Gu¨ªa para los nuevos ciclistas urbanos o c¨®mo superar los obst¨¢culos para moverse en bici
Sudor, pereza, conductores poco respetuosos... El autor explica c¨®mo venci¨® sus temores para cambiar la moto por la bicicleta en sus desplazamientos por Madrid
En enero de 2019 volv¨ª a Madrid despu¨¦s de dos a?os en Latinoam¨¦rica. Pr¨¢cticamente desde mi primera llegada a la capital, en 2007, me hab¨ªa movido en moto, pero a mi vuelta decid¨ª dar un paso que, me consta, muchos est¨¢n pensando ahora: desplazarme en bici por la ciudad. Hab¨ªa varias razones para ello y por entonces ninguna era evitar pillar un coronavirus en el transporte p¨²blico. La principal era la coherencia: no quer¨ªa contribuir a emitir una contaminaci¨®n de la que no paraba de quejarme. Si aspiraba a vivir en una ciudad con m¨¢s bicis y menos coches, subirme a una deb¨ªa ser el primer paso. Como secundarias: ganaba una hora de actividad f¨ªsica al d¨ªa y ahorraba en gasolina, seguros y mantenimiento de la moto.
Obviamente, no todo eran ventajas: a cambio de ir en bici sacrificaba unos cuantos minutos al d¨ªa. Mi trabajo est¨¢ a unos 20 de casa en moto, es decir, dedicaba 40 diariamente a desplazamientos. Con la bici supone algo m¨¢s de una hora. Tampoco voy a negar que hay que luchar contra otros desincentivos que muchos alegan a la hora de dar este paso: sudor, pereza, conductores poco respetuosos¡ Pero compensa con creces. Me anim¨¦ a escribir este texto por si mi experiencia pudiera ayudar o animar a los dubitativos.
Comenc¨¦ usando Bicimad, el servicio de bici el¨¦ctrica municipal. Como su cobertura no llega ni cerca de la calle Miguel Yuste, donde est¨¢ la redacci¨®n de El Pa¨ªs, la dejaba en la ¨²ltima estaci¨®n y all¨ª la combinaba con el metro. Me sirvi¨® para darme cuenta de que era perfectamente factible moverse en bici, de que era agradable pedalear por El Retiro todas las ma?anas y de que escuchar los p¨¢jaros era mejor que la megafon¨ªa del subterr¨¢neo. Si trabajase en un lugar conectado con Bicimad, probablemente no habr¨ªa dado el siguiente paso: comprarme una bici el¨¦ctrica para eliminar definitivamente el metro de la ecuaci¨®n.
Con m¨¢s de un a?o y medio circulando en bici por Madrid, as¨ª respondo a las principales reticencias que me plantean quienes est¨¢n pensando en dar el mismo paso:
Las cuestas
Tengo que reconocer que si tuviera que pedalear en las cuestas sin la ayuda del peque?o motor el¨¦ctrico de mi bici, me dar¨ªa m¨¢s pereza recorrer todas las ma?anas sobre dos ruedas los casi nueve kil¨®metros que separan la redacci¨®n de mi casa. En una ciudad m¨¢s llana no habr¨ªa problema, pero Madrid est¨¢ asentada sobre colinas, es un constante sube y baja. Si hubiera menos distancia, tampoco. Y hay compa?eros menos perezosos que yo que hacen un trayecto similar sin ayuda del motor a diario. El m¨ªo no es tan poderoso como los de las Bicimad, hay que pedalear y esforzarse, pero el empuj¨®n que da en las pendientes se agradece mucho y permite mantener una velocidad decente durante todo el camino, ahorrando tambi¨¦n algo de tiempo. Es m¨¢s cara que una convencional, pero las hay por menos de 1.000 euros, lo que equivale a un par de a?os de abono transporte y es mucho menos de lo que se gasta en unos meses en seguro, garaje, gasolina, impuestos y mantenimiento de un autom¨®vil. Es una inversi¨®n que a la larga se amortiza.
El sudor
La bici el¨¦ctrica ayuda a que la sudoraci¨®n no sea extrema. Incluso en verano, la hora a la que la mayor¨ªa entra a trabajar no suele ser t¨®rrida y con un cambio de camiseta puede ser suficiente. Cuando no, si no hay vestuarios en el trabajo, existe la opci¨®n de apuntarse a un gimnasio cercano a la oficina para darse una ducha previa. Aumenta un poco el presupuesto si solo se usa para esto, pero sigue siendo bastante m¨¢s barato que desplazarse en coche o moto.
El mal tiempo
Para m¨ª el fr¨ªo no es un problema: en seguida se entra en calor pedaleando. Solo suelo dejarla en casa si llueve mucho. La bici no es una religi¨®n ni un matrimonio, no te reprochar¨¢ que le seas infiel. Si alg¨²n d¨ªa llueve, hace demasiado calor o fr¨ªo, se puede acudir al medio de transporte alternativo, ya sea p¨²blico o privado. Si alg¨²n d¨ªa tengo una especial prisa o me viene mejor, suelo echar mano de aplicaciones de coches o motos el¨¦ctricas. Si la mayor¨ªa usase la bici para moverse solo unos d¨ªas a la semana ya se quitar¨ªan muchos veh¨ªculos de las calles.
D¨®nde dejarla
En mi caso uso la bici en un 90% para ir del trabajo a mi casa y de casa al trabajo. Tengo sitio seguro donde dejarla en ambos. Hay candados muy resistentes, pr¨¢cticamente irrompibles sin una radial, que brindan bastante seguridad para dejarla en la calle. Utilizo uno de ese tipo cuando lo hago. Como medida adicional, me di de alta en Biciregistro, una especie de censo nacional de bicicletas que facilita su localizaci¨®n en caso de robo mediante un sistema de marcado seguro. En cualquier caso, cuando me muevo por el centro (en su sentido m¨¢s amplio: en Madrid, todo lo que est¨¦ dentro de la M-30), me resulta m¨¢s c¨®modo usar las bicis municipales, as¨ª que es frecuente que lo haga a pesar de tener una propia.
Los coches
Aunque soy un ciclista urbano relativamente novato, llevo desde los 15 a?os yendo con la bici por carretera, as¨ª que los coches no me resultan especialmente amenazantes. Salvo casos contados, no tengo gran sensaci¨®n de peligro y he sufrido m¨¢s sustos en los carriles bici integrados en las aceras (invadidos por los peatones por su falta de uso ciclista) que por la propia calzada. Pero comprendo que no para todo el mundo es as¨ª. Las infraestructuras para bici en Espa?a, en general, son escas¨ªsimas y este es el mayor desincentivo para moverse a pedales por la ciudad. Cuantos m¨¢s ciclistas haya, la demanda obligar¨¢ a los pol¨ªticos poco motivados a ofrecer m¨¢s ciclov¨ªas, pero no se pueden esperar vocaciones de m¨¢rtires por los carriles bici. Yo particularmente me sorprend¨ª de que, modificando ligeramente la ruta m¨¢s intuitiva a mi trabajo, a penas necesitaba ir por la calzada. Calculo que el 80% de mi trayecto diario es por carril bici o por un parque (en mi caso, El Retiro). Solo comparto con coches dos peque?os tramos, uno de ellos muy poco concurrido. Quiz¨¢s esto le pasa a m¨¢s personas y no lo saben; es cuesti¨®n de explorar un poco y adaptar el itinerario.
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