Jos¨¦ Mari Calleja, bravo y risue?o

Conoc¨ª a Jos¨¦ Mari Calleja cuando era el estudiante m¨¢s revoltoso de la Universidad de Valladolid. Organizaba muchas "actividades culturales", as¨ª se llamaba entonces a los m¨ªtines contra la dictadura moribunda. Invitaba a todos los intelectuales conocidos de la oposici¨®n al r¨¦gimen, que casi siempre estaban ocupados con m¨¢s altas tareas, y a m¨ª, que apenas era conocido y bastante poco intelectual. Yo s¨ª iba sin falta, por eso nos hicimos amigos. A los dos nos aburr¨ªa la matraca pol¨ªtica, pero nos gustaba la rebeli¨®n. M¨¢s que dar la te¨®rica al estudiantado, quer¨ªamos sublevarlo: si hab¨ªa algo que aprender ya se ir¨ªa viendo luego. Una "actividad cultural" era un ¨¦xito cuando la Facultad estaba rodeada por las lecheras de los grises y casi todo el tiempo lo pas¨¢bamos vigilando el pasillo por donde vendr¨ªan a desalojarnos. A pesar de lo divertido que era, por entonces no hab¨ªa tantos antifranquistas como ahora, no entiendo por qu¨¦.

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Seguimos luego juntos en el Pa¨ªs Vasco. Jos¨¦ Mari trabajaba en ETB y all¨ª tambi¨¦n fue revolucionario. Presentaba el Teleberri, con esa mezcla de informaci¨®n y s¨¢tira que ahora ya se ha hecho corriente pero que entonces era de lo m¨¢s subversivo. Y peligroso, porque hab¨ªa espectadores con pasamonta?as que apreciaban poco las bromas cuando eran a su costa. ?Y luego dir¨¢n que la violencia fue "in¨²til"! Sirvi¨®, entre otras cosas, para que ya no haya vuelto a verse un presentador como Jos¨¦ Mari Calleja en ETB. Y eso que ya no matan, como nos recuerdan tanto algunos... Su labor como periodista fue imprescindible en los movimientos c¨ªvicos que plantaron cara al terrorismo y finalmente le ganaron el pulso. Los apa?os vinieron luego... Amenazado por ETA durante a?os, ¨¦l y su familia, con hijos peque?os, el asesinato de Gregorio Ord¨®?ez le convenci¨® de que hab¨ªa llegado la hora de salir de Euskadi: como dijo Valle Incl¨¢n, "es glorioso morir m¨¢rtir devorado por leones pero no coceado por burros".

Y sigui¨® siendo ¨¦l mismo, mundo adelante, en radios, televisiones y prensa, rebelando y revelando, la misi¨®n del buen periodista. Siempre nadando en humor, en un buen humor vitalista que a menudo le hac¨ªa re¨ªrse de sus propios chistes y entonces aparec¨ªa aquel chaval ind¨®mito que conoc¨ª hace tantos a?os. Con alevos¨ªa, como a tantas otras buenas personas, se lo ha llevado ahora una mierda de virus. Me pregunto para qui¨¦n fue tu ¨²ltima sonrisa, hermano menor.