El poder que cedes es poder que concedes
Al final, un simulacro de sentido com¨²n naturaliza lo que parec¨ªa intolerable: no nos hemos inmunizado contra ese otro virus, sino que lo hemos convertido en parte de nosotros
La pandemia permite que aceptemos una intervenci¨®n del Estado en nuestras vidas que no habr¨ªamos tolerado en condiciones normales. Cumplimos las restricciones y hablamos de pasaportes biol¨®gicos, de geolocalizaci¨®n, de cooperaci¨®n entre empresas y Gobiernos para seguir nuestros movimientos. A fin de cuentas, es por nuestro bien. Es comprensible, pero no est¨¢ de m¨¢s cierta cautela. El poder es invasivo y siempre asegura tener buenas intenciones: a veces hasta se lo cree. La autoridad en problemas busca cortinas de humo y chivos expiatorios. Se extiende: eso no aumenta su eficacia, pero le da cierta ilusi¨®n de control (y, con una alarma, tambi¨¦n los ciudadanos suelen pedir m¨¢s control).
En una emergencia, la autoridad puede proseguir su lucha sectaria con argumentos m¨¢s persuasivos e instrumentos m¨¢s contundentes. La excepcionalidad facilita suspender mecanismos de fiscalizaci¨®n y profundizar en la degradaci¨®n institucional: se paraliza la ley de transparencia, hay opacidad en las contrataciones. Discutimos sobre los bulos: un debate importante sobre informaci¨®n, libertad de expresi¨®n y transformaci¨®n comunicativa se utiliza como maniobra de distracci¨®n con tintes iliberales. Un ministro firma una denuncia contra un partido por calumnias, injurias e incitaci¨®n al odio hacia otro partido. El CIS, que ha dilapidado su prestigio, plantea posibilidades anticonstitucionales e introduce escenarios que impulsan la agenda del Gobierno. Se ha sancionado a gente por hacer cosas que no est¨¢n prohibidas por la ley. El ministro del Interior ha anunciado la monitorizaci¨®n de las redes sociales para buscar discursos peligrosos y la investigaci¨®n de un expresidente por saltarse el confinamiento. Seg¨²n una directriz ministerial, los ciudadanos deben aceptar las denuncias por infringir las reglas del encierro con actitud resignada: ¡°La mera inobservancia de las disposiciones del Gobierno¡± ser¨ªa desobediencia. Entretanto, Pablo Iglesias propaga bulos en Twitter el martes, y el jueves pide medidas contra las fake news (de los otros) en televisi¨®n.
El poder que cedes es poder que concedes, dice el polit¨®logo John Keane, y el poder al que renuncias no se recupera con facilidad. Lo que se admite en una situaci¨®n excepcional se convierte en una nueva normalidad. Al final, un simulacro de sentido com¨²n naturaliza lo que parec¨ªa intolerable: no nos hemos inmunizado contra ese otro virus, sino que lo hemos convertido en parte de nosotros. @gascondaniel
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