El virus que silenci¨® a Chile
La c¨¢mara que retransmiti¨® el estallido de la ira de Santiago muestra ahora una plaza vac¨ªa mientras se multiplican los esfuerzos para controlar la covid-19.
La zona cero de las manifestaciones sociales en Santiago de Chile luce vac¨ªa desde mediados de marzo. Impresiona el silencio, interrumpido apenas por algunos autobuses, coches y motociclistas en los d¨ªas de cuarentena por la covid-19 en algunos municipios de la ciudad. Plaza Italia o plaza Dignidad ¡ªcomo fue rebautizada por algunos en honor a las demandas de la ciudadan¨ªa¡ª fue el lugar donde ocurri¨® de todo desde el 18 de octubre, cuando arranc¨® el estallido en Chile.
¡°Es un s¨ªmbolo. La plaza se convirti¨® en un memorial de la represi¨®n. En los muros del barrio se relata el nuevo Chile y lo que demanda. No hubo ni un d¨ªa desde el 18 de octubre en que las manifestaciones se detuvieran. Hasta la pandemia¡±. Lo relata con propiedad Trinidad Lopetegui (Santiago de Chile, 1989), que desde el comienzo de las manifestaciones observ¨® d¨ªa y noche desde la primera l¨ªnea el devenir de esta plaza viva. Artista visual, dirige la galer¨ªa de arte contempor¨¢neo CIMA, un espacio que se transform¨® en los ojos de las revueltas. Instalada en la ¨²ltima planta de un edificio de los a?os cincuenta, desde la azotea transmiti¨® en directo lo que ocurr¨ªa. ¡°La ciudadan¨ªa reclama contra un sistema neoliberal insostenible que no prioriza a los seres humanos¡±, opina la gestora cultural chilena. ¡°Es un movimiento transversal que trasciende la izquierda y la derecha. Lo tomamos como un deber: contar todo sin intervenciones¡±, recuerda. Usaron primero un tel¨¦fono, luego las c¨¢maras de seguridad de la misma galer¨ªa y, al final, un aparato especial para transmitir en streaming. Las televisiones les ofrecieron dinero para usar el espacio y grabar, pero se negaron. Para salir desde las oficinas a la terraza de 100 metros cuadrados ¡ªdonde est¨¢ instalada la c¨¢mara¡ª, deb¨ªan protegerse para no aspirar los gases lacrim¨®genos que sub¨ªan hasta la planta 11?.
¡°La covid-19 ha dejado en evidencia la importancia de demandas sociales como la salud p¨²blica¡±
Su canal de YouTube ha alcanzado m¨¢s de 18 millones de visualizaciones, 89.000 suscriptores, 11.750 espectadores en simult¨¢neo. Han colgado 382 v¨ªdeos. Les siguen usuarios de todo el planeta, pero sobre todo de Argentina, Estados Unidos, Espa?a, Per¨² y M¨¦xico. ¡°En una ocasi¨®n, una vecina del barrio perdi¨® a su madre en medio de una manifestaci¨®n y la encontr¨® gracias a la transmisi¨®n. Nos transformamos, sin planificarlo, en una plataforma de utilidad p¨²blica¡±, relata.
Pero lo que antes era algarab¨ªa y movimiento ¡ªgritos, c¨¢nticos, m¨²sica, tambores¡ª, con la pandemia se volvi¨® todo quietud: ¡°Ahora hay un silencio desolador, tremendo, impactante¡±, se?ala Trinidad Lopetegui. Fue una especie de frenazo que ha puesto al pa¨ªs en una situaci¨®n bipolar. En octubre, la proclama era Chile despert¨®. La econom¨ªa de Chile se resinti¨®. Pero la covid-19 detuvo en seco la revuelta y el pa¨ªs parece estar viviendo en una especie de limbo. Algunos manifestantes pensaban a comienzos de marzo que lo de la pandemia era un invento de los poderosos para frenar los cambios. Pero, sorpresivamente, los de plaza Dignidad acataron relativamente r¨¢pido las ¨®rdenes de quedarse en casa. ¡°La mayor¨ªa tuvo conciencia y de inmediato se guard¨®¡±, piensa la artista visual.
Chile es el pa¨ªs latinoamericano que m¨¢s pruebas ha hecho de la covid-19: a mediados de abril alcanzaba unos 118.000 ex¨¢menes, con capacidad para unos 8.000 diarios en una cincuentena de laboratorios p¨²blicos y privados. El Gobierno ha basado su estrategia en un alto n¨²mero de test y en cuarentenas ¡°selectivas y din¨¢micas¡± solo en algunos municipios, establecidos de acuerdo a la cantidad de contagios. A diferencia de otros pa¨ªses de la regi¨®n, no se ha optado por confinamientos totales, pese a la presi¨®n de autoridades locales. Desde que se inform¨® del primer caso de la enfermedad el pasado 3 de marzo, las protestas se han detenido en seco, en parte porque rige un toque de queda y un estado de emergencia. El mayor temor en Chile sigue siendo el n¨²mero de respiradores, que la Administraci¨®n ha centralizado desde el sistema p¨²blico y privado. Hace unos d¨ªas, el Ministerio de Salud informaba de que hab¨ªa 538 disponibles en todo el pa¨ªs, distribuidos por el Gobierno central de acuerdo a los requerimientos regionales.
El primer caso de coronavirus se conoci¨® el 3 de marzo y el Gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era decret¨® el estado de excepci¨®n de emergencia ¡ªcon los militares en las calles, como en el estallido¡ª, toque de queda, suspensi¨®n de clases y de comercio. Se mantiene firme en su decisi¨®n de no establecer una cuarentena total a nivel nacional, sino solo en algunas zonas, que van cambiando seg¨²n el contagio. Salvo por alg¨²n cacerolazo organizado en alg¨²n barrio, en estas semanas la protesta se ha detenido casi por completo, aunque en los ¨²ltimos d¨ªas de abril algunos grupos desafiaban a las autoridades con concentraciones todav¨ªa en peque?a escala que fueron reprimidas. El mismo presidente aprovech¨® hace unas semanas la quietud de la plaza y, en un gesto duramente criticado, baj¨® de su coche para fotografiarse en el epicentro del escenario de las protestas: ¡°No comet¨ª ning¨²n delito (¡), nadie es due?o¡± de ese lugar, explic¨® Pi?era despu¨¦s.
La gran pregunta en Chile es qu¨¦ ocurrir¨¢ con la movilizaci¨®n social una vez superada la emergencia sanitaria. Trinidad Lopetegui, que tiene el pulso de la calle en la retina, cree que resurgir¨¢ con fuerza: ¡°La covid-19 ha dejado en evidencia la importancia de demandas sociales como la salud p¨²blica y las grandes desigualdades, desatando mayor indignaci¨®n y rabia en el pueblo¡±, dice.
Desde lo alto del edificio, pese al silencio, se observan las huellas de una multitud que hoy est¨¢ confinada. En el pavimento todav¨ªa se lee: hist¨®ricas. Fue la palabra que las mujeres escribieron en plaza Italia el pasado 8 de marzo, cuando unos dos millones de chilenas salieron a las calles a marchar, en una muestra de la potencia del movimiento social que el feminismo ha liderado. Fue la ¨²ltima gran concentraci¨®n antes del apag¨®n, que la galer¨ªa CIMA sigue sin descanso transmitiendo.
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