Ministros inexistentes: no existan, por favor
Nuestros Ministros de Cultura suelen ser figuras de biombo, y apenas llegan a disponer de presupuesto
He llamado la atenci¨®n sobre este asunto a menudo, pero siempre hay que repetirse. Nuestras sociedades valoran tanto el trabajo de los artistas que lo confiscan como ¡°bien supremo¡± a los 70 a?os de la muerte de sus creadores. Es lo ¨²nico que est¨¢ prohibido transmitir o heredar indefinidamente, a diferencia de lo que ocurre con el dinero, los inmuebles, las tierras, el ganado, los cuadros, las tiendas y hasta el broche de la abuela. Cada vez que la obra de un escritor o de un m¨²sico pasa a ser ¡°del dominio p¨²blico¡±, los peri¨®dicos componen falseadores titulares de ¨¦xtasis (este mismo hace poco) como ¡°Joseph Roth o James Joyce, por fin libres¡±. ?Por fin? Nadie imped¨ªa su publicaci¨®n, previo pago a sus descendientes, como es natural y pasa con lo dem¨¢s. Lo que semejantes titulares celebran es que, a partir de ahora, quienes har¨¢n caja con esos ¡°productos culturales¡± ser¨¢n los mil editores a quienes se les antoje incluirlos en sus cat¨¢logos y cobrar por ello. Nunca asistimos a festejos por la ¡°liberaci¨®n¡± de una pintura, un palacio, un piso o el broche de la abuela, porque esas posesiones jam¨¢s pasan al dominio p¨²blico. El pretexto para semejante excepci¨®n con los derechos literarios y musicales es que lo inventado por los artistas es TAN, TAN valioso, que su disfrute ha de ser por fuerza masivo y gratis, para todos los humanos futuros.
Se deducir¨ªa, por tanto, que los creadores, mientras vivan, deber¨ªan estar mimados y protegidos y quiz¨¢ gozar de compensaciones por adelantado (?facilidades o incluso exenciones fiscales?); y que se les tendr¨ªa que hacer mucho caso. Pero nuestras sociedades ¡ªla espa?ola a la cabeza¡ª no tienen el menor empacho en contradecirse. Nuestros Ministros de Cultura suelen ser figuras de biombo, y apenas disponen de presupuesto. ?Ustedes recuerdan qui¨¦nes lo fueron durante los a?os de Rajoy? Yo no, francamente. A lo sumo se me aparece el espectro de Wert, pero m¨¢s por su vandalismo en Educaci¨®n que por otra cosa, comparable con el actual de Cela¨¢, que ha impulsado la burricie de privar a los escolares de formaci¨®n matem¨¢tica. Para que jam¨¢s aprendan a pensar ni a asociar, y se embrutezcan a¨²n m¨¢s con sus obsesivos m¨®viles.
El Gobierno cuenta con 23 ministros, creo, los cuales cuentan a su vez con una turba de secretarios, subsecretarios y asesores amigos nombrados a dedo. A varios de esos 23 ni los conocemos. Parecen no existir, lo cual nos trae la pregunta de por qu¨¦ se embolsan puntualmente un buen salario. Entre ellos est¨¢, sin duda, el Ministro de Cultura, un tal Rodr¨ªguez Uribes del que no hab¨ªa o¨ªdo una palabra, y llevo 49 a?os publicando libros. En realidad ha tenido dos intervenciones, Uribes. La primera fue un acto demag¨®gico, amilanado y cobarde: cancelar las actuaciones de Pl¨¢cido Domingo en el Real, la Zarzuela y en cuantos sitios ten¨ªa mano su Ministerio. Sin que haya habido no ya una condena del bar¨ªtono, sino ni siquiera una denuncia en regla. Que se sepa, Domingo no tiene ninguna cuenta pendiente con la justicia en ning¨²n pa¨ªs, s¨®lo una serie de acusaciones tan vagas como interpretables. El cantante cometi¨® el error de ¡°pedir perd¨®n¡± y ¡°asumir sus responsabilidades¡±, asimismo inconcretas y vagas. No repar¨® en que, en la sociedad actual, disculparse por haber molestado u ofendido sin querer a alguien se ha convertido en una incongruente admisi¨®n de culpa. As¨ª que Uribes, que es valenciano, decidi¨® comportarse como un puritano estadounidense (y no como un austriaco o un alem¨¢n justo y sensato) para complacer a las jaur¨ªas que ladran en cuanto olfatean una pieza que abatir. En verdad un acto ruin y medroso.
Su segunda intervenci¨®n recordada ha sido para desde?ar la Cultura y jactarse de unas ayudas rid¨ªculas al sector, en especial al del libro. Justo en pleno confinamiento, cuando mucha gente lo ha soportado merced a la lectura, y cuando ni libreros ni distribuidores ni editores ni autores ingresaban un penique de agradecimiento por el alivio proporcionado a los enclaustrados. Dada su estatura intelectual, es comprensible que a S¨¢nchez, Casado, Iglesias, Abascal, Torra, Junqueras, Otegi y Rufi¨¢n les traiga sin cuidado la cultura. Bueno, el tercero cree cumplir viendo Juego de tronos en sesi¨®n continua como si leyera a Maquiavelo y comentando otras series con su valedor Iv¨¢n Redondo, y el sexto con escribir sus ¡°cuentos desde la mazmorra¡±. Pero que la subestime y castigue el Ministro encargado de defenderla y sostenerla, es simplemente un chiste malo, muy malo.
Estas semanas deber¨ªa haberse celebrado la Feria del Libro del Retiro. Es de suponer que Uribes y los dem¨¢s estar¨¢n encantados de que se haya suspendido: se han zafado del tremendo engorro de aparecer por all¨ª alg¨²n d¨ªa para fingir que les interesa la literatura y codearse un rato ¡ªnunca mejor dicho ahora¡ª con unos cuantos autores y autoras que les sonar¨¢n de la prensa o que acaso les ser¨¢n afines y afectos, a cada cual unos distintos. De la televisi¨®n no les sonar¨¢n, porque en ella rara vez salen. Y m¨¢s les vale.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.