Ensayo general antes de la cat¨¢strofe
El coronavirus nos ha llegado como un aviso, quiz¨¢s el ¨²ltimo, antes del desastre clim¨¢tico global que nos aguarda
Cuesta aceptar que de una calamidad surja una oportunidad. Los fallecidos y los enfermos, la angustia y el miedo, los puestos de trabajo y la riqueza perdida, todo nos lleva a considerarla como un castigo sin remisi¨®n. Si nos levantamos de esta, todo ser¨¢ peor. Que nadie pretenda consolarnos con buenas palabras. Derramadas sobre las heridas, escuecen casi tanto como los dedos acusadores, los agravios y el resentimiento que circulan en todas direcciones. Por arriba: de Washington a Pek¨ªn, de Bruselas a Roma, de Barcelona a Madrid, y viceversa. Y por abajo: con los se?alamientos como infecciosos o como culpables, de profesiones y grupos sociales o ¨¦tnicos.
Y, sin embargo, lo es. Lamentablemente. Lo saben quienes buscan el provecho pol¨ªtico, para ganar elecciones, imponer sus ideas, e incluso establecer nuevas hegemon¨ªas, tanto en los mapas geopol¨ªticos como en los econ¨®micos y financieros. El hundimiento de las Bolsas es el gran momento de los saldos, cuando salen de compras grandes fortunas y fondos soberanos, de tanto peso en las autocracias. Suben las farmac¨¦uticas y las tecnol¨®gicas se relamen: al salir del confinamiento, el mundo entero ser¨¢ m¨¢s digital.
La pandemia es la primera crisis sanitaria global y la primera que tambi¨¦n se convierte en una recesi¨®n global. Cualquier t¨¦rmino comparativo se queda corto. No es una guerra, pero es mundial, y en ella la especie humana se ve atacada desde el interior de los cuerpos. Como todo en la vida, el ¨²nico significado que puede tener un cataclismo de tales dimensiones es el que podamos darle nosotros mismos, los seres humanos.
Encontrar algo de sentido en mitad de una desgracia que todav¨ªa sigue creciendo no est¨¢ al alcance de todos, especialmente de quienes solo buscan su provecho inmediato. No es el caso de Emmanuel Macron, el presidente franc¨¦s, que ya avizora detr¨¢s de esta crisis la siguiente que nos amenaza. Si hemos hecho lo impensable con nuestras econom¨ªas para mitigar la pandemia, tambi¨¦n podemos hacer lo mismo para frenar el cambio clim¨¢tico, ha declarado al Financial Times.
El coronavirus nos llega como un aviso, quiz¨¢s el ¨²ltimo. Primero hay que doblarle el brazo, y luego atrapar la oportunidad. Esa humanidad fr¨¢gil y vulnerable est¨¢ demostrando que tiene reservas para enfrentarse a la siguiente y todav¨ªa m¨¢s fuerte embestida. Hemos participado en un ensayo general antes de la cat¨¢strofe clim¨¢tica global que nos aguarda.
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