El empleo informal: una amenaza a¨²n mayor que el coronavirus

La segunda semana de marzo, Latinoam¨¦rica miraba con incredulidad lo que estaba pasando en Europa. Las im¨¢genes de los cortejos f¨²nebres interminables en Lombard¨ªa, los ej¨¦rcitos desinfectando las calles, los pacientes en estado cr¨ªtico en los hospitales. Si eso estaba ocurriendo en pa¨ªses que cuentan con sistemas estatales de salud y de protecci¨®n social, ?Qu¨¦ podr¨ªa llegar a ocurrir en Am¨¦rica Latina si el virus golpeara de la misma forma?

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Ante este panorama, muchos pa¨ªses decidieron preparase para lo peor decretando cuarentenas obligatorias como en Chile, Per¨² o Argentina. Colombia tambi¨¦n tom¨® medidas, preparando a la poblaci¨®n para una situaci¨®n de emergencia y confinamiento. Todo ello cuando en algunos de estos pa¨ªses ni siquiera hab¨ªa casos confirmados.

Las primeras semanas muchos pa¨ªses lograron mantener el virus a raya con un crecimiento muy lento y sostenido de los casos y con apenas fallecidos. Pasaban los d¨ªas y algunos Gobiernos empezaban a creer que lo estaban logrando y que los peores pron¨®sticos no se estaban cumpliendo.

Con los pa¨ªses cerrados por dentro y por fuera, la situaci¨®n epidemiol¨®gica parec¨ªa controlada, pero despu¨¦s de algunas semanas una realidad escondida e inc¨®moda empez¨® a aflorar: millones de hogares en Am¨¦rica Latina dependen de ingresos diarios y si no trabajan, no comen.

Las cifras de informalidad laboral en Latinoam¨¦rica son escalofriantes. En Per¨², el 70% de los hogares dependen de ingresos informales; en Colombia, el 48%; en Brasil, el 41%; Argentina tiene un 50%, y en M¨¦xico m¨¢s de 30 millones de hogares se sustentan por los ingresos diarios. En Chile, que tiene la tasa m¨¢s baja, el empleo no regulado representa el 30% de la ocupaci¨®n laboral.

Con este panorama, las medidas de prevenci¨®n y confinamiento fueron un muro muy ef¨ªmero de contenci¨®n, e impulsadas por la necesidad, muchas personas se vieron obligadas a salir a la calle e intentar trabajar. D¨ªas despu¨¦s, los resultados est¨¢n a la vista: Am¨¦rica Latina super¨® a Europa en n¨²mero de casos positivos hace ya algunas semanas y los contagios siguen disparados.

En Per¨², el 70% de los hogares dependen de ingresos informales, en Colombia el 48%, en Brasil el 41%, Argentina tiene un 50% y en M¨¦xico m¨¢s de treinta millones de hogares

Pero la informalidad laboral no solo se traduce en la falta de ingresos diarios para cubrir las necesidades b¨¢sicas. Sin empleo regulado no hay protecci¨®n social, ni salud, ni pensiones. La capacidad recaudatoria e impositiva de los pa¨ªses es muy baja, lo que limita mucho la implementaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas y el libre mercado cabalga desbocado, ampliando cada d¨ªa m¨¢s la brecha social y las desigualdades.

Un d¨ªa cualquiera, antes de la pandemia, las calles del centro de Buenos Aires, Bogot¨¢, Santiago o Lima estaban abarrotadas de vendedores, puestos de comida y de todo tipo de art¨ªculos, conformando una realidad cotidiana, que casi era parte del paisaje pintoresco de estas bell¨ªsimas ciudades. Hoy, algunas de estas personas se reinventan, venden mascarillas, guantes, o gel hidroalcoh¨®lico, venden a domicilio, pero los clientes escasean.

Pocas veces nos paramos a pensar lo duro que es levantarse antes de que amanezca para conseguir al por mayor los productos y comenzar el d¨ªa sin saber si se vender¨¢ todo, o algo, o nada, y que, con ese dinero, hay que regresar a casa y hacer frente a los gastos de cada d¨ªa.

Ese equilibrio fr¨¢gil, ese suelo de cristal que un simple d¨ªa de lluvia agrietaba, ha sido completamente pulverizado por el coronavirus y la emergencia sanitaria.

Para hacer frente a los efectos devastadores que esta crisis est¨¢ provocando en millones de hogares, muchos Gobiernos est¨¢n llevando a cabo campa?as de reparto de alimentos y productos b¨¢sicos. Adem¨¢s, varios pa¨ªses, han ampliado su capacidad de gasto p¨²blico para hacer frente a la pandemia adquiriendo material sanitario, equipando hospitales o medicalizando residencias y hoteles. Lo esencial hoy es salvar vidas y evitar que la poblaci¨®n pase hambre.

Los Gobiernos en Am¨¦rica Latina se enfrentar¨¢n en los pr¨®ximos meses o a?os a un desaf¨ªo que no estaba previsto y deber¨¢n levantar de nuevo su econom¨ªa y su tejido social.

Lo tentador puede ser querer reconstruir apostando de nuevo por la informalidad y el ¡°s¨¢lvese quien pueda¡± confiando ciegamente en que, en alg¨²n momento, las econom¨ªas puedan de nuevo aflorar y volver al punto de partida.

Pero tambi¨¦n hay un camino, mucho m¨¢s ambicioso, que pasa por pol¨ªticas que apuesten por la creaci¨®n de empleo, por la regulaci¨®n, por la garant¨ªa de la protecci¨®n social. Pasa por construir un modelo cuya capacidad recaudatoria sea mayor y permita invertir en un futuro sostenible en un continente que, a pesar de su incalculable riqueza, es el m¨¢s desigual del planeta.

Rafael Moyano es director ejecutivo de la Corporaci¨®n Educacional Escuelas del Cari?o.