¡®28 d¨ªas despu¨¦s¡¯ | Cuarta semana de cuarentena infantil o c¨®mo convivir con ni?os cada d¨ªa m¨¢s asalvajados
Tras un mes de confinamiento, muchos progenitores hemos alcanzado ya la fase que los cient¨ªficos denominan ¡°estar hasta las narices de todo¡±
Qu¨¦ lejano parece ya ese correo del colegio diciendo que se iban a acabar las clases hasta nuevo aviso. 28 d¨ªas despu¨¦s, con las calles vac¨ªas y a¨²n en estado de alarma, los padres confinados con hijos vagamos por nuestros pisos con el cerebro vac¨ªo de un zombi.
Por supuesto, pasar m¨¢s tiempo en familia y ponernos al d¨ªa con lecturas y series eran los t¨ªpicos prop¨®sitos de cualquier a?o nuevo, pero as¨ª todos de golpe y a todas horas acaban por saturar un poquillo.
Y tras un mes de confinamiento, muchos progenitores hemos alcanzado ya la fase que los cient¨ªficos denominan ¡°estar hasta las narices de todo¡±.
Pese al ubicuo ¡°todo ir¨¢ bien¡±, y por supuesto sin compararnos nunca con la dura situaci¨®n de los miles de afectados por salud o por la p¨¦rdida de alguien querido, mantener los ¨¢nimos, la productividad y una rutina educativa para los cr¨ªos¡ cuesta.
Y es que en la realidad nos faltan los filtros de los influencers siempre felices que siempre tienen respuestas optimistas.
Todos mis amigos coinciden porque el fen¨®meno es global: los ni?os estaban disfrutando con estas vacaciones forzosas, pero esta semana se est¨¢n asalvajando.
Realmente tiene mucho m¨¦rito aguantar encerrados como est¨¢n, eso siempre lo valoraremos, pero ahora ya est¨¢n hartos de videollamadas y de propuestas l¨²dicas. Y se han acostumbrado tanto a la atenci¨®n plena que ahora se vuelven exigentes y algo maleducados si dejamos de hacerles caso.
Eso s¨ª, como la cosa va para largo (sobre todo si los insensatos se relajan, como se ve cada vez m¨¢s estos d¨ªas), hemos cambiado de ritmo para encarar cada d¨ªa sin agobiarnos m¨¢s de lo necesario.
Por ejemplo, las llamadas las estamos reduciendo y dosificando, porque con la tonter¨ªa parec¨ªamos estrellas de Hollywood haciendo promo en un hotel, repitiendo las mismas respuestas una y otra vez. Si no salimos de casa, tampoco hay mucha novedad para contar. (Y con cada chat de video, la ni?a nos contraprogramaba, haciendo ruido, preguntas o y¨¦ndose a otra habitaci¨®n).
Tambi¨¦n nos hemos relajado con el horario escolar que nos serv¨ªa de rutina, porque se nos empiezan a acabar las ideas, las cartulinas y las gomas Eva (que hace un mes no sab¨ªa ni que exist¨ªan).
Y ya puestos, termino confesando que muchos videos que recibo en m¨²ltiples grupos de WhatsApp los borro directamente asumiendo que no me interesar¨¢n nada.
A diferencia de los que han pillado el coche para irse ahora de vacaciones o de los cerdos que siguen tirando los guantes usados a la calle, nosotros seguimos qued¨¢ndonos en casa. Intento no pensar que ya habr¨ªamos ido un par de d¨ªas a una casa rural, que disfrutar¨ªamos con toda la familia de la Semana Santa y que el lunes podr¨ªa picar trocitos de la mona de mi hija sin que se notara mucho. Pero al menos hace un mes que no tengo que planchar ninguna camisa.
En fin, que feliz Pascua y a resistir.
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