Ocho lugares donde contribuir a la causa sin poner el pie fuera de casa
Dinero, ropa, zapatos y ordenadores para combatir la covid-19 y sus efectos indeseados
El miedo nos repliega sobre nosotros mismos y provoca que no solo nos encerremos en casa temerosos casi de la sombra del vecino sino tambi¨¦n nos tienta a someternos a un autoencierro m¨¢s severo, el que limita nuestra preocupaci¨®n exclusivamente a nuestra peque?a vida intramuros. El miedo hace, por ejemplo, que desaparezca la harina de los supermercados. Ante el impulso de acaparar nada mejor que abrir la mano con largueza. ?Y si este es un tiempo para compartir y para dar a pesar de las limitaciones f¨ªsicas?
En Francia, la Polic¨ªa ha tenido que dar¡ la voz de alarma. El tel¨¦fono de emergencias, han recordado, no est¨¢ all¨ª para que cada uno denuncie al hijo del vecino porque en vez de salir a por el pan una sola vez al d¨ªa se dedica a pasear al perro cuatro, cinco y hasta seis veces en menos de 24 horas.
Esta semana mi vecinita Ad¨¨le, de cuatro a?itos, se plant¨® delante de la puerta de casa. Yo estaba trabajando en el ordenador cuando mi hijo mayor me avis¨®, con cara de alarma, de que ten¨ªa que apresurarme. Corr¨ª hacia la puerta de casa temi¨¦ndome lo peor, claro est¨¢. Ad¨¨le esperaba pacientemente mi llegada para agasajarme con una maceta y sus correspondientes flores, todo ello de cart¨®n de mil colores.
Decid¨ª vengarme de la atenci¨®n inesperada de mis vecinos. Me dije que en casa deb¨ªa contar con trastos y enseres que podr¨ªan hacer feliz a una ni?a peque?a. Me hice con una bolsa de tela y all¨ª fui metiendo de todo: unas calcoman¨ªas perdidas en un caj¨®n, un abanico de merchandising, un par de pendientes que me tocaron en una t¨®mbola, dos libritos¡ ?Y si el vecino fuera el objeto primero y m¨¢s directo de nuestra donaci¨®n y no de nuestra delaci¨®n? En realidad somos mucho m¨¢s ricos de lo que pensamos y con una chorrada, como una maceta de cart¨®n, podemos alegrar el d¨ªa al pr¨®jimo en vez de agri¨¢rselo haciendo que un polic¨ªa se plante ante su puerta, con cara de pocos amigos y no para obsequiarlo precisamente con un regalo.
?Por qu¨¦ no alegrarle el d¨ªa a ese vecino global que adem¨¢s est¨¢ pas¨¢ndolo mal?
La tecnolog¨ªa hoy en d¨ªa permite que el vecino sea, en realidad, cualquier persona o instituci¨®n por lejos que se encuentre. ?Por qu¨¦ no alegrarle el d¨ªa a ese vecino global que adem¨¢s est¨¢ pas¨¢ndolo mal? En otras palabras ?por qu¨¦ no hacer una donaci¨®n, de dinero en este caso, para los hospitales o los centros de investigaci¨®n que est¨¢n en el frente de la batalla contra el coronavirus? Se puede donar por ejemplo para ayudar al hospital de La Paz, en Madrid, o directamente a la Comunidad de Madrid, al Hospital Cl¨ªnic de Barcelona o si, se quiere, se puede contribuir a financiar el trabajo cient¨ªfico del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) en relaci¨®n con la pandemia.
En Catalu?a acaba de nacer el Fons Cooperatiu per a l¡¯Emerg¨¨ncia Social i Sanit¨¤ria, creado por la red de la Economia Social i Solid¨¤ria (XES) con el objetivo de recaudar fondos en un primer momento para financiar 25 iniciativas solidarias que aportan soluciones directas a la emergencia sanitaria. Cuando escribo estas l¨ªneas han conseguido m¨¢s de 11.000 euros y todav¨ªa les quedan 16 d¨ªas para seguir sumando. Por si te interesa ampliar horizontes, Unicef, por su parte, ha abierto una l¨ªnea de captaci¨®n para abastecer los hospitales de material sanitario. Los espa?oles y los del resto del mundo.
Quiz¨¢ querr¨ªas poder contribuir con tu bolsillo, pero no est¨¢ el horno para bollos. Siempre puedes donar otras cosas. Por ejemplo, el poder de tu ordenador. Folding@home es un proyecto, promovido por la Universidad de Stanford, de computaci¨®n distribuida, colaborativo, dise?ado para utilizar los recursos de ordenadores privados para investigar las enfermedades y ahora en concreto el covid-19. La iniciativa recupera algo de la energ¨ªa y de la capacidad de proceso de los equipos inform¨¢ticos cuando no se utilizan. Basta con tener el ordenador encendido y conectado con Folding@home para participar.
Las empresas privadas tambi¨¦n est¨¢n aportando su granito de arena. El Ganso, por ejemplo, te propone tambi¨¦n ayudar en esta guerra simplemente haciendo limpieza de tu armario. Puesto que disponemos de tiempo ?por qu¨¦ no deshacernos de esas piezas de ropa y calzado que ya no nos interesan y que ocupan espacio? Tan pronto como las tiendas f¨ªsicas de El Ganso en Espa?a y Portugal reabran sus puertas, podr¨¢s donarles todo ese excedente y a cambio te ofrecer¨¢n un descuento de hasta un 50% en tu pr¨®xima compra. La firma, a su vez, entregar¨¢ las donaciones a Soles4souls, una ong estadounidense que redistribuye la ropa y los zapatos en pa¨ªses empobrecidos a trav¨¦s de microempresas.
Este tiempo de encierro f¨ªsico me impulsa a abrirme m¨¢s mentalmente. Si mi ventana se asoma solo sobre el jard¨ªn del vecino, mi mente viaja m¨¢s lejos: se solidariza con los enfermos y sus familiares del pa¨ªs que me acoge, Francia, y me uno a ellos, hablando en plata, con la donaci¨®n que hice la semana pasada a la Fondation de France. Separados pero unidos. Aislados pero juntos. No tengo muchas oportunidades de consumir pero s¨ª innumerables posibilidades de compartir, de manera f¨ªsica y virtual, todo lo que encierran mis cuatro paredes y de paso combatir, sin salir de mi cocina, el virus funesto.
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