As¨ª ser¨¢ la econom¨ªa que vendr¨¢ tras el virus
La crisis por la Covid-19 augura nuevas reglas en las relaciones comerciales, los h¨¢bitos de consumo y en el peso del Estado frente al mercado
El ser humano y los pueblos est¨¢n atravesados por cicatrices y memoria. Ambos construyen lo que ser¨¢n y lo que fueron. La hiperinflaci¨®n de la Rep¨²blica de Weimar a¨²n pesa en las pol¨ªticas alemanas y su austeridad; la Gran Depresi¨®n dej¨® en los estadounidenses un sentido de ¡°no malgastar¡± (waste not, want not); y la crisis de 2008 y su legado de precariedad e inequidad todav¨ªa empobrecen la vida de millones de personas en muchas democracias occidentales. Pero todo desastre es diferente. El crash de 1929 y la II Guerra Mundial definieron las bases del moderno Estado de bienestar, y la epidemia de gripe de 1918 ayud¨® a crear los sistemas nacionales de salud en muchos pa¨ªses europeos.
Por eso, cada shock econ¨®mico deja una herencia de recuerdos y heridas. Tambi¨¦n de cambios. Resulta imposible pensar que esta inimaginable experiencia de mascarillas, distancia social, p¨¦rdidas humanas y cancelaci¨®n de la vida no traer¨¢ consecuencias despu¨¦s de que termine la pandemia. Es pronto para saber exactamente cu¨¢les. Cuanto m¨¢s dure la crisis, mayor ser¨¢ el da?o econ¨®mico y social. Los analistas pueden tardar a?os e incluso d¨¦cadas en explicar todas las implicaciones de lo que se vive estos d¨ªas. Lo parad¨®jico, o no, es que este virus explota las caracter¨ªsticas de la vida que nosotros mismos nos hemos dado. Sobrepoblaci¨®n, turismo masivo, urbes inmensas, viajes a¨¦reos constantes, cadenas de suministros a miles de kil¨®metros y una extrema desigualdad en el reparto de la riqueza y en los sistemas de salud p¨²blicos.
Todo esto ha dejado expuesta la fragilidad del hombre. Esta ha sido la aut¨¦ntica placa de Petri de la Covid-19. ?Qu¨¦ vendr¨¢ cuando pase? ¡°La epidemia aporta una mentalidad de tiempos de guerra, pero una mentalidad que une a todo el planeta en el mismo lado. Los a?os de guerra son periodos de una gran cohesi¨®n interior de los pa¨ªses y de la preocupaci¨®n por los otros¡±, reflexiona Robert J. Shiller, premio Nobel de Econom¨ªa en 2013. Y a?ade. ¡°Un efecto a largo plazo de esta experiencia podr¨ªan ser unas instituciones econ¨®micas y pol¨ªticas m¨¢s redistributivas: de los ricos hacia los pobres, y con mayor preocupaci¨®n por los marginados sociales y los ancianos¡±.
Es una esperanza. Desde luego, la crisis actual no es tan catastr¨®fica como una guerra mundial o la devastaci¨®n que vivieron nuestros abuelos en la contienda civil, pero sus efectos econ¨®micos ser¨¢n enormes. Carecen de precedentes en tiempos de paz. El suceso m¨¢s parecido con el que podemos compararla, el crash financiero de 2008, gest¨® un cambio intenso en la econom¨ªa del planeta. Se pas¨® de un crecimiento relativamente alto y una moderada inflaci¨®n a otro an¨¦mico y con deflaci¨®n. Pero el mundo nunca m¨¢s volvi¨® a ser igual al que hab¨ªa sido antes de ese a?o. ¡°El coronavirus va a provocar una recesi¨®n muy superior a la de 2008-2009, ya que la deuda actual de Grecia es del 175,2% de su PIB, y en niveles igual de altos, que rondan el 100% del PIB, andan Italia, Francia y Espa?a¡±, advierte el economista Guillermo de la Dehesa.
El PIB y su crecimiento
En %
PIB 2020 (e)
Ca¨ªda del PIB. IV trim. 2019–II trim. 2020 (e)
China
EE UU
Mundo
Zona euro
–0,4
–1,5
–2,4
–3,3
–4,4
–4,9
–8,0
–9,5
III Trim. 20
IV Trim. 20
IV Trim. 20
I Trim. 21
Cu¨¢ndo se recuperar¨¢ el nivel previo a la crisis
Fuente: Mckinsey & Company.
EL PA?S
El PIB y su crecimiento
En %
PIB 2020 (e)
Ca¨ªda del PIB. IV trim. 2019–II trim. 2020 (e)
China
EE UU
Mundo
Zona euro
–0,4
–1,5
–2,4
–3,3
–4,4
–4,9
–8,0
–9,5
III Trim. 20
IV Trim. 20
IV Trim. 20
I Trim. 21
Cu¨¢ndo se recuperar¨¢ el nivel previo a la crisis
Fuente: Mckinsey & Company.
EL PA?S
El PIB y su crecimiento
En %
China
EE UU
Mundo
Zona euro
–0,4
–1,5
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PIB 2020 (e)
–3,3
–4,4
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Ca¨ªda del PIB
IV trim. 2019-
II trim. 2020 (e)
–8,0
–9,5
Cu¨¢ndo se recuperar¨¢
el nivel previo a la crisis
III Trim. 20
IV Trim. 20
IV Trim. 20
I Trim. 21
Fuente: Mckinsey & Company.
EL PA?S
Plazos
Desde luego, generar¨¢ dolor durante bastante tiempo. ¡°Probablemente la mayor¨ªa de las econom¨ªas tardar¨¢n entre dos y tres a?os en regresar a los niveles de producci¨®n que ten¨ªan antes de la epidemia¡±, apunta la consultora IHS Markit. Aunque hay otros n¨²meros m¨¢s trascendentes. El epidemi¨®logo de la Universidad de Harvard, Marc Lipsitch, cont¨® en The Wall Street Journal que prev¨¦ el contagio de entre el 40% y el 70% de la poblaci¨®n adulta en un a?o.
La verdad econ¨®mica se rige bajo sus propias leyes de la atracci¨®n. Llegan cambios. Las grandes empresas tendr¨¢n que repensar d¨®nde y c¨®mo producen. Muchas mol¨¦culas se fabrican en China, se refinan en la India y, tras un largo viaje, terminan en las farmacias u hospitales europeos. ¡°Una vez que pase la crisis se vivir¨¢ una reindustrializaci¨®n de Europa y Estados Unidos, debido a los problemas en las cadenas de suministro que est¨¢n sufriendo en estos momentos muchas compa?¨ªas¡±, vaticina C¨¦sar S¨¢nchez-Grande, director de an¨¢lisis y estrategia de Ahorro Corporaci¨®n Financiera.
Las empresas se han dado cuenta del peligro que tiene sumar dependencia y lejan¨ªa. Pero es cierto que las cadenas de producci¨®n nacionales tambi¨¦n se paralizan en caso de una pandemia. Da igual. A trav¨¦s del planeta circula una corriente de desenganche. ¡°Incluso antes de la crisis muchas multinacionales con sede en Estados Unidos ya estaban reconsiderando su dependencia de China. Primero por los costes, pero adem¨¢s por la guerra comercial y los aranceles¡±, relata Karen Harris, directora general de la consultora Bain & Company¡¯s. No es que la globalizaci¨®n se revierta. ¡°Es una realidad que no tiene marcha atr¨¢s¡±, asegura Jos¨¦ Mar¨ªa Carulla, director del servicio de estudios de la consultora de riesgos Marsh. Pero se fractura. ?Tambi¨¦n el capitalismo? Porque su esencia es el movimiento constante de personas y mercanc¨ªas. Las bases, por cierto, de toda pandemia. ?Y c¨®mo responder¨¢ una generaci¨®n, sobre todo joven, cuya ¨²nica vivencia del capitalismo es una crisis? ?Saldr¨¢ a las calles?
A¨²n es pronto para saberlo. Sin embargo, los paralelos y los meridianos del mundo parece que formar¨¢n una trama m¨¢s fina y menos resistente. La conjunci¨®n del Brexit, la epidemia y la guerra comercial entre China y Estados Unidos presagian a?os complicados para la aldea global. ¡°El bienestar mundial ser¨¢ mucho mayor si los pa¨ªses optan por la cooperaci¨®n, la ayuda y la solidaridad en momentos de crisis, y por compartir informaci¨®n y avances cient¨ªficos en lugar de hacerlo por la autarqu¨ªa o la confrontaci¨®n¡±, observa Rafael Dom¨¦nech, responsable de an¨¢lisis econ¨®mico de BBVA Research.
Elecciones en EE UU
Uno de los grandes cambios puede llegar en noviembre de la Casa Blanca. Las crisis no reeligen a los presidentes. Ford perdi¨® contra Carter despu¨¦s de la crisis del petr¨®leo de 1973, Carter perdi¨® contra Reagan en la segunda crisis del crudo de 1979 y Bush perdi¨® frente Clinton tras la invasi¨®n de Kuwait. Lo recordaba estos d¨ªas el economista Nouriel Roubini ¡ª?quien predijo el crash de 2008¡ª en la revista Der Spiegel. Estas cicatrices y esta memoria dejan la sensaci¨®n de que Estados Unidos ya no ser¨¢ el l¨ªder del mundo. ¡°Por primera vez en su historia, la primera potencia del planeta ha renunciado a encabezar la lucha sanitaria y econ¨®mica mientras China responde con una campa?a muy agresiva para mejorar su imagen p¨²blica¡±, comenta Federico Steinberg, analista principal del Real Instituto Elcano.
?D¨®nde est¨¢ la fortaleza de las barras y el brillo de las estrellas? ¡°Washington ha fallado el test del liderazgo y el mundo est¨¢ peor por ello¡±, se lamenta en Foreing Policy Kori Schake, directora de estudios de pol¨ªtica exterior y defensa del American Enterprise Institute. Pero Europa tampoco resulta inmune a esa atracci¨®n del ego¨ªsmo. La Uni¨®n debe proteger a sus 500 millones de habitantes o muchos Gobiernos podr¨ªan exigir el retorno de ciertos poderes. Es imposible descartar, lo hemos visto, que los meses venideros traigan un masivo rechazo pol¨ªtico. ¡°Depender¨¢¡±, puntualiza Kathryn Judge, profesora en la Escuela de Leyes de la Universidad de Columbia, ¡°de hasta qu¨¦ punto el precio es alto en t¨¦rminos de sufrimiento humano, vidas perdidas y el inevitable destrozo econ¨®mico [el centro de estudios Brookings Institution habla de un coste global de 2,3 billones de d¨®lares] que llegar¨¢. Porque el auge del populismo que barri¨® el planeta despu¨¦s de 2008 revela de qu¨¦ manera tan profunda la indignaci¨®n p¨²blica puede cambiar el mundo¡±.
La historia advierte de que los desastres incendian la xenofobia y el racismo. Y cada vez resulta m¨¢s com¨²n encontrar avisos de esa fractura. Incluso en el Viejo Continente ya prospera el relato del ¡°norte industrioso¡± y el ¡°sur vago¡±. Especialmente por la dificultad que muestra Europa para organizar una respuesta coordinada. ¡°La pandemia est¨¢ evidenciando, una vez m¨¢s, la disfunci¨®n del euro, que coloca a los pa¨ªses miembros en una camisa de fuerza macroecon¨®mica. A menos que la Uni¨®n Europea pueda reunir la voluntad de convertirse en una verdadera uni¨®n fiscal y pol¨ªtica, la zona euro comenzar¨¢ a separarse¡±, predice Paul Sheard, experto principal del Centro de Negocios y Gobierno Mossavar-Rahmani en la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard.
Sistemas de salud
Proliferan estas semanas infinidad de int¨¦rpretes de la tragedia, adivinadores del drama, quiromantes del descontento e incluso quien tambi¨¦n, como el pol¨ªtico dem¨®crata estadounidense Bernie Sanders, es capaz de revelarlo todo en seis palabras. ¡°Healthcare is a basic human right¡±. ¡°El sistema de salud es un derecho fundamental del ser humano¡±. Este es un legado del virus. Existen muchos otros. M¨¢s trabajo desde casa, auge de los pagos electr¨®nicos, mayores controles en las fronteras, seguros caros y complejos, educaci¨®n y medicina a distancia, y menos viajes transoce¨¢nicos y convenciones. ¡°Tenemos que pensar c¨®mo hacemos m¨¢s eficiente el sistema de salud, porque al hacerlo se vuelve m¨¢s econ¨®mico, viable y universal¡±, propone Carsten Menke, responsable de next generation research del banco privado Julius Baer. Su narrativa incluye telemedicina, monitorizaci¨®n del paciente en casa despu¨¦s de una cirug¨ªa o medicinas personalizadas que eviten el despilfarro de medicamentos.
Nada muy revolucionario, todo muy urgente. Porque la novedad es que la higiene crece como prioridad en las agendas de empresas y Gobiernos. Singapur ya est¨¢ planeando unas normas de limpieza obligatorias. Reglas m¨¢s estrictas pueden impulsar las compras online de una forma similar a como la epidemia del s¨ªndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en ingl¨¦s) de 2003 provoc¨® que la gente evitara los centros comerciales.
Los Gobiernos van a gastar m¨¢s en cuidar la salud de sus ciudadanos y eludir los enormes costes de las pandemias. Solo el SARS rest¨® ¡ªacorde con la Universidad Nacional de Australia¡ª 40.000 millones de d¨®lares de la econom¨ªa del planeta. ¡°Para m¨ª es una llamada de atenci¨®n, ya que la Covid-19 no es tan mortal como el ¨¦bola. Las Administraciones, al menos eso espero, se organizar¨¢n y estar¨¢n preparadas para el pr¨®ximo¡±, estima Gael Combes, analista de la gestora Unigestion. Y avanza. ¡°En un sentido m¨¢s econ¨®mico es poco probable que cambie nuestro deseo de consumir y viajar. Quiz¨¢ los grandes cruceros no est¨¦n de moda por un tiempo, pero la gente no renunciar¨¢, si puede pag¨¢rselo, a un largo fin de semana en Barcelona¡±.
Esa misma fe en la recuperaci¨®n del consumo es la que demuestra Daniel Galv¨¢n, director de GBS Finance. ¡°Repuntar¨¢ con fuerza a medida que se normalice la situaci¨®n¡±. Veremos. Porque el hombre utiliza la ¡°costumbre¡± como un parapeto frente a la noche m¨¢s oscura. El ser humano busca refugios en las tormentas. ¡°Vamos a estar m¨¢s pendientes de lo nuestro, de lo p¨²blico y de lo que nos protege, y crecer¨¢ el porcentaje de ciudadanos partidarios de aumentar (aunque tengan que pagar m¨¢s impuestos) el gasto p¨²blico en sanidad¡±, estima Carlos Cruzado, presidente de Gestha, el sindicato de los t¨¦cnicos de Hacienda.
Enorme gasto p¨²blico
Nadie quiere regresar a un nuevo periodo de austeridad como el que dej¨® la crisis de la deuda soberana de 2011. Pues la trama estos d¨ªas resulta similar. Un enorme gasto p¨²blico y la ca¨ªda de los ingresos tributarios. ¡°Si la crisis termina impactando de manera asim¨¦trica en Europa, menos en el norte y m¨¢s en el sur, porque los norte?os han tenido m¨¢s tiempo para prepararse y cortado la cadena internacional de suministros sanitarios dando prioridad a su autoabastecimiento, volver¨¢ a imponerse el calvinismo: ¡®Los pecadores merecen pagar por sus pecados¡±, critica Carlos Mart¨ªn, responsable del gabinete econ¨®mico de CC OO. ¡°Esta moral ya se impuso durante la anterior crisis: los sure?os se lo han gastado en ¡®mujeres y vino¡¯ [como espet¨® en 2017 Jeroen Dijssel?bloem, entonces ministro de Finanzas holand¨¦s]. Y lo m¨¢s chocante es que algunos Gobiernos del sur compraron esta reprobaci¨®n: ¡®Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡±.
Ahora podr¨ªan razonar igual: los sure?os nos quieren trasladar, nuevamente, el coste de su incapacidad y desorganizaci¨®n. Sin embargo, la econom¨ªa tras el coronavirus trae, en principio, el requisito de la solidaridad. Resulta evidente que las medidas fiscales lanzadas por el Ejecutivo para frenar la pandemia dejar¨¢n un legado de mayor d¨¦ficit y deuda p¨²blica. ¡°Estos aumentos deben financiarse a muy largo plazo, incluso d¨¦cadas. Con cualquiera de las soluciones por la que se termine optando (emisi¨®n de deuda p¨²blica nacional, coronabonos europeos u otras), el BCE tendr¨¢ un gran protagonismo en la financiaci¨®n en los mercados secundarios de deuda¡±, cuenta Rafael Dom¨¦nech.
De momento, la pandemia vive en el presente. Acertar con el futuro de la econom¨ªa suena complejo. Porque nadie sabe cu¨¢l ser¨¢ su peaje humano ni econ¨®mico final. Aunque siempre hay optimistas. ¡°Creo que la mayor¨ªa de los negocios, y desde luego los gigantes estadounidenses y de otros pa¨ªses, no fracasar¨¢n en el regreso a su actividad empresarial [una vez pase la crisis]¡±, observa en la agencia Bloomberg Edmund Phelps, premio Nobel de Econom¨ªa. Por esos mismos pasillos resuenan otros tonos. ¡°Superaremos esto y estaremos mejor dentro de 24 meses¡±, calcula, en una nota, Rob Lovelace, vicepresidente de la gestora Capital Group. Pero dos a?os es una espera inimaginable en millones de hogares. Aunque entonces, quiz¨¢, algunas percepciones deber¨ªan haber cambiado para siempre. El precepto de ¡°seguridad nacional¡± incluir¨¢ la redistribuci¨®n de la riqueza, una fiscalidad m¨¢s justa y reforzar el Estado de bienestar. Tambi¨¦n la sociedad deber¨¢ apreciar el valor de oficios hasta ahora orillados. Ni?eras, asistentes sociales, limpiadores del hogar, cuidadores de ancianos. Algunas de las contribuciones m¨¢s infravaloradas reclamar¨¢n una consideraci¨®n muy distinta. Tal vez el nuevo tiempo proponga la ense?anza de que los profesores y las enfermeras son mucho m¨¢s valiosos que los banqueros de inversi¨®n y los gestores de fondos especulativos.
Una de esas voces llenas de dinero es la de Larry Fink. La persona m¨¢s poderosa de los mercados. Administra unos siete billones de d¨®lares a trav¨¦s de BlackRock, la mayor gestora de fondos del planeta. Confinado en su casa, ha escrito una carta de 11 p¨¢ginas a sus clientes, accionistas y trabajadores. Defiende ¡ªclaro¡ª el brillo del capital. ¡°Existen enormes oportunidades en el mercado¡±, apunta. E imagina un futuro diferente. ¡°Cuando salgamos de la crisis, el mundo ser¨¢ distinto. La psicolog¨ªa del inversor cambiar¨¢. Los negocios cambiar¨¢n. El consumo cambiar¨¢¡±. Quiz¨¢ la gente evitar¨¢ los lugares concurridos como conciertos y restaurantes. ¡°Entonces, ?solo sobrevivir¨¢n las grandes cadenas y los pedidos online?¡±, se cuestiona Giles Alston, experto de Oxford Analytica. Parece improbable. Pero las camisetas llevar¨¢n estampadas la palabra ¡°resiliencia¡± y en sus etiquetas se deber¨ªa leer fabricado en ¡°decencia¡±, ¡°generosidad¡±, ¡°honestidad¡±, ¡°belleza¡±, ¡°coraje¡±.
Poco a poco, el futuro econ¨®mico se filtra al igual que la luz a trav¨¦s de una grieta. ¡°Las pol¨ªticas monetarias perpet¨²an el tipo del dinero alrededor del cero porque la inflaci¨®n ha dejado de ser un problema¡±, prev¨¦ Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS. La econom¨ªa tendr¨¢ que responder a nuevas exigencias sociales. Pol¨ªticas fiscales m¨¢s expansivas, mayor presi¨®n por redistribuir la riqueza y habr¨¢ que dise?ar partidas de gastos extraordinarias frente a nuevas epidemias o la crisis clim¨¢tica.
¡°Las grandes crisis econ¨®micas de la historia desde la II Guerra Mundial han ocurrido con talento pol¨ªtico cuestionable en las superpotencias¡±, recuerda Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Y avanza. ¡°Llega una cuarta fase de la globalizaci¨®n y necesitamos una mayor coordinaci¨®n multilateral. El BID, la Reserva Federal, el G20 y el Eurogrupo tienen que actuar con mayor ambici¨®n. Porque, de lo contrario, nos cargaremos el ahorro de la gente, las pensiones, el bienestar. Y la sociedad y la econom¨ªa saldr¨¢n m¨¢s empobrecidas tras la crisis¡±. Urge una renta b¨¢sica o cualquier sistema de distribuci¨®n similar que d¨¦ protecci¨®n a la gente en tiempos de emergencia y tambi¨¦n de calma. Sobre todo despu¨¦s del inevitable aumento del paro que dejar¨¢ el fin del enclaustramiento econ¨®mico. UBS estima una destrucci¨®n (temporal) de dos millones de empleos en Espa?a, y Goldman Sachs cree que el PIB del mundo caer¨¢ un 1% este a?o.
En ese momento, la psicolog¨ªa del inversor, atrapada en la paradoja, ser¨¢ a la vez igual y distinta. ¡°Como en otras situaciones que combinan incertidumbre y elevada volatilidad, existe un gran apetito por la liquidez y la posibilidad de que los ahorradores opten por dep¨®sitos frente a otras inversiones¡±, sostiene Francisco Ur¨ªa, socio responsable del sector financiero de KPMG. Pero la nueva l¨ªnea del horizonte la dibujar¨¢n los fondos cotizados (ETF) y la sostenibilidad en las carteras. ?Y qu¨¦ ser¨¢ del sector inmobiliario, que tambi¨¦n ha creado burbujas, contradiciendo al poeta, nada ingr¨¢vidas ni sutiles? Mirar¨¢ a la tecnolog¨ªa. Las inmobiliarias se volver¨¢n digitales. Hasta donde resulta posible. Nadie compra una casa sin verla f¨ªsicamente. ¡°Pero en el corto plazo, el impacto es duro. La gente debe solucionar primero otros problemas inmediatos, luego volver¨¢ a comprar viviendas¡±, vaticina Carlos Smerdou, consejero delegado de Foro Consultores Inmobiliarios.
Emergencia clim¨¢tica
Porque en este fundido a negro de la Tierra, solo la emergencia clim¨¢tica y la naturaleza parecen beneficiarse. El respiro que le hemos dado a la atm¨®sfera es la ¨²nica luz blanca que cae sobre una oscura pandemia. En China, donde la poluci¨®n causa m¨¢s de 1,6 millones de muertes prematuras, el confinamiento, acorde con el cient¨ªfico de la Universidad de Stanford Marshall Burke, ha salvado al menos la vida de 1.400 ni?os menores de 5 a?os y 51.700 adultos de m¨¢s de 70 a?os.
Hemos cambiado nuestra existencia y nuestra forma de trabajar en un aliento. ?No podemos en otro modificar la manera en la que habitamos el planeta? ¡°Las elecciones que hagan hoy los bancos centrales, los Gobiernos y las instituciones financieras moldear¨¢n nuestras sociedades los a?os venideros. Es tiempo de movilizar recursos para poner la salud y el trabajo de las personas primero. Por eso, las Administraciones deben invertir en alejar nuestras econom¨ªas de la dependencia de los combustibles f¨®siles y el crecimiento infinito que contin¨²a alimentando el desastre¡±, reclama May Boeve, directora de la ONG 350.org.
¡°Vamos a una recesi¨®n no vista desde la Gran Depresi¨®n¡±
Kenneth Rogoff, economista y profesor en Harvard, cree que el vigor de la salida de la crisis depende de la respuesta sanitaria.
Rogoff, uno de los grandes economistas del siglo XXI, tiene el prestigio de no escribir renglones torcidos. En 2009 public¨®, junto a su colega en el centro estadounidense Carmen Reinhart un libro cuyo t¨ªtulo es una reimpresi¨®n de los d¨ªas que transitamos. This is Different: Eight Centuries of Financial Folly (Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera). Hoy, mientras conversa con EL PA?S a trav¨¦s de un cuestionario enviado por correo electr¨®nico, esa frase pesa igual que un cielo de plomo. ¡°El impacto potencial en la pol¨ªtica econ¨®mica resulta profundo. Pero puede ir en diferentes direcciones¡±, sostiene Rogoff. ¡°?Se ver¨¢ el sistema autoritario de China como una soluci¨®n a la crisis o la causa? ?El inepto manejo de la pandemia por parte de Estados Unidos, tanto en sus primeras etapas (falta de pruebas) como en sus ¨²ltimas (carencia de una pol¨ªtica nacional unificada), se?alar¨¢ el comienzo del fin del dominio estadounidense o, en ¨²ltima instancia, mostrar¨¢ la creatividad y la resiliencia del pa¨ªs y del d¨®lar? Va a hacer falta mucha fortaleza.
Los meses acuden descontando un calendario de d¨ªas desolados. ¡°Parece que nos dirigimos a una profunda recesi¨®n global, con un calado no visto desde la Gran Depresi¨®n¡±, prev¨¦ el economista. ¡°Esperemos que sea mucho m¨¢s corta. Aunque la rapidez de la salida depender¨¢ de c¨®mo se desarrolle el virus y la respuesta del sistema sanitario. Pero, incluso en el mejor de los casos, la situaci¨®n es terrible para los mercados emergentes. Antes de la crisis ya ten¨ªan una deuda externa alt¨ªsima [entre hoy y el final del pr¨®ximo a?o, los pa¨ªses en desarrollo deben afrontar, seg¨²n la ONU, el repago de 2,7 billones de d¨®lares en deuda] y un crecimiento a la baja. Esto provocar¨¢ el colapso de muchas naciones. Carmen Reinhart y yo proponemos una moratoria del pago a los pa¨ªses m¨¢s afectados¡±, argumenta Rogoff.
Depresi¨®n social y libertad
La pandemia pasar¨¢ y habr¨¢ que pensar por qu¨¦ calles y ciudades caminaremos. Porque la Tierra corre el riesgo de caer en una especie de depresi¨®n social producto de este tiempo de distanciamiento. ¡°Un colapso personal que ser¨¢ muy duro con la poblaci¨®n m¨¢s aislada y sola, como los ancianos¡±, alerta el columnista Ezra Klein. Es el resultado de un confinamiento impuesto, pero tambi¨¦n voluntario. Ya existe una cacof¨®nica palabra que lo avanza: co?cooning. ¡°Es la tendencia a estar m¨¢s tiempo en casa, socializar menos fuera y hacer de tu hogar tu fortaleza¡±, comenta Patricia Daimiel, directora general de la consultora Nielsen. ?Es lo que queremos? ?Sentirnos seguros y aislados? ¡°Probablemente descubriremos (?otra vez!) que existen muchas labores que pueden hacerse desde casa, ahorrando combustible en desplazamientos y tiempo de espera en antesalas. Sin embargo, el problema es que queremos extender ese privilegio a actividades demasiado importantes como la educaci¨®n o el amor, que no pueden dejar de ser presenciales: exigen el cuerpo a cuerpo¡±, reflexiona el fil¨®sofo Fernando Savater.
Sin duda, la inmensa urgencia del presente nos impide valorar qu¨¦ horizonte dejar¨¢ el futuro. El escritor israel¨ª Yuval Noah Harari contaba en 'The Financial Times' que en estos tiempos de crisis la sociedad tiene que elegir entre ¡°vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano¡±. La gente va a enfrentar dilemas. ¡°Y a la hora de escoger las respuestas deber¨ªamos evaluar las alternativas y las implicaciones a largo plazo. Las nuevas tecnolog¨ªas son una excelente herramienta para prevenir y evitar los contagios y organizar nuestras vidas (pensemos en la compra 'online') o la actividad econ¨®mica (teletrabajo). Pero hay que buscar un equilibrio entre privacidad y seguridad, y evitar caer en un control que manipule a las personas o ponga en peligro sus libertades individuales¡±, advierte Rafael Dom¨¦nech, responsable de an¨¢lisis econ¨®mico de BBVA Research. China ha manejado la pandemia, entre otras medidas, monitorizando millones de tel¨¦fonos inteligentes para controlar los contactos y la temperatura corporal de sus due?os. Y en el espacio de dos semanas, los primeros ministros de Israel y Hungr¨ªa se han otorgado la posibilidad de gobernar por decreto, sin interferencias del Parlamento o los tribunales.
Pero las emergencias y los desastres tambi¨¦n son una grieta hacia una nueva normalidad. A trav¨¦s de ella vemos la posibilidad de otros mundos y otra sociedad. Hay p¨¦rdidas, hay ganancias; se filtra el aire y la vida. ¡°Necesitamos una nueva econom¨ªa de los cuidados que integre los sistemas nacionales de salud p¨²blicos y privados como hemos hecho con los sistemas bancarios¡±, lanza Carlos Mart¨ªn, responsable del gabinete econ¨®mico de CC?OO. Y ahonda. ¡°Mi propuesta es un eurosistema sanitario que se financiar¨ªa con el primer impuesto a escala europea y comunitario. Un gravamen progresivo sobre el patrimonio de las personas, cuyos excedentes se emplear¨ªan en ir sumando a los pa¨ªses con menos recursos de fuera de la UE, hasta cubrir todo el planeta¡¡±.
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