El trance de enterrar a los musulmanes atrapados por la covid-19
El cierre de fronteras impuesto por la pandemia ha interrumpido una pr¨¢ctica religiosa muy arraigada entre los migrantes musulmanes: el traslado de los cad¨¢veres a sus pa¨ªses de origen para descansar. Inhumar a los muertos respetando la diversidad nunca fue tema sencillo
En Francia, la muerte ha sido durante mucho tiempo motivo de enfrentamientos violentos, hasta que, tras la proclamaci¨®n del Edicto de Nantes, Enrique IV defendi¨® la separaci¨®n de los cementerios por confesi¨®n religiosa despu¨¦s de que los difuntos musulmanes fueron rechazados en los cementerios cat¨®licos. La Revoluci¨®n Francesa transform¨® los cementerios parroquiales en cementerios organizados en funci¨®n de la fe del colectivo de creyentes. La aprobaci¨®n de las leyes laicas de 1881 y 1884 pusieron fin a esta obligaci¨®n de los municipios de separar los difuntos en funci¨®n de su creencia religiosa o de las circunstancias del fallecimiento. M¨¢s tarde, la ley del 28 de diciembre de 1904 se consider¨® un acto de gracia que despoj¨® a los religiosos cat¨®licos del monopolio sobre los cementerios municipales, favoreciendo a la creaci¨®n de cementerios para minor¨ªas religiosas.
Actualmente, la repatriaci¨®n funeraria es una medida que ha aliviado la presi¨®n sobre los cementerios musulmanes en Espa?a y Francia, sobre todo para los emigrantes de la primera y segunda generaci¨®n, que deseaban regresar a su tierra natal, aunque fuera como muertos. El cierre de fronteras impuesto por el coronavirus ha interrumpido una pr¨¢ctica muy arraigada entre los musulmanes como es el traslado de los cad¨¢veres para descansar en su pa¨ªs. Las agencias de seguros e intermediarios privados especializados en el retorno de los africanos, son entidades promovidas por los Estados de origen para asegurar la vuelta definitiva de los difuntos. El mercado de la muerte halal se ha transformado en un negocio muy lucrativo por parte de entidades y operadores privados, que aument¨® desde la d¨¦cada de 1980 debido a la creciente llegada de musulmanes a los pa¨ªses europeos. Sin embargo, uno de los aspectos m¨¢s importantes de la crisis actual es que la repatriaci¨®n de los cuerpos de difuntos est¨¢ pr¨¢cticamente suspendida hacia los pa¨ªses del Magreb y ?frica subsahariana. Parece que la situaci¨®n es diferente para los musulmanes de origen turco, las repatriaciones de difuntos siguen organiz¨¢ndose como antes.
El lugar de entierro de los musulmanes es un asunto muy significativo. Para las familias es muy importante que se lleve a cabo en el pa¨ªs de origen, ya que el sentimiento de transgresi¨®n por haber muerto lejos de la ciudad natal hace que vivan con un sentimiento de reproche por no haber cumplido el proyecto inicial: el retorno definitivo. Para algunos, se trata de un paso esencial para evitar el arraigo definitivo en el pa¨ªs de acogida.
El entierro en la tradici¨®n musulmana tiene que ser lo m¨¢s r¨¢pido posible y, por lo general, solo est¨¢ contemplado en los pa¨ªses de origen de las familias. Un proyecto que se prepara con mucho tiempo de antelaci¨®n debido a que conlleva una alta carga emocional, adem¨¢s de la provisi¨®n financiera que supone su organizaci¨®n (pues los tr¨¢mites son caros, de hasta 5.000 euros), y de la presi¨®n social y cultural percibida por no cumplir el deseo eterno de todo musulm¨¢n.
El entierro en el suelo del pa¨ªs de origen de los padres est¨¢ presente en la conciencia colectiva de los musulmanes y lo mismo pasar¨¢ en las generaciones sucesivas. Esta situaci¨®n provoca cierta sensaci¨®n de frustraci¨®n hacia los representantes de la comunidad musulmana, que desde sus comienzos han podido satisfacer un poco, y a veces nada, la creciente demanda de contar con cementerios para musulmanes, por lo que muchos familiares de los difuntos se han movilizado para organizarse y no permitir que sus muertos est¨¦n exiliados eternamente en la tierra de inmigraci¨®n. En este sentido, los familiares viven un dolor intensificado por el sentimiento de no poder satisfacer el ¨²ltimo deseo su cercano fallecido.
La preferencia por la sepultura en suelo del pa¨ªs de origen se explica por razones culturales y religiosas: la orientaci¨®n de la tumba debe estar en posici¨®n que permita que la cabeza del difunto mire siempre hacia la Meca
En Francia, no hay cementerios enteramente para musulmanes, pero hay lo que se llama "plazas musulmanas", es decir, se les reserva una parte. Sin embargo, las plazas son muy limitadas, lo que ha provocado que muchos alcaldes se encuentren ante la urgente demanda de creaci¨®n de cementerios para musulmanes que, a veces por falta de espacios libres en las zonas urbanas, no se puede satisfacer.
Durante esta crisis, el coronavirus ha hecho que imames o l¨ªderes religiosos musulmanes adopten un discurso tranquilizador hacia la comunidad. "Han de tener en cuenta que no es la tierra la que hace a nadie sagrado, sino las buenas obras las que ennoblecen al difunto", indic¨® el Consejo Europeo de Ulemas Marroqu¨ªes, con sede en Bruselas y miembro del oficial Consejo Superior de Ulemas de Marruecos. Y para no cerrar la puerta al cumplimiento del deseo eterno de muchos musulmanes, han se?alado que el difunto puede dejar un testamento para su traslado posterior a su tierra natal cuando lo permitan las circunstancias.
La preferencia por la sepultura en suelo del pa¨ªs de origen se explica por razones culturales y religiosas: la orientaci¨®n de la tumba debe estar en posici¨®n que permita que la cabeza del difunto mire siempre hacia La Meca. Se trata de una tradici¨®n que el Cor¨¢n contempla en el vers¨ªculo 115 la sura Al-Baqara (la Vaca): "De Dios son el oriente y el occidente; dondequiera que os volv¨¢is, all¨ª (encontrar¨¦is) la Faz de Dios. Dios lo abarca todo y no hay nada que escape a su conocimiento". Es necesario destacar tambi¨¦n que una tumba en Marruecos es vitalicia, mientras que en Europa un difunto permanece un tiempo limitado en la tumba, salvo que disponga de un pante¨®n familiar.
La necesidad de estar rodeado de musulmanes en el lugar de entierro final hace referencia a la idea de separaci¨®n entre cat¨®licos, protestantes, musulmanes y jud¨ªos; es un debate que ya tuvo lugar en el siglo XIX, en un momento en que se gestaba la idea de que los cristianos y los jud¨ªos no deben ser enterrados entre tumbas de musulmanes.
Sin embargo, la situaci¨®n provocada por el coronavirus presenta una oportunidad de integraci¨®n de la comunidad musulmana que, mientras los Ayuntamientos encuentran una soluci¨®n al problema de los cementerios, ha tenido que contratar seguros privados para repatriar los cuerpos de sus familiares a sus pa¨ªses de origen. Es una manera de integraci¨®n verdadera, que salva todas las distancias y elimina este tipo de barreras f¨ªsicas entre el pa¨ªs de origen y de acogida, permitiendo enterrar a sus familiares cerca de casa.
Abderrahim El Jirari es traductor e investigador de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares.
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