Plan urgente
El proyecto para relanzar la econom¨ªa de la Uni¨®n Europea no debe quedarse corto
![Pedro S¨¢nchez, durante la reuni¨®n telem¨¢tica del Consejo Europeo, el 23 de abril.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZQ3SYBIVGRXLKSMUAPGQMNQGVA.jpg?auth=c45c11d05102c1b16959f4cd7db0fe4bd599d0722026e1deda50c7125b5580bf&width=414)
El Consejo Europeo ha dado el visto bueno, en otra cumbre por teleconferencia, al paquete de ayudas de urgencia contra la crisis econ¨®mica arbitrado por el Eurogrupo y la Comisi¨®n, por un montante de medio bill¨®n de euros. Y ha asumido la necesidad de lanzar a medio plazo un Plan de Reconstrucci¨®n mucho m¨¢s amplio de la econom¨ªa europea, una vez que los principales Estados miembros y el FMI han puesto cifras dram¨¢ticas a la grave recesi¨®n, de duraci¨®n incierta, que la actual par¨¢lisis sanitaria desencadena. Es m¨¢s, lo ha encargado a la Comisi¨®n.
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Este acuerdo de principio no versa a¨²n sobre el contenido concreto del proyecto, menos a¨²n sobre sus detalles, pero ordena su inmediata elaboraci¨®n. Con un calendario acelerado para su eventual adopci¨®n: dentro de poco m¨¢s de un mes, al inicio de junio, debe aprobarse, para desplegar sus medidas antes de final de a?o.
Se trata de un ritmo muy brioso para el tradicional¡ª y tantas veces desesperadamente pesado¡ª de la UE. Contrasta con la lentitud de la reacci¨®n de esta misma Uni¨®n en la Gran Recesi¨®n de 2008. Parece as¨ª posible aventurar que quiz¨¢ los europeos han aprendido algunas de las m¨¢s amargas lecciones de entonces.
A nadie se le escapa, adem¨¢s, que tras las tensas sesiones de la ¨²ltima cumbre y del pen¨²ltimo Eurogrupo a nivel ministerial ¡ªcon la polarizaci¨®n entre Holanda e Italia¡ª, incluso esa luz verde habr¨ªa sido imposible si hubieran persistido en su estado original aquellos desencuentros. Los l¨ªderes han podido discutir informalmente, con car¨¢cter previo, el esquema del plan pespunteado por Bruselas, que recoge algunas de las aportaciones planteadas por ellos mismos, sus ministros y gabinetes. Y si no puede afirmarse que se haya verificado el consenso total, s¨ª al menos se aprecia una cierta sinton¨ªa generalizada, a la que conviene dar la bienvenida. Porque con la cautela exigida al enjuiciar las propuestas provisionales, conviene anotar que algunos de los pilares b¨¢sicos de la propuesta son de buena factura; aunque puedan ir acompa?ados de dudas sobre la suficiencia de su ambici¨®n.
As¨ª, el tama?o del Plan, que espera movilizar m¨¢s de un bill¨®n y medio de euros ¡ªen la estela de la proposici¨®n espa?ola¡ª, es inicialmente adecuado si la crisis se desenvuelve aproximadamente en los t¨¦rminos hoy previstos. Como lo es que esos recursos se materialicen a trav¨¦s de una magna emisi¨®n de deuda ¡°com¨²n¡± (a¨²n no ¡°mutualizada¡±) de 323.000 millones respaldados por el presupuesto comunitario. Y gestionados desde las instituciones y sus procedimientos, conocidos y controlados democr¨¢ticamente, y no mediante inventos intergubernamentales.
Pero este esquema suscita algunos grandes interrogantes y dudas. Principalmente dos, y nada menores. Uno es el reparto de la cuant¨ªa entre subsidios (transferencias y fondos estructurales) y cr¨¦ditos: un plan as¨ª debe basarse sobre todo en ayudas directas. Y si los primeros c¨¢lculos sobre el coste presupuestario de los intereses de la emisi¨®n son correctos (500 millones de euros anuales), eso mismo indica que el tama?o de la operaci¨®n podr¨ªa incluso ampliarse. La otra duda versa sobre lo que al mismo tiempo es tambi¨¦n una ventaja para su rapidez, el despliegue del Plan a trav¨¦s del presupuesto: pero sus recovecos y distintas l¨ªneas y fondos pueden dificultar su control y mellar la imagen sobre su impacto real. En todo caso, este Plan es clave. No puede quedarse corto.
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