Lecciones del sabio virus
Ninguna
Hace unos d¨ªas, el periodista Nacho Carretero public¨® en Twitter una foto del cielo de Madrid. Era un cielo tan azul y limpio que al fondo se pod¨ªan ver las cumbres nevadas de la sierra. Era algo a¨²n peor: una foto bella. Ya saben que entre tanta muerte y tanto dolor, la belleza siempre produce ¡°una cierta cosa extra?a¡±, que es lo que dijo Pla a P¨¢niker con la misma soltura que un Meursault: ¡°Mi madre muri¨® hace 15 d¨ªas, y esto, claro, siempre produce una cierta cosa extra?a¡±. A Carretero le dijeron que la foto no ven¨ªa a cuento y ¨¦l tuvo que explicar que su posici¨®n editorial respecto a su propia foto no era la de mantener ese cielo limpio ¡°cueste lo que cueste¡±. Hay pocas cosas m¨¢s period¨ªsticas que contar, en tu perfil sobre un asesino en serie, que el hombre promov¨ªa la caridad, defend¨ªa a los m¨¢s d¨¦biles y ayudaba a cruzar la acera a los ciegos. De ah¨ª a titular Un gran hombre querido por todos hay un trecho, del mismo modo que se puede decir que un mundo sin contaminaci¨®n es un mundo mucho m¨¢s bello y m¨¢s limpio, pues como el mundo se ha vaciado de gente, el aire se ha vaciado de mierda, sin que eso signifique que la noticia m¨¢s importante de la Covid-19 sea el paisaje, ni que haya que programar m¨¢s pandemias.
Al menos todav¨ªa no estamos tan acostumbrados a la contaminaci¨®n como para salir a la calle, ver el cielo tan claro y que se nos doblen las rodillas de miedo, del mismo modo que hay belleza en una playa vac¨ªa un d¨ªa de sol, pero si te dicen que ese d¨ªa de sol es el 18 de julio de 1936 la belleza se convierte en terror, como sabe Manuel Rivas.
Y sin embargo, poco a poco y sin darnos cuenta, el virus ha tra¨ªdo consigo un fen¨®meno inesperado: lecciones. Se supone que, si lo sobrevivimos, hay que aprender de ¨¦l. Lecciones a partir de peque?as noticias positivas que, reunidas, nos dan la oportunidad de cambiar: no era un virus, era un coach. Hasta Ricardo Dar¨ªn se ha sumado al decir que la econom¨ªa se tambalea porque consumimos cosas que no necesitamos, como si estrictamente necesit¨¢semos algo m¨¢s que agua, techo y pan. Qu¨¦ econom¨ªa se tambalea, ?la de Amazon, especialista en productos de primera necesidad? ?Por qu¨¦ no vamos a poder disfrutar de lo que no necesitamos, pero nos apetece disfrutar o aspirar a disfrutarlo?
M¨¢s all¨¢ de esto, lo cierto es que desde los primeros d¨ªas se produjo una especie de movimiento terap¨¦utico que ven¨ªa a contextualizar el virus, con lo que eso supone, cuando no directamente descargarlo de responsabilidad, que por supuesto era nuestra.
Y as¨ª, el virus lo mismo nos mata o nos encierra en casa que nos ense?a cosas de la Tierra, expresa la c¨®lera de Dios, nos habla de nuestro estilo de vida, nos se?ala la econom¨ªa, nos reorganiza como sociedad, nos ha salido ecofriendly y promueve ahorro de energ¨ªa, es un virus anticapi y, al mismo tiempo, un virus facha que le dice al feminismo las ¨²nicas prioridades sociales: las pandemias, los meteoritos y los terremotos. Un virus que, en esta carrera enloquecida de desencriptadores ideol¨®gicos, har¨¢ campa?a electoral en las pr¨®ximas generales para contarnos lo que debemos hacer para que no vuelva, como cuando ETA nos se?alaba, generosa, el camino de la paz.
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