vecinos acatar el confinamiento. ¡°Es imposible realizar dentro todas las tareas del hogar, tienen que salir. Adem¨¢s las casas aqu¨ª est¨¢n pegadas las unas a las otras y es imposible poder mantener los requisitos de distancia social¡±, explica.
Cerca de 2,5 millones de manile?os viven en asentamientos informales, mientras que 3,1 millones no tienen hogar
Como todos los barrios de Manila, Delpan permanece cerrado, custodiado por l¨ªderes vecinales que solo permiten salir a ciertas horas del d¨ªa a una persona por hogar ¡ªdebe estar autorizada y se han impreso pases para eso¡ª para comprar lo necesario para toda la familia.
En lugares como Delpan, las familias buscan su sustento d¨ªa a d¨ªa. Con la actividad econ¨®mica paralizada por la cuarentena, ¡°muchos de los hombres de ese barrio, que encontraban trabajos temporales en el puerto cercano, se han quedado temporalmente en el paro¡± explica Jeny, de 26 a?os, sobre la situaci¨®n que afecta a su esposo.
Metro Manila, centro de la vida pol¨ªtica, cultural y econ¨®mica de Filipinas, es una de las ciudades m¨¢s densamente pobladas del mundo, superando a Nueva Delhi, Par¨ªs o Tokio. En ella viven m¨¢s de 13 millones de personas. Tambi¨¦n est¨¢ entre las primeras si hablamos de concentraci¨®n de la pobreza: cerca de 2,5 millones de manile?os viven en asentamientos informales, mientras que 3,1 millones no tienen hogar, seg¨²n un reciente informe de la fundaci¨®n UrbanisMO.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno filipino para contener el avance de la epidemia, es muy probable que Metro Manila, epicentro del brote, se vea afectada por una oleada de casos en las pr¨®ximas semanas, algo para lo que la ciudad no est¨¢ preparada. Seg¨²n datos publicados por el Instituto Asi¨¢tico de Gesti¨®n, unos cient¨ªficos filipinos estimaron en 26.000 los casos de Covid-19 en el pa¨ªs a fines de marzo, la mayor¨ªa en Manila. Tambi¨¦n se concentra aqu¨ª el n¨²mero de fallecidos.
En Divisoria, distrito de Tondo, famoso por ser uno de los mayores mercados callejeros del mundo, miles de personas subsisten en las calles, entre desechos de comida podrida en condiciones de miseria extrema. Aqu¨ª tambi¨¦n las autoridades controlan las entradas y salidas buscando frenar contagios.
¡°No tengo trabajo con la cuarentena¡± cuenta Alonto M. Mastura, conductor de un triciclo que opera en Divisoria, ¡°Se han restringido tanto los movimientos de la gente que casi no hay clientes¡±, lamenta a la salida del mercado a primera hora de la ma?ana, cuando aprovecha para rascar alg¨²n pasajero que como ¨¦l tenga un pase para poder salir de casa e ir al mercado.
Aunque el coronavirus podr¨ªa hacer estragos en los suburbios¡ªdonde algo tan simple como lavarse las manos con frecuencia es un lujo¡ª para la mayor¨ªa es dif¨ªcil dimensionar la amenaza de ese enemigo invisible cuando est¨¢n m¨¢s preocupados por no morirse de hambre.
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