La ruina de los trabajadores aut¨®nomos africanos contada por ellos mismos
La covid-19 se llevar¨¢ por delante al menos 20 millones de empleos en el continente. Varios emprendedores de diversos pa¨ªses nos cuentan c¨®mo les ha cambiado la vida y cu¨¢les son sus miedos
Nunca han protagonizado noticias sobre hambrientos o pobres. Como mucho, las han le¨ªdo en sus tel¨¦fonos m¨®viles o las han visto por televisi¨®n en casa. Pero el nuevo coronavirus le ha dado la vuelta a sus vidas y se han convertido, sin quererlo, en ejemplos con nombre y apellidos de aquellos que forman el grueso de los trabajadores informales, por cuenta propia, aut¨®nomos, emprendedores y peque?os empresarios de ?frica. Esos a los que los Gobiernos, los organismos internacionales importantes y los medios de comunicaci¨®n se refieren cuando mencionan el da?o que las restricciones para contener la covid-19 pueden causar a los bolsillos y medios de vida de millones de personas.
En ?frica, la situaci¨®n es compleja porque la mayor¨ªa de sus habitantes est¨¢ empleado en el sector informal: son un 85% de los trabajadores de una poblaci¨®n de 1.300 millones de personas que viven al d¨ªa, con lo que ganan aqu¨ª y all¨¢, que no pueden permitirse ahorrar, ni comprar para dos semanas de cuarentena, y que residen en pa¨ªses donde ¡ªsalvo excepciones¡ª no existe Seguridad Social, ni prestaciones por desempleo. A esto hay que sumar dificultades anteriores como los efectos del cambio clim¨¢tico, los conflictos y el dif¨ªcil acceso a zonas remotas.
En pa¨ªses de ?frica Subsahariana como Senegal, Ghana, Sud¨¢frica, Kenia y Zimbabue, ese problema ya ha estallado de lleno. "No estamos hablando de asalariados; son personas que dependen de realizar actividades diarias con las que obtienen ingresos para satisfacer sus necesidades las de su familia", describe mediante v¨ªdeo llamada Abebe Haile-Gabriel, subdirector General de la Agencia de la ONU para la Agricultura y Alimentaci¨®n (FAO) y representante regional para ?frica. Las previsiones de la Uni¨®n Africana son pesimistas: calculan que la epidemia puede costar hasta 20 millones de empleos, la econom¨ªa caer¨¢ hasta un 1,1% y los gobiernos africanos pueden perder hasta un 30% de sus ingresos fiscales, estimados en 500 mil millones en 2019. Estos datos brutos se traducen en problemas y temores concretos para personas como Lizzy, Benedict, Mophethe, Moussa y Yasmeen, cinco africanos, cada uno de una esquina del continente, que han accedido a hablar con EL PA?S a pesar de que no est¨¢n en su mejor momento para explicar qu¨¦ les est¨¢ ocurriendo.
Kenia: Benedict Muindi, empresario en el sector hostelero
Benedict Muindi, de 27 a?os, comenz¨® a trabajar de chico para todo en un peque?o hotel de Nairobi y con el tiempo y los a?os se pas¨® al negocio del catering. No le ha ido mal, pero ahora se han cerrado fronteras y se ha impuesto un periodo de cuarentena en Kenia que ha echado por tierra los negocios tur¨ªsticos y relacionados con los eventos. Incluidos los suyos. "Casi todos los hoteles han cerrado, la situaci¨®n es terrible: no hay comida, no he pagado el alquiler...", se queja. Muindi vive con su esposa, ahora desempleada, y su hijo de tres a?os, pero piensa en mandarlos a casa de su madre, en el pueblo, si la situaci¨®n no mejora. Cree que all¨ª se las arreglar¨¢n mejor porque la vida es m¨¢s barata.
Ninguna de las medidas de apoyo anunciadas por el Gobierno se ha traducido en una ayuda real para Muindi. Por ahora, ¨¦l tiene que pensar en c¨®mo salir del apuro por s¨ª mismo, y para ello tiene un plan: "Quiero comprarme una motocicleta; aprovechando que tengo el carn¨¦ de conducir en regla quiero intentarlo como repartidor para tiendas y negocios peque?os", cuenta. El principal bache es que la inversi¨®n supone como m¨ªnimo 1.200 euros y ¨¦l tiene ahorrados unos cien. "Estoy buscando alg¨²n tipo de pr¨¦stamo, tengo que hacer algo diferente. Y si en la ciudad no me va bien, puedo hacerlo desde el campo, donde vive mi madre", conf¨ªa.
Situaci¨®n en Kenia
Kenia ha registrado 296 contagiados y 14 muertos hasta ahora. Cuando se informaba de los primeros casos, el presidente Uhuru Kenyatta impuso en Nairobi y otros tres condados, identificados como de alto riesgo, la prohibici¨®n de salir durante 21 d¨ªas, comenzando el 6 de abril. Poco antes decret¨® un toque de queda nocturno a partir de las siete de la tarde. Y tambi¨¦n se han aprobado ayudas: una reducci¨®n de la tasa del IVA del 16% al 14% y la eliminaci¨®n del impuesto sobre la renta de los trabajadores que ganan menos de 24.000 chelines, unos 225 euros, aunque esto a¨²n es una propuesta. El Banco Mundial ha anunciado que destinar¨¢ un fondo de emergencia de 50 millones de d¨®lares.
Zimbabue: Lizzy Jowo, comerciante con cuatro hijos en casa
Lizzy Jowo, de 37 a?os, acostumbraba a viajar por Mozambique, Sud¨¢frica y Zambia para irse de compras. Pero no para ella, sino para su negocio. Es importadora: adquiere telas, ropa y perfumes que luego vende en el mercado de su barrio, Hatcliffe Consortium, en el norte de Harare (Zimbabue). Ella y su familia son ahora un gran ejemplo de los damnificados por las medidas de restricci¨®n impuestas para tratar de contener la expansi¨®n del coronavirus. Con las fronteras cerradas y el periodo de cuarentena en vigor, Jowo no puede ganarse la vida. "No se nos permite ir al mercado donde suelo vender; se supone que tenemos que estar en casa y no puedo ganar dinero para alimentar a mi familia, para pagar las tasas escolares de mis hijos...", protesta. Esta mujer tiene cuatro v¨¢stagos de entre seis y 17 a?os, todos escolarizados, y un marido que es barbero y que no est¨¢ en mejor situaci¨®n que ella, porque tambi¨¦n es aut¨®nomo.
Por ahora, a Jowo no le ha llegado ninguna clase de ayuda. "No tengo ahorros, y no tengo ning¨²n plan, no tengo comida suficiente, y no s¨¦ c¨®mo va a acabar todo esto, pero espero que sea pronto y podamos volver a salir a trabajar. Por ahora, estamos sobreviviendo con lo que compr¨¦ antes de que empezara la cuarentena" dice, y antes de despedirse indica que prefiere no enviar su fotograf¨ªa. que declina enviarla. "?Podr¨ªa acabar en las redes sociales!", se excusa.
Situaci¨®n en Zimbabue
Zimbabue cuenta con 25 casos confirmados de coronavirus y tres muertos. Su precar¨ªsima situaci¨®n, inmerso en una honda crisis econ¨®mica y con un sistema sanitario muy d¨¦bil, llev¨® al Gobierno a decretar medidas como un periodo de confinamiento que empez¨® el 30 de marzo y sin fecha de fin en un pa¨ªs donde al menos el 80% de la poblaci¨®n se gana la vida en el sector informal.
Organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos est¨¢n brindando ayuda humanitaria no solo en el campo, sino en n¨²cleos urbanos empobrecidos. De hecho, esta organizaci¨®n de la ONU hizo recientemente un llamamiento: hacen falta 130 millones de d¨®lares, pues unos 7,7 millones de habitantes (la mitad del pa¨ªs) necesita ayuda despu¨¦s de la dura sequ¨ªa y los ciclones del a?o pasado. La inflaci¨®n, de un 540% en febrero, est¨¢ elevando tanto los precios de los alimentos b¨¢sicos que mayor¨ªa de los zimbabuenses se est¨¢n viendo obligados a comer menos y vender sus pertenencias o endeudarse para sobrevivir.
Sud¨¢frica: Mophethe Thebe, un productor sin clientes
"Estoy bien, tratando de sobrevivir y tomando cada d¨ªa como viene. Perdona por hablarte por Facebook, es que es gratis". As¨ª contesta Mophethe Thebe desde su casa en Johanesburgo, Sud¨¢frica. Lleva en cuarentena tres semanas muy duras porque su actividad laboral ha sido completamente interrumpida, y es tajante con la situaci¨®n en la que se ha visto inmerso de la noche a la ma?ana: "Esto es fren¨¦tico, ya no puedo mantenerme. Las cosas esenciales se han convertido en un lujo".
Thebe, de 36 a?os, es reportero, gu¨ªa de viajes y productor para periodistas y medios de comunicaci¨®n extranjeros cuando visitan Sud¨¢frica. Es un conseguidor de cualquier cosa que alguien pueda necesitar para llevar a buen t¨¦rmino un reportaje, un documental o una pel¨ªcula. Pero sus clientes se han marchado y sus proyectos se han cancelado. "Ten¨ªa que empezar a filmar con un canal de televisi¨®n franc¨¦s a principios de este mes, pero se ha suspendido", lamenta.
Ahora mismo est¨¢ viviendo en una habitaci¨®n de un piso compartido con otros dos inquilinos y una anciana casera, y cuenta con una mezcla de perplejidad y amargura que las cosas que antes estaban al alcance casi de cualquiera, ahora son dif¨ªciles de encontrar. "Alimentos, art¨ªculos de higiene y hasta datos para el m¨®vil para intentar conseguir algo de trabajo. Tengo que arriesgarme a enfrentarme cara a cara con la Polic¨ªa o el Ej¨¦rcito cuando quiero acudir a mis amigos para pedirles una comida o que me dejen usar el wifi", describe. Y no tiene ahorros, porque se le agotaron al pagar la nueva escuela de su hijo. Nadie pod¨ªa vaticinar la que se ven¨ªa encima.
Situaci¨®n en Sud¨¢frica
Sud¨¢frica es el pa¨ªs con m¨¢s casos registrados del continente: 3.465 y 58 muertos. El periodo de cuarentena inicial, de 21 d¨ªas, se ha extendido un mes m¨¢s, y hay penas de hasta 10 a?os de c¨¢rcel para quien se lo salte. El pa¨ªs ha cerrado sus fronteras salvo para permitir el paso de corredores humanitarios, los hospitales hacen acopio de respiradores, guantes y mascarillas, las autoridades han ordenador ayudas alimenticias y habitacionales a personas sin hogar y con bajos recursos, pero la necesidad sobrepasa los medios: ya antes del brote, el 29% de la poblaci¨®n estaba en paro, una de las tasas m¨¢s altas del mundo.
Senegal: Moussa Ndoye, obrero rascando trabajos en el barrio
"Lo estamos viviendo como todo el mundo, vemos las noticias y es verdad que hay menos casos que en Europa". Moussa Ndoye est¨¢ tranquilo. De momento. El coronavirus no ha golpeado a su barrio, Camberene, en los alrededores de la capital senegalesa, Dakar. Esto para ¨¦l tiene una ventaja primordial: aunque con dificultades, se puede trabajar. "Ahora es m¨¢s dif¨ªcil ir y venir porque han limitado los horarios y muchas empresas han cerrado, explica. Ndoye se refiere al toque de queda impuesto en el pa¨ªs hasta, al menos, el 3 de mayo: a partir de las ocho de la tarde y hasta las seis de la ma?ana nadie puede estar en la calle, comenta este obrero experimentado.
A Ndoye, de 39 a?os, no le contratan solo para poner un ladrillo sobre otro; ¨¦l emprende reformas integrales de viviendas, tanto si hay que a?adir una planta entera a una vivienda como rehabilitar un viejo edificio. Lleva toda su vida en el oficio, le conocen en el barrio y quiz¨¢, gracias a eso, a¨²n tiene de d¨®nde tirar. "Ahora trabajo justo detr¨¢s de mi casa, estoy arreglando la de un vecino que me ha contratado", cuenta a trav¨¦s de una video llamada de WhatsApp. "Estar¨¦ con ¨¦l hasta el fin de semana que viene", calcula. Luego, tendr¨¢ que esperar a dar con otra cosa, pero conf¨ªa en encontrarla pronto. "Creo que voy a poder coger la obra de otro vecino que me ha llamado".
Aunque el impacto del coronavirus est¨¢ siendo algo menor en Senegal, eso no quita para que sus habitantes no permanezcan alerta. "Estoy algo preocupado por lo que pasar¨¢ el mes que viene si no consigo trabajo, ya que el Gobierno habla de aumentar la cuarentena, pero parece que la gente se est¨¢ curando y la cosa mejora", dice Ndoye. Este hombre vive en pleno Camberene, un barrio donde muchas calles a¨²n son de arena en vez de asfalto y donde todos los residentes se conocen. En su amplia casa, de cuatro plantas levantadas con sus propias manos, viven ocho adultos y siete ni?os: ¨¦l, su esposa, su madre, sus hijos, hermanos, cu?adas, sobrinos... Todos siguen trabajando por ahora menos Medun, uno de sus hermanos, que es profesor. "Y como se han suspendido las clases, no tiene empleo y no cobra", afirma.
Los miembros de esta familia no han dudado a la hora de apoyar a otros vecinos que lo est¨¢n pasando peor y por eso han emprendido una campa?a desde Quartiere La 2, la asociaci¨®n que Ndoye preside. "Para ayudar a todo el mundo y comprar cosas que hagan falta". Tiene solo cinco meses de vida, pero con el dinero que han reunido sus miembros en ese tiempo han hecho una inversi¨®n: comprar e instalar grifos en varias esquinas del barrio "para que la gente se cuide, se lave las manos y haga bien las cosas", dice. Tambi¨¦n reparten pastillas de jab¨®n entre los vecinos y comercios abiertos.
Situaci¨®n en Senegal
La pandemia ha llegado a Senegal y de momento hay registrados 412 casos y cinco muertos. Aqu¨ª tambi¨¦n se ha establecido el estado de emergencia y, pese a que no se ha ordenado una cuarentena total, el pa¨ªs prev¨¦ da?os en su econom¨ªa, aunque no tan graves como otros. De hecho, el Banco Mundial calcula que su PIB ser¨¢ de los pocos que crezca un poco en 2020, hasta un 3%. Pero, aun as¨ª, fue de los primeros en pedir ayuda internacional, y tambi¨¦n ha sido de los primeros en obtener respuesta: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial van a destinar sendos fondos de emergencia. El primero enviar¨¢ 442 millones de d¨®lares y el segundo, otros 20 millones.
Ghana: Yasmeen Helwani, preocupada por decenas de artesanos
Yasmeen Helwani es una mujer multitarea de 37 a?os, empresaria, cantante, artesana, madre de dos cr¨ªos y activista por el medio ambiente. Ha estado un mes encerrada en casa, como todos los ghaneses, y aunque se acaba de levantar el confinamiento, como todas las actividades y reuniones siguen prohibidas, ni ensayar puede con su banda de m¨²sica. A¨²n as¨ª, su actividad fren¨¦tica no cesa ni en tiempos de pandemia. "Perdona que haya tardado en contestar, estoy tratando de organizarme en casa con los ni?os y todo", saluda a trav¨¦s de WhattsApp. Lo que s¨ª se ha detenido son sus ingresos, pues esta emprendedora organiza desde hace diez a?os un mercado al aire libre de artesan¨ªa, alimentos saludables y productos ecol¨®gicos en Accra, la capital de Ghana. "Por desgracia, la covid-19 nos ha afectado muy severamente porque durante el mes pasado no he podido organizar el mercadillo; hice un evento virtual, pero fue muy estresante, ?a¨²n estoy tratando de recuperarme! ¡ªexclama¡ª. Tuve que lidiar con muchos env¨ªos de productos de distintos vendedores y, bajo las condiciones de cuarentena en las que estamos, no fue nada f¨¢cil".
Green Butterfly es la empresa que Helwani fund¨® hace una d¨¦cada, al regresar a su pa¨ªs despu¨¦s de una estancia en Canad¨¢. "Quer¨ªa contribuir al desarrollo socioecon¨®mico de mi comunidad y me interesaba mucho el trabajo de los artesanos y artistas a peque?a escala", cuenta esta aut¨®noma. Hoy en d¨ªa, el negocio tiene el ¨¦xito suficiente para que varias decenas de creadores vivan de ¨¦l. "Mucha gente hace dinero en las fechas del mercado; la mayor¨ªa somos familias con peque?os negocios y con hijos, y este es el medio gracias al que nos mantenemos", comenta. Ella participa tambi¨¦n como comerciante: fabrica jabones y productos de ba?o ecol¨®gicos, y ahora que no puede salir de casa, est¨¢ pensando en desarrollar m¨¢s esta faceta suya hasta que la situaci¨®n mejore y pueda empezar de nuevo, dado que sus productos s¨ª que pueden ser muy necesarios en este momento. "Ahora que el virus est¨¢ aqu¨ª, es importante que nos mantengamos lo m¨¢s limpios posible. Espero que las restricciones se suavicen pronto porque ahora es muy dif¨ªcil moverse y realizar cualquier env¨ªo", comenta.??
Situaci¨®n en Ghana
Ghana entr¨® cuarentena a mediados de marzo y el 19 de abril el Gobierno anunci¨® el fin del confinamiento, aunque otras restricciones siguen vigentes y eso impide la reactivaci¨®n de la actividad laboral: colegios, universidades, bares, discotecas permanecen cerrados, y se han suspendido todas las conferencias, talleres, eventos deportivos, manifestaciones y entierros en el caso de que haya m¨¢s de 25 asistentes.
Este pa¨ªs del Golfo de Guinea, con unos 30 millones de habitantes, ha registrado por ahora 1.042 casos y nueve muertes. El presidente Akufo-Addo ha declarado que el Gobierno cubrir¨¢ todas las facturas de electricidad de los m¨¢s pobres y el 50% para el resto de ciudadanos y para empresas durante tres meses.
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