Acrobacias para dar esquinazo a la pobreza
El circo ha sido tradicionalmente una salida laboral para los ni?os m¨¢s desfavorecidos de China. En Shenyang quieren que sea m¨¢s que eso, pero el trabajo pierde adeptos con el desarrollo econ¨®mico
Wang Junlin se sonroja cuando habla de su expediente acad¨¦mico. ¡°Digamos que no era muy buena estudiante¡±, reconoce esta adolescente de 15 a?os con una sonrisa avergonzada. ¡°Mis padres estaban preocupados por mi futuro y pensaron en enviarme a alguna escuela de educaci¨®n profesional. Pero mi familia no pasa por una situaci¨®n econ¨®mica muy boyante y una vecina les coment¨® que el circo pod¨ªa ser una buena alternativa¡±, recuerda Wang, que hace tres a?os se matricul¨® en la Escuela de Acr¨®batas de Shenyang, una de las mejores de China. Sus progenitores la consideraron como una salida perfecta: servir¨ªa para inculcar disciplina a su hija, que adem¨¢s tendr¨ªa trabajo asegurado al finalizar los estudios.
¡°Aqu¨ª reciben educaci¨®n reglada y aprenden un oficio con m¨¢s de 3.000 a?os de historia. Adem¨¢s, hace unos a?os decidimos ofrecer la educaci¨®n de forma gratuita porque lo que pagaban los padres por la matr¨ªcula ni siquiera cubr¨ªa el salario de los profesores y, sin embargo, supon¨ªa un lastre para las familias con pocos recursos¡±, explica Wang Xiao, subdirectora de la Escuela. ¡°De esta forma, los ni?os que llegan aqu¨ª a partir de los seis a?os cumplen con la ense?anza obligatoria, reciben una nutrici¨®n adecuada ¡ªtres comidas diarias con l¨¢cteos, verdura, cereales, carne, pescado y fruta¡ª, y, si son buenos acr¨®batas y desean dedicarse a ello, tendr¨¢n el futuro asegurado¡±, a?ade.
Sun Mingjun ha cumplido 16 a?os y est¨¢ acabando ya el ciclo de formaci¨®n, pero todav¨ªa no tiene claro si quiere dedicarse al circo. ¡°El problema es que tenemos pocas opciones. Aqu¨ª vamos a clase, s¨ª, pero recibimos menos horas lectivas que el resto de alumnos de nuestra edad y no tendremos acceso a la universidad porque recibimos el diploma m¨¢s bajo. Eso me preocupa¡±, cuenta. A su alrededor, otros compa?eros en situaci¨®n similar debaten sobre el asunto. ¡°Creo que a muy pocos nos interesaba el circo desde el inicio. Algunos est¨¢bamos atra¨ªdos por la danza o por la gimnasia. Pero aqu¨ª nos hemos convertido en una familia y hemos aprendido a disfrutar de la profesi¨®n, incluso de los aspectos m¨¢s dolorosos¡±, interviene Sun Qiyue, que a sus 14 a?os se ha convertido ya en una de las estrellas del centro educativo.
Ella, apasionada del monociclo, es un buen ejemplo para el resto del grupo. Ha trabajado duro para exprimir el potencial que los profesores vieron desde que apenas levantaba un metro del suelo, y ahora est¨¢ completando un a?o de pr¨¢cticas con el grupo profesional. ¡°Si todo va bien, cuando acabe me har¨¢n un contrato y ganar¨¦ unos 2.000 yuanes (250 euros). Mi familia est¨¢ orgullosa¡±, afirma con una sonrisa de oreja a oreja. A su lado, Wu Xuanqi, de 15 a?os, comenta que lo peor llega entre el segundo y el cuarto curso. ¡°Solemos sufrir una crisis an¨ªmica porque la dificultad aumenta considerablemente y es cuando nos preguntamos si realmente valemos para esto. Es un momento muy frustrante¡±, recalca.
Es f¨¢cil entender por qu¨¦. Los entrenamientos son extenuantes. Y peligrosos. Los ni?os m¨¢s peque?os se contorsionan hasta poner en entredicho los l¨ªmites del cuerpo humano. ¡°Lo que m¨¢s trabajamos es la flexibilidad, porque es lo que se pierde con mayor facilidad¡±, comenta Wang Ying, tutora responsable de los primeros cursos. Y no miente: ni?os y ni?as logran doblarse como si fuesen de goma, pero las l¨¢grimas silenciosas y las muecas de esfuerzo de algunos demuestran que no es sencillo. En cualquier caso, y a diferencia de lo que marca el imaginario colectivo relacionado con China, Wang trata a sus alumnos con cari?o. ¡°Son otros tiempos, y son muy buenos chicos. Aqu¨ª el entrenamiento es muy duro y ense?amos una disciplina que templa la rebeld¨ªa propia de la adolescencia, pero tambi¨¦n inculcamos compa?erismo¡±, sonr¨ªe la profesora, a la que a menudo se puede ver caminando de la mano de alg¨²n alumno.
Muchos de los matriculados proceden de zonas rurales de las provincias del noreste de China y est¨¢n internados en la Escuela. Nadie oculta que el circo ha sido tradicionalmente una salida profesional para la infancia m¨¢s desfavorecida. Y tambi¨¦n fuente de abusos. Porque tanto el circo como los centros de entrenamiento gimn¨¢stico, con los que comparte elementos en com¨²n, han sido fuente inagotable de historias sobre sufrimiento infantil: eternos entrenamientos de corte marcial ¡ªa menudo a cargo de profesores no cualificados¡ª, espect¨¢culos sin las m¨ªnimas condiciones de seguridad, y salarios de miseria han dado mal nombre a una profesi¨®n muy arraigada en China.
En China existen unos 120 grupos profesionales de circo que emplean a m¨¢s de 12.000 acr¨®batas y dan trabajo de forma indirecta a unas 100.000 personas
Para un espect¨¢culo en una zona rural de Anhui, por ejemplo, se puede contratar a una peque?a compa?¨ªa privada con todo incluido por unos 1.500 yuanes (190 euros). En demasiadas ocasiones, y ante la falta de una regulaci¨®n estricta, estos negocios se han nutrido de hu¨¦rfanos y de los hijos de migrantes rurales que viven solos, y no siempre se les ha tratado con dignidad. No obstante, la situaci¨®n ha mejorado en los ¨²ltimos a?os y, en cualquier caso, las condiciones de los miles de escuelas circenses privadas de China, en su mayor¨ªa rurales y de peque?o tama?o, tienen poco que ver con las de la instituci¨®n p¨²blica de Shenyang, una de las m¨¢s reputadas del mundo.
¡°Nosotros fuimos una de las primeras troupes del pa¨ªs ¡ªfue fundada en 1951¡ª, y ninguna otra ha tenido m¨¢s ¨¦xito: hemos actuado en m¨¢s de 70 pa¨ªses y 500 ciudades, y tenemos m¨¢s de 40 premios internacionales, incluido el primero que se concedi¨® a un grupo chino¡±, cuenta orgulloso el director de la Escuela, An Ning. Sin embargo, eso ya no es suficiente para mantener la instituci¨®n a flote. Cada vez lo tiene m¨¢s dif¨ªcil, y, curiosamente, la raz¨®n hay que buscarla en el gran desarrollo que China ha protagonizado desde que se abri¨® al mundo, en la d¨¦cada de 1980. ¡°Las familias cada vez viven mejor y tienen m¨¢s medios. Ese bienestar tambi¨¦n se ha traducido en un aumento de las expectativas que tienen los j¨®venes, que desean ir a la universidad para desarrollar una carrera profesional¡±, explica.
En definitiva, la creciente riqueza de China ha hecho que la Escuela de Acr¨®batas de Shenyang tenga menos ni?os entre los que elegir a sus alumnos. ¡°Incluso a principios de siglo, la troupe profesional contaba con 120 integrantes. Pod¨ªamos dividirlos en tres grupos para realizar espect¨¢culos en diferentes lugares a la vez. Pero ahora solo tenemos 40 acr¨®batas y cuesta incluso dividirlos en dos, raz¨®n por la que tenemos que rechazar muchas propuestas fuera de China¡±, comenta la subdirectora Wang, que no ve el fin de este declive. De hecho, actualmente solo hay matriculados 20 ni?os en el primer curso. ¡°La pol¨ªtica del hijo ¨²nico tambi¨¦n influye, y habr¨¢ que esperar un tiempo para ver si ayuda su relajaci¨®n ¡ªahora se permiten dos descendientes¡ª. En los noventa incluso pod¨ªamos elegir a los 60 mejores. Ahora no se rechaza a nadie¡±, a?ade.
Desafortunadamente, esa creciente escasez no se traduce en un incremento de los ingresos. Al contrario. Tong Tianshu, uno de los profesionales m¨¢s veteranos de la compa?¨ªa profesional, se?ala que se han mantenido invariables durante d¨¦cadas y que eso ha provocado una ca¨ªda de su poder adquisitivo. ¡°Cuando comenc¨¦ mi carrera, esta profesi¨®n era una de las pocas que permit¨ªan a los chinos ver el mundo. He visitado muchos pa¨ªses e incluso he vivido en Estados Unidos durante cinco a?os. Pero el mundo ha cambiado y ahora hacer turismo o estudiar en el extranjero es algo cada vez m¨¢s habitual¡±, cuenta en el descanso de un ensayo. ¡°El rechazo de la sociedad al sacrificio que hay que hacer en el circo tambi¨¦n ha aumentado, y la dureza de un trabajo f¨ªsico que acarrea muchas lesiones preocupa a los padres. Y eso que ahora no es tan duro como antes¡±, apostilla, negando con la cabeza cuando se le pregunta si ¨¦l llevar¨ªa a sus hijos a la escuela.
Su compa?ero, Shan Dan, tambi¨¦n reconoce que el circo est¨¢ perdiendo atracci¨®n. ¡°Mi padre trabaja en una empresa de log¨ªstica y mi madre en una f¨¢brica. Cuando me gradu¨¦, mi salario superaba el suyo. Pero nuestros ingresos est¨¢n estancados mientras que los de otros sectores han crecido mucho, as¨ª que ahora tengo que buscar un segundo empleo para mantener a mi familia¡±, dice antes de colgarse del techo con unas cuerdas. ¡°La mejor salida est¨¢ en lograr un contrato para actuar en espect¨¢culos de parques tem¨¢ticos como Disneylandia, porque esos s¨ª que pagan bien. Pero, aunque la demanda va en aumento, las plazas que ofrecen son muy pocas¡±, sentencia. Otros tambi¨¦n se ganan la vida como dobles en pel¨ªculas de acci¨®n y artes marciales, sobre todo cuando ya no pueden continuar actuando.
Seg¨²n estad¨ªsticas de 2010, el ¨²ltimo a?o del que hay cifras, en China existen unos 120 grupos profesionales como el de Shenyang, que emplean a m¨¢s de 12.000 acr¨®batas y dan trabajo de forma indirecta a unas 100.000 personas. De los negocios privados no hay datos. Todos est¨¢n sufriendo por la pandemia del coronavirus, que ha supuesto la cancelaci¨®n de los espect¨¢culos. ¡°Son un salvavidas para muchas familias rurales¡±, asegura Wang. ¡°Yo espero poder ayudar a mis padres a salir adelante¡±, corrobora la joven Sun. Eso s¨ª, sabe que tendr¨¢ que sudar cada yuan que gane.
El despertador suena en la escuela a las 5.50 de la ma?ana y, despu¨¦s de unas clases matutinas, el entrenamiento cansa solo de verlo. ¡°Los m¨²sculos duelen de mantener estas posturas, y muchas veces nos hacemos da?o. Pero m¨¢s duro es trabajar en el campo¡±, dispara Zhang Yonghe, de 13 a?os, despu¨¦s de hacer una exhibici¨®n de contorsionismo para la c¨¢mara. En el escenario principal de la escuela, el equipo profesional al que Zhang le gustar¨ªa entrar ensaya una compleja coreograf¨ªa con bicicletas que se mueven al son de una m¨²sica de acordes revolucionarios.
¡°Los acr¨®batas chinos tienen un gran dominio de la t¨¦cnica, pero deben trabajar m¨¢s la expresi¨®n para transmitir emociones. Eso es lo m¨¢s dif¨ªcil¡±, comenta la core¨®grafa Li Chunyan, que desempe?¨® la mayor parte de su carrera en el Ej¨¦rcito. ¡°Si el circo chino quiere seguir estando en la elite mundial y recuperar sus a?os dorados, debe sofisticarse y modernizarse. Si lo consigue, volver¨¢ a ser una buena salida profesional¡±, concluye.
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