Podemos detener la econom¨ªa, pero no reprimir los afectos: ?cu¨¢nto aguantaremos sin abrazos?
Es sobre sexo, pero algo m¨¢s. Es sobre cari?o, pero algo m¨¢s. Es sobre cercan¨ªa, pero algo m¨¢s. Con las nuevas normas de distanciamiento social nos enfrentamos a la ruptura de algo que sab¨ªamos pero nunca hab¨ªamos parado a valorar: que necesitamos el calor ajeno
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Las directrices del distanciamiento social por la crisis del coronavirus son claras: no podemos acercarnos a menos de dos metros de aquellas personas que no convivan con nosotros. Dentro de poco, si nuestra provincia pasa a la fase 1, se dar¨¢ la paradoja de que podremos sentarnos en una terraza o reunirnos en una casa particular con aquellos seres queridos a los que no hemos podido ver durante todo el confinamiento pero, en teor¨ªa, no podremos abrazarlos, besarlos ni coger su mano sin correr el riesgo de contagio del virus. Tras mas de cincuenta d¨ªas de confinamiento, ?puede el ser humano inhibir el instinto de tocarse?
¡°Contrariamente a lo que se pensaba hace a?os, que somos competitivos y en situaciones extremas se impone el individualismo, ahora sabemos que estamos dise?ados para relacionarnos, para buscar la conexi¨®n, la cooperaci¨®n y el contacto f¨ªsico y sexual, especialmente en momentos de inseguridad y amenaza vital¡±
Violeta Alcocer, psic¨®loga
¡°Contrariamente a lo que se pensaba hace a?os, que somos competitivos y en situaciones extremas se impone el individualismo, ahora sabemos que estamos dise?ados para relacionarnos, para buscar la conexi¨®n, la cooperaci¨®n y el contacto f¨ªsico y sexual, especialmente en momentos de inseguridad y amenaza vital¡±, cuenta la psic¨®loga Violeta Alcocer. Seg¨²n explica, esa conexi¨®n con otros es precisamente lo que calma nuestro sistema nervioso en un momento de peligro como este por lo que, desde el punto de vista neurol¨®gico, estamos en una paradoja muy complicada de resolver. Tocarnos y abrazarnos nos relajar¨ªa, pero no podemos hacerlo. ¡°Lo m¨¢s brutal es que, en una situaci¨®n de m¨¢xima amenaza, se nos est¨¢ pidiendo que inhibamos la mejor herramienta de supervivencia que la naturaleza nos ha dado¡±, advierte.
Marcos (nombre ficticio), es una de esas personas que decidi¨® saltarse el confinamiento por la necesidad de ver a otras personas. En su caso, acudi¨® a casa de unos amigos una tarde para tomar unas copas fingiendo que iba al supermercado. ¡°Vivo solo y llevaba unos cuantos d¨ªas muy mal. No me sent¨ªa acompa?ado ni con las videollamadas ni con las llamadas de tel¨¦fono, as¨ª que decid¨ª que era lo mejor para mi salud mental¡±, recuerda. Aunque este dependiente de 33 a?os intent¨® mantener el distanciamiento social en la medida de lo posible no pudo evitar abrazar a uno de sus amigos y rememora la tarde como ¡°un poco rara¡± por la sensaci¨®n de que estaba haciendo algo lejos del mandato generalizado del #quedateencasa. ¡°S¨¦ que si lo hiciera todo el mundo estar¨ªamos perdidos y luego me sent¨ª un impostor al salir al balc¨®n, pero la verdad es que me recarg¨® las pilas, llor¨¦ y re¨ª con ellos, y me sent¨ª mucho mejor que habiendo hecho deporte o cualquier actividad en casa. Fue algo bals¨¢mico¡±, relata.
En el caso de Elena (nombre ficticio) tampoco fue dif¨ªcil burlar las normas porque su novio ¡°viv¨ªa a pocas manzanas¡±, por lo que se vieron casi a demanda. ¡°Creo que si no lo hubiera hecho tal vez estar¨ªa deprimida. No me vi capaz de quedarme sola en casa, pudiendo tener pensamientos negativos en la cabeza con lo que estaba pasando¡±, cuenta. Esta ingeniera de 29 a?os tiene claro que no se arrepiente de su decisi¨®n. ¡°A saber c¨®mo podr¨ªa estar ahora mismo si no lo hubiera hecho¡±.
A pesar de que tanto ella como su novio viven solos, por lo que creen que "reduc¨ªamos el riesgo de contagios¡±, los sentimientos de culpa no dejaron de estar ah¨ª durante todas sus salidas furtivas pero, al final, pes¨® m¨¢s el no poder afrontar un momento as¨ª en soledad. ¡°Creo que quien lo ha logrado es muy fuerte y es entendible que haya sobrepasado a muchos para que hagan lo mismo que yo¡±. En su caso la necesidad de tener sexo no es el asunto que m¨¢s pesaba, ¡°aunque por supuesto que era algo importante¡±.
A la sex¨®loga Ana Lombard¨ªa le preocupan las ¡°posibles carencias afectivas a nivel psicol¨®gico y hasta f¨ªsico¡± si la situaci¨®n se prolonga en el tiempo y la ¡°resaca emocional y miedo a la hora de relacionarnos¡± que nos puede generar en un futuro
De hecho, el sexo parece el ¨²ltimo escal¨®n de toda la desescalada. En nuestro pa¨ªs las gu¨ªas oficiales no hacen referencia expl¨ªcita a cu¨¢ndo se podra volver a tener relaciones sexuales (o si no podemos tenerlas) pero, en Estados Unidos, distritos como el de Washington DC dejan claro en sus webs que el ¨²nico sexo que deber¨ªamos tener durante esta crisis es con aquellas personas que conviven con nosotros, siempre que no muestren s¨ªntomas de enfermedad, y que, en todo caso, nuestro compa?ero sexual m¨¢s seguro somos nosotros mismos. ?Pero es realista que nos pidan este celibato? ¡°Es controvertido, pero es l¨®gico. Aunque me temo que mucha gente se lo va a saltar, sobre todo la soltera¡±, afirma la sex¨®loga Ana Lombard¨ªa.
Seg¨²n la especialista, desde que comenz¨® el desconfinamiento, en su consulta y redes sociales se han sucedido preguntas sobre el tema. En ellas se mezclan la sensaci¨®n de culpa tras haberse saltado las normas sucumbiendo a los instintos y una p¨¢tina generalizada de miedo y falta de confianza de muchas personas que, aunque antes no se hab¨ªan preocupado en exceso por las infecciones de transmisi¨®n sexual, ya est¨¢n alerta ante la perspectiva de conocer gente nueva y la posibilidad de contagio con el coronavirus.
A su parecer, como corrobora el ¨¦xito de aplicaciones como Tinder, que han visto batir su r¨¦cord de swipes (esto es, el gesto de decir s¨ª o no a un candidato por su foto de perfil) durante la cuarentena, la mayor¨ªa de nuestros nuevos contactos ser¨¢n de manera virtual. ¡°Al final, la sexualidad es una necesidad muy importante para el ser humano pero no es una necesidad primaria, esas son comer, beber y dormir. Puede que empeore nuestra calidad de vida, pero de entrada, a corto-medio plazo, no te pasa nada¡±, relata. S¨ª le preocupan m¨¢s ¡°posibles carencias afectivas a nivel psicol¨®gico y hasta f¨ªsico¡± si la situaci¨®n se prolonga en el tiempo y la ¡°resaca emocional y miedo a la hora de relacionarnos¡± que nos puede generar en un futuro.
Precisamente ese es uno de los temas en los que tambi¨¦n hace hincapi¨¦ Alcocer: la duraci¨®n en el tiempo de una situaci¨®n a todas luces artificial como esta y que debe ser ¡°a corto plazo¡±. En su opini¨®n, los seres humanos podemos adaptarnos a vivir sin comodidades, sin recursos econ¨®micos, sin ocio y sin todo lo que forma parte de nuestro estilo de vida actual, pero hay algo a lo que no podemos renunciar: las relaciones afectivas. ¡°Es curioso c¨®mo durante el transcurso de esta crisis se han puesto sobre la mesa las consecuencias que todo esto tiene sobre nuestra econom¨ªa, pero no sobre nuestra biolog¨ªa. Desde el punto de vista humano, lo prioritario no es el dinero, sino recuperar la posibilidad de relacionarnos con libertad. Porque, aunque suene cursi, el amor ha sido y es nuestra garant¨ªa de supervivencia como especie¡±.
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