
Temor al Gobierno de Nicaragua
Los m¨¦dicos denuncian la falta de acci¨®n gubernamental y se organizan para cuando llegue lo peor.
La doctora Karen Ojeda Peralta se planta en la entrada de su cl¨ªnica en posici¨®n marcial. Con el peque?o atomizador que antes conten¨ªa un producto para el pelo, apunta a los zapatos de sus pacientes. Roc¨ªa las suelas con alcohol y solo as¨ª relaja la postura, y los deja ingresar al consultorio, donde enseguida les aplica en las manos gel antibacterial. La m¨¦dica nicarag¨¹ense se toma muy en serio la amenaza de la covid-19, incluso desde antes que el Gobierno de Daniel Ortega report¨® el primer caso positivo el 18 de marzo. Sin duda mucho m¨¢s que el presidente del pa¨ªs, que ha llegado a estar ausente durante 34 d¨ªas.

Ojeda Peralta no es epidemi¨®loga, pero est¨¢ segura de que el coronavirus en Nicaragua ser¨¢ catastr¨®fico ante la inacci¨®n preventiva del Gobierno. En su consultorio ginecol¨®gico ubicado en el barrio de Altagracia, en Managua, la doctora va acopiando mascarillas N-95, trajes protectores, lentes, batas descartables y cajas de guantes de l¨¢tex. ¡°Cuando la capacidad del sistema de salud se supere, y pase lo de Ecuador, van a llamar incluso a todos los m¨¦dicos privados para que brindemos atenci¨®n¡±, plantea. La doctora Ojeda Peralta est¨¢ decidida a acudir a los hospitales cuando llegue el momento, aunque ni su madre ni su esposo desean que acuda. ¡°Ellos me dicen que piense en mis hijos¡ Pero yo le dije a mi familia que soy m¨¦dica, no una cajera. No puedo quedarme en casa cuando todo empeore. Es mi deber¡±, asegura. La doctora critica que el Gobierno sandinista promueve aglomeraciones, no declare cuarentena, y que el Ministerio de Salud no realice las pruebas suficientes para determinar el avance real del virus. Y, sobre todo, condena que a sus colegas en los hospitales p¨²blicos no les permitan usar equipo de protecci¨®n para atender a los pacientes.
Nicaragua padece ¡°ceguera epidemiol¨®gica¡±. Esa es la conclusi¨®n de los expertos, ya que las autoridades sanitarias no realizan un muestreo masivo. Las alarmas se han disparado en los hospitales por un brote de ¡°neumon¨ªas at¨ªpicas¡±. El mismo Ministerio de Salud revel¨® que hasta el mes de marzo contabilizaron 24.107 casos por ¡°neumon¨ªa¡± y 70 muertes por la misma patolog¨ªa. Los neum¨®logos denuncian que a estos pacientes no les realizan la prueba de la covid-19 y que Nicaragua cuenta con apenas 160 respiradores, de los cuales un 80% est¨¢ en uso.

El Gobierno ha decidido no decretar cuarentena, porque los voceros sanitarios han catalogado la medida como ¡°alarmante y extremista¡±. El mismo presidente, Daniel Ortega, minimiz¨® el impacto de la pandemia en Nicaragua el 15 de abril, tras aparecer despu¨¦s de 35 d¨ªas de ausencia. El mandatario argument¨® razones econ¨®micas para no aislar al pa¨ªs de 6,3 millones de habitantes y asegur¨® que el sistema de salud est¨¢ preparado ¡°en un 90%¡± para enfrentar la epidemia, tanto a nivel de capacidad y en su reserva de medicamentos.
¡°Estamos desprotegidos. No se ha visto un liderazgo¡±, afirma Ojeda Peralta cuando le pedimos que califique la gesti¨®n gubernamental. ¡°Si como Gobierno no dec¨ªs lo que pasa en realidad, la gente no va a entender la magnitud del problema¡±, agrega. La ginec¨®loga sortea la escasez buscando mascarillas N-95 y trajes protectores en el Marketplace de Facebook y otros sitios que abren las puertas al mercado informal. No es lo ideal, pero es lo que hay. Los inventarios de las empresas formales han quedado vac¨ªos debido a la vor¨¢gine de ciudadanos que compraron mascarillas, guantes y alcohol, pese a que el Gobierno no dict¨® orientaciones al respecto.
Los nicarag¨¹enses se impusieron una cuarentena voluntaria y adoptaron las mascarillas como condici¨®n sine qua non para salir a las calles. Sin embargo, hace unas semanas varios ciudadanos denunciaron que fueron agredidos f¨ªsicamente por simpatizantes del Gobierno, quienes les arrancaron los tapabocas con el grito de ¡°no son necesarios¡±. Aunque estos episodios aturden a la poblaci¨®n, la demanda por mascarillas no cesa.
¡°Cuando encuentro mascarillas o guantes, de inmediato llamo a mis colegas en los hospitales y les digo tengo tal cosa. Entonces las compro y se las llevo, porque el Minsa no les proporciona el equipamiento adecuado¡±, relata Ojeda Peralta. Un juego de mascarilla N-95, un traje de protecci¨®n, lentes, guantes, bata y otros insumos cuesta entre 30 y 40 d¨®lares (unos 30 euros) en el mercado informal. Debido a la avalancha de cr¨ªticas, el Gobierno ha anunciado esta semana que Taiw¨¢n don¨® 280.000 mascarillas para ¡°reforzar el trabajo y garantizar la protecci¨®n¡± del personal de la salud.
¡°Los m¨¦dicos en este pa¨ªs estamos solos. Aunque no logremos comprar todo el equipo adecuado, al menos intentamos estar lo m¨¢s preparados posible para cuando llegue lo peor y nos llamen¡±, conf¨ªa la ginec¨®loga. Est¨¢ convencida de que la llamada ser¨¢ pronto.
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Pandemia con pandillas en El Salvador
As¨ª vigilan las maras el cumplimiento de la cuarentena.
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Invisibles en los Andes de Colombia
Decenas de miles de familias ind¨ªgenas denuncian indefensi¨®n ante la pandemia en el pa¨ªs andino.
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Buenos Aires: la cultura se apaga en la metr¨®poli
El confinamiento ha decretado un apag¨®n cultural en una de las capitales m¨¢s aferradas a los teatros y las librer¨ªas del mundo.
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El cuestionado plan de Bolsonaro para Brasil
Caravanas de coches piden el desconfinamiento entre ecos de conspiraci¨®n y el presidente defiende que una crisis econ¨®mica ser¨¢ peor que el virus. La polarizaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs se adapta a la crisis sanitaria.
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Confinados sin gasolina en Venezuela
La grave escasez de combustible ha vuelto a¨²n m¨¢s feroz la cuarentena bajo el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. Ni siquiera los trabajadores de sectores esenciales tienen c¨®mo moverse.
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El virus que silenci¨® a los chilenos
La c¨¢mara que retransmiti¨® el estallido de la ira de Santiago muestra ahora una plaza vac¨ªa mientras se multiplican los esfuerzos para controlar la covid-19.
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Otro terremoto invisible en M¨¦xico
La historia de una madre y su hijo muestra el drama que viven estos d¨ªas los 30 millones de mexicanos que subsisten gracias al comercio informal.
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En la frontera entre M¨¦xico y EE UU: ¡°?Alguien necesita un m¨¦dico?¡±
La comunidad de exiliados cubanos que aguardan asilo de EE UU al norte de M¨¦xico forma un grupo vulnerable con muchos sanitarios dispuestos a ayudar.