Pol¨ªtica McGuffin
El derecho a una informaci¨®n veraz y la libertad de expresi¨®n son importantes, es peligroso utilizarlos como entretenimiento y munici¨®n para debates espurios
Hemos asistido a un extra?o debate. El jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil dijo que ten¨ªan instrucciones de vigilar los bulos para evitar el estr¨¦s social que generan y minimizar un clima contrario al Gobierno. El ministro del Interior dijo que se trataba de un lapsus: quiz¨¢ fuera verdad, puesto que el lapsus revela lo que est¨¢s pensando, pero te convendr¨ªa ocultar. Una carta confirmaba la instrucci¨®n; la ministra de Educaci¨®n intent¨® aclarar las cosas con la eficacia habitual.
Hab¨ªa elementos inquietantes. Para algunos casos ya hay sanciones; en otros, no estaba claro el tipo penal, solo cierta confusi¨®n entre ley, moral y conveniencia pol¨ªtica. Uno casi sufr¨ªa por el Ejecutivo: con la de cosas que hay que hacer y lo r¨¢pido que va todo, y que encima el Gobierno tenga que establecer tambi¨¦n la verdad. Adem¨¢s, si el problema son las informaciones falsas que ponen en riesgo la salud, ?no han sido m¨¢s perjudiciales las televisiones? En cambio, se entregaron 15 millones de euros de dinero p¨²blico a las cadenas privadas.
Se podr¨ªa pensar que el problema son los bulos negativos, mientras que la desinformaci¨®n positiva circula libremente. Pero tras la sentencia (recurrida) que condena a la diputada Isa Serra por atentado a la autoridad, lesiones leves y da?os, el vicepresidente Iglesias y varios ministros de UP lanzaron declaraciones que falseaban los hechos, violaban la separaci¨®n de poderes y desautorizaban al sistema legal. Cuando el Poder Judicial critic¨® las declaraciones de Iglesias, el diputado Asens dijo que era un ¨®rgano ileg¨ªtimo. En Espa?a, esos exabruptos recuerdan a cosas que dice Vox; fuera, es un discurso al que nos han acostumbrado los l¨ªderes populistas.
La discusi¨®n sobre los bulos es un McGuffin. Cuida de la libertad y la verdad se cuidar¨¢ a s¨ª misma, dec¨ªa Rorty. Ahora ¡ªy quiz¨¢ siempre¡ª, cuando el argumento decisivo no es el qu¨¦, sino el qui¨¦n, la frase parece optimista, aunque no anula su valor. Pero, como sabemos que el derecho a una informaci¨®n veraz y la libertad de expresi¨®n son importantes, deber¨ªamos recordar que es peligroso utilizarlos como entretenimiento y munici¨®n para debates espurios: dificulta matices y consensos, empobrece discusiones necesarias e introduce marcos antiliberales. Estamos encerrados, hay un solo tema, una realidad llena de incertidumbre y dolor, y no hay distracciones ni f¨²tbol, pero las reglas de la democracia no deber¨ªan ser material de infotainment.
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