¡°Una sociedad que visibiliza mejor el cuidado, muy probablemente es una sociedad mejor para los ni?os¡±
El informe 'Infancia Confinada' da voz a ni?as y ni?os, los grandes olvidados de la marcha social en general, y de la gesti¨®n de la crisis por coronavirus en particular
El disparate: mientras los lugares de socializaci¨®n pensados y disfrutados para adultos van volviendo a abrir sus puertas, los parques infantiles siguen precintados, quiz¨¢s a la espera de que alguien ¨Cno sabemos qui¨¦n¨C se acuerde de los ni?os y ni?as. Lo de los parques podr¨ªa ser anecd¨®tico, en parte porque es seguro que la infancia no necesita de esos corrales acolchados m¨¢s de lo que necesita tierra, piedras y palos ¨Cy que por suerte a¨²n quedan en alg¨²n que otro lugar¨C pero llama la atenci¨®n que sus espacios y sus necesidades siempre vayan a la cola de ese tren llamado covid-19. Su voz parece inaudible, su presencia invisible. Aunque no para todos.
Los soci¨®logos Iv¨¢n Rodr¨ªguez y Marta Mart¨ªnez y la abogada Gabriela Vel¨¢squez se convirtieron durante el confinamiento en el altavoz y en el espejo de la infancia. El medio para hacerlo: una encuesta online dirigida a los ni?os y las ni?as espa?oles las primeras semanas del confinamiento. Fruto de sus respuestas publicaban a mediados de abril, y apoyados por el colectivo Enclave de Evaluaci¨®n y Enfoque de Derechos Humanos, el estudio Infancia confinada: ?C¨®mo viven la situaci¨®n de confinamiento ni?as, ni?os y adolescentes? M¨¢s de 120 p¨¢ginas que albergan sus demandas, deseos, miedos e incertidumbres. Ojal¨¢ tambi¨¦n en la agenda pol¨ªtica. ¡°Hemos visto que son muy cr¨ªticos en el plano institucional y no han desaprovechado la ocasi¨®n de interpelar a diferentes de actores sociales para pedir mejoras en temas de salud, justicia, pensiones y educaci¨®n¡±, dice Marta Mart¨ªnez, soci¨®loga especializada en Necesidades y Derechos de la Infancia y portavoz del grupo.
PREGUNTA: ?Por qu¨¦ consider¨¢is que es importante tener en cuenta tambi¨¦n la opini¨®n de ni?os, ni?as y adolescentes en esta crisis originada por el coronavirus?
RESPUESTA: ?No lo es por s¨ª misma? ?Deber¨ªamos justificar esta importancia si habl¨¢ramos de otros colectivos? Cualquiera que considere a ni?as y ni?os parte de su mundo, de su sociedad, debe f¨¢cilmente darse cuenta de que es importante escucharles. Negar esto es atribuirnos (las personas adultas) un estatus diferenciado y privilegiado, y desde?ar la posibilidad de construir una relaci¨®n con la poblaci¨®n infantil en pie de igualdad. Por otro lado (m¨¢s pr¨¢ctico), ni?as y ni?os pueden aportar una visi¨®n ¨²til y diferente sobre ciertos procesos esenciales de nuestra sociedad (lo educativo, por ejemplo) que dif¨ªcilmente podr¨ªan aportar otros agentes sociales cuyas vivencias est¨¢n muy alejadas del mundo infantil.
P: Durante el confinamiento quisisteis escucharles y a partir de sus voces elaborasteis el informe Infancia confinada: ?C¨®mo viven la situaci¨®n de confinamiento ni?as, ni?os y adolescentes? . ?Qu¨¦ valoraci¨®n hac¨¦is de los resultados del estudio que hab¨¦is publicado?
R: Pese a ser una iniciativa de investigaci¨®n singular (sin apoyo institucional, desde el confinamiento de los propios investigadores, sin trabajo de campo presencial¡) ha resultado una experiencia muy rica. Es imposible resumir sus resultados sin ser poco fiel a esta riqueza emp¨ªrica y argumental (para el detalle, en todo caso, est¨¢ el informe completo, de m¨¢s de 120 p¨¢ginas) pero s¨ª pueden sumarse algunos grandes argumentos. Por ejemplo, que son sujetos concienciados de poseer sus derechos y tambi¨¦n son sujetos comprometidos con el confinamiento, que apoyan y dicen acatar de manera masiva (pese a sufrir su forma m¨¢s restrictiva); que lejos de vivir el confinamiento desconectados de la realidad o desde una pretendida ¡°inocencia¡± desinformada, tienen clara la gravedad de la crisis y han manifestado una evidente preocupaci¨®n, no ya por el contagio, tambi¨¦n por el posible impacto econ¨®mico que esta tendr¨¢ sobre los recursos familiares y el empleo de sus progenitores; que la mayor parte se han mostrado tranquilos y resilientes durante el confinamiento, pero la preocupaci¨®n y la tristeza han aparecido con una frecuencia rese?able en sus vidas y un peque?o grupo manifiesta una satisfacci¨®n vital menor que el resto al estar m¨¢s aislados y haberse quedado encerrados en hogares con un peor clima familiar.
Tambi¨¦n hemos visto que son muy cr¨ªticos en el plano institucional y no han desaprovechado la ocasi¨®n de interpelar a diferentes de actores sociales para pedir mejoras en temas de salud, justicia, pensiones y educaci¨®n. Sobre la instituci¨®n educativa han sido particularmente cr¨ªticos, en lo relativo a la presi¨®n que sienten en las tareas escolares y lo que ocurrir¨¢ con los ex¨¢menes.
P: La poblaci¨®n infantil ha sido el colectivo con una movilidad mucho m¨¢s restringida o nula por el confinamiento, incluso ahora vemos como los lugares de socializaci¨®n pensados para adultos van volviendo a abrirse pero lugares como los parques siguen cerrados. Blanco y en botella, ?no?
R: Podr¨ªamos decir que se ha invisibilizado a la infancia, que no significa que no se la haya tenido en cuenta en absoluto, sino m¨¢s bien que se la ha representado de manera distorsionada e interesada para servir a argumentos adultos donde es m¨¢s frecuente que se les suplante a que se les represente. Pero adem¨¢s un tema que ha preocupado mucho al equipo investigador es que durante la pandemia se ha insistido en argumentos que tienen un enorme potencial estigmatizador, basados en estereotipos como los de presentarlos como los ¡°vectores de transmisi¨®n¡± o los ¡°vectores de contagio¡± (a veces incluso por parte de los propios expertos y autoridades sanitarias).
P: Tambi¨¦n hab¨¦is valorado las condiciones en las que viven los ni?os y ni?as. Recog¨¦is que solo 4 de cada 10 ni?os disfrutan del privilegio de un patio o terraza. ?Las condiciones en las que los ni?os y ni?as han estado confinados se han reflejado en sus respuestas?
R: Nuestro estudio no es estad¨ªsticamente representativo y recoge la opini¨®n de ni?os de municipios muy diferentes; es posible que este dato sea mucho menor en zonas urbanas, por ejemplo. En general sienten satisfacci¨®n con el espacio del que disponen, pero al mismo tiempo deslizan opiniones en las que queda claro que tambi¨¦n querr¨ªan casas m¨¢s amplias y, por supuesto, con la posibilidad de una terraza, patio o un jard¨ªn. Pero es un aspecto que el estudio no puede aseverar de manera muy precisa.
P: Para muchos de los encuestados, compartir las 24 horas del d¨ªa junto a sus padres y familiares, disponer de m¨¢s tiempo con ellos, ha sido visto como algo positivo¡ No s¨¦ si eso dice mucho de nuestros ritmos de vida¡
¡°Cualquiera que considere a ni?as y ni?os parte de su sociedad debe darse cuenta de que es importante escucharles¡±
R: Desde luego el confinamiento ha producido una situaci¨®n parad¨®jica: a algunos ni?os y ni?as se los ha encerrado en un clima familiar que puede estar deteriorado o incluso ser asfixiante y poco saludable; pero a otros muchos les ha hecho redescubrir la convivencia familiar y la posibilidad de que diferentes miembros de la familia emprendan proyectos juntos y enfrenten los d¨ªas de otra forma m¨¢s compartida. Muy probablemente es una sensaci¨®n que ser¨¢ m¨¢s acusada en ni?os y ni?as de grandes ciudades, donde la jornada laboral, sumada a largos desplazamientos hacen que la familia pase menos tiempo junta en la semana laboral.
P: ?Se pueden proteger los derechos de la infancia y la adolescencia sin poner los cuidados en el centro?
R: Es una pregunta demasiado abierta para tener una sola respuesta. Para empezar, ni?os y ni?as tambi¨¦n pueden ser cuidadores, no solo receptores del cuidado. Pero s¨ª, creemos que en general una sociedad que visibiliza mejor el cuidado (?cu¨¢nto discurso sobre el cuidado hemos visto en nuestra sociedad durante la crisis, frente al monopolio cuasi absoluto de la terminolog¨ªa b¨¦lica del ¡°combate¡± y el ¡°frente¡± contra al virus?) muy probablemente es una sociedad mejor para la poblaci¨®n infantil. Y ligada al cuidado la cuesti¨®n de la tensi¨®n no resuelta entre lo laboral y lo familiar y la llamada desde el feminismo sobre ¡°sostenibilidad de la vida¡±, para lograr que la sociedad reconozca mejor el valor que tienen actividades invisibles que, parad¨®jicamente, sostienen el valor econ¨®mico y todo el trabajo formal que le acompa?a en el mercado de trabajo.
P: Os preguntaba lo anterior porque desde hace tiempo me planteo si todos los discursos en favor de la conciliaci¨®n parecen ir dirigidos a cuidar la productividad y no a los ni?os y ni?as. ?Es necesario crear otro relato distinto acerca de eso que se ha mal llamado ¡°conciliaci¨®n¡±?
R: Totalmente. De hecho, quiz¨¢s el t¨¦rmino ¡°conciliar¡± (que alude siempre a un conflicto o a partes enfrentadas) deber¨ªamos sustituirlo. Es otro ejemplo de c¨®mo se invisibiliza a las ni?as y ni?os, se les considera objeto de la conciliaci¨®n (y parte del problema), no sujetos de la misma (y parte de la soluci¨®n).
P: Dice Luis Pedernera, presidente del Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o de Naciones Unidas, en el pr¨®logo de la publicaci¨®n: ¡°Los ni?os dicen y cuando hacen o¨ªr su voz, nos renueva la esperanza de que algo mejor est¨¢ por venir¡±. ?Sois optimistas?
R: Es una pregunta que cada uno de los tres tendr¨ªa que responderte por separado, creemos¡ En cualquier caso, a veces nos gusta definirnos un poco a la manera de Gramsci: optimistas del coraz¨®n y la voluntad (porque deseamos que el mundo cambie a mejor despu¨¦s de esta crisis) pero pesimistas de la raz¨®n (porque toda la informaci¨®n que manejamos nos indica que va a costar mucho trabajo que cambie¡). En cualquier caso, si hemos emprendido una iniciativa como esta de escuchar y visibilizar a la Infancia confinada, es que alguna esperanza albergamos.
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