Las consecuencias del porno gratis: ¡®sextorsion¡¯
Usted, como muchos, ve porno y, como el 98% de los usuarios, probablemente se haya masturbado frente a la pantalla. Si a¨²n no tapa la c¨¢mara del ordenador, es probable que le hayan pillado en el acto
No se extra?en si reciben ¡ªo han recibido¡ª un mensaje en su correo electr¨®nico demand¨¢ndole una cantidad de unos miles euros a cambio de que toda su agenda de contactos no reciba im¨¢genes suyas masturb¨¢ndose mientras ve porno. No le extra?e. Efectivamente, usted visita p¨¢ginas pornogr¨¢ficas. Y, es muy probable que se haya masturbado frente a la pantalla mientras disfrutaba del visionado, como el 98 % de los usuarios. Si adem¨¢s es una de esas personas que a¨²n no tapa la c¨¢mara de su ordenador, es probable que le hayan pillado en el acto.?
Digo que no se sorprendan: lo que me extra?ar¨ªa a m¨ª ser¨ªa encontrar a alguien que no haya hecho uso de la semana gratis premium que regalaban algunos servicios de porno online a cuenta del confinamiento. Nos tiramos en plancha, sucumbimos a sus encantos y nos largamos. La media de visionado de los espa?oles en Pornhub, la web de porno m¨¢s usada del mundo, no llega a los ocho minutos, seg¨²n sus propios datos. No es mucho, pero lo suficiente como para que dejemos reguerito. Y nos har¨¢n pagar por ello. Al menos lo intentar¨¢n.
D¨ªas despu¨¦s de dedicarme toda una noche al asunto, recib¨ª un mail amenazando con poner en ¨®rbita unas im¨¢genes m¨ªas en pleno acto de onanismo. ¡°Es un bot que accede a tu perfil, decodifican tu clave, y te mandan un mail inform¨¢ndote de que tienen el c¨®digo¡±, explica mi hacker de referencia que no puede desvelar su nombre en ninguna red social, ni siquiera en Telegram. ¡°Si te invade el miedo y respondes a ese mensaje, el bot que lo ha enviado concluye que utilizas esa clave en m¨¢s servicios¡±, contin¨²a. Mucha gente responde; muchas personas no quieren que nadie sepa que ven porno. Para algunos, la pornograf¨ªa se mezcla con la moralidad y la verg¨¹enza lo que les supone un suplicio y ning¨²n placer.
El intento de estafa se repite a lo ancho y largo del planeta. S¨¦ de una que contest¨® que ella no ten¨ªa la culpa de ser una viciosa cuando la amenazaron con mostrar sus gustos de visionado. Yo respond¨ª haci¨¦ndome pasar por otra Celia Blanco; la que era tan famosa y tan buena. No era la primera vez.
En Espa?a, que yo sepa, estamos registradas 26 personas con ese nombre. Y no s¨¦ al resto, pero a m¨ª me ha pasado de todo: desde que me dieran mesa en un buen restaurante hasta que un repartidor vendiera mi n¨²mero de m¨®vil por 20 euros. Durante los a?os m¨¢s esplendorosos de la actriz porno con la que compart¨ªa nombre y apellido, recib¨ª llamadas a horas intempestivas. ¡°Se?ora, necesito saber de d¨®nde ha sacado su hijo mi m¨®vil. Me llama a cualquier hora jadeando¡±, telefone¨¦ un domingo a mediod¨ªa a un recurrente. Agradecer¨¦ toda la vida a la se?ora Emilia su ayuda; me consta que a su hijo le cay¨® una buena. Al menos, dej¨® de llamar.
Nadie contest¨® a mi mail fingiendo ser una profesional del asunto. ¡°Solo quer¨ªan saber si pod¨ªan usar tu clave para probarla en otros sitios¡±, incide mi pirata (inform¨¢tico). Me doli¨® un poco. Aprend¨ª algo: en caso de que no quieran correr riesgos y si usaron en Pornhub la misma clave que la del club Dia, c¨¢mbienla. Cualquiera de las dos. O ambas.
Por mis propias im¨¢genes, me ped¨ªan mil euros. No conozco a nadie que disponga ahora mismo de presupuesto para un chantaje. Adem¨¢s, me honra que me amenazaran con ponerme en ¨®rbita, mostr¨¢ndome espl¨¦ndida y disfrutando de unas im¨¢genes que se revalorizar¨ªan si al lado apareciera el n¨²mero de personas que han gozado de su visionado. Sinceramente, a m¨ª, como me digan que con esto remonto el mazazo del coronavirus, lo mismo me lo pienso. El nombre ya lo traigo de serie.
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