Jorge Javier V¨¢zquez: ¡°Muchos te odian y eso te afecta¡±
El 13 de marzo se sent¨ªa viejo, gordo y odiado. Pero tras el comienzo del estado de alarma se lanz¨® a hacer sin pausa la televisi¨®n que domina, tan denostada como llena de seguidores. As¨ª ha pulverizado sus r¨¦cords de audiencia. Tras superar un ictus y una depresi¨®n, renace tras la pandemia para indignaci¨®n de sus enemigos, Vox entre ellos.
Esto escuece much¨ªsimo!¡±. Jorge Javier V¨¢zquez entorna los ojos, cierra los pu?os, aprieta los dientes y entierra la barbilla en el estern¨®n. ¡°?No puedo m¨¢s!¡±. Que te decoloren el pelo es un proceso largo y desagradable. La espesa papilla de polvo malva mezclado con agua oxigenada con la que Vik?torino (peluquero de las estrellas) ha embadurnado a conciencia su cabeza comienza a bullir, elimina el manto lip¨ªdico del cuero cabelludo y provoca una comez¨®n insoportable. Su pelo comienza a cambiar de tono. Primero, amarillo pollito (¡°como las vedetes del Paralelo¡±); despu¨¦s, gris carcelario; un par de horas m¨¢s tarde, inmaculado como la nieve. ¡°?Joderrr c¨®mo pica!¡±. Y se le saltan las l¨¢grimas.
Gajes del oficio. V¨¢zquez estrena esta noche otro programa de telerrealidad de Mediaset en horario de m¨¢xima audiencia y quiere tener el cabello blanco pur¨ªsima; las u?as perfectas, las cejas pulidas y el maquillaje impecable tras tres meses haciendo programas en directo sin apenas equipo t¨¦cnico y con escaso presupuesto por el confinamiento. Una tele de supervivencia. ¡°Sin peluquer¨ªa, maquilladores, p¨²blico, publicidad ni apenas c¨¢maras. Como un garaje con focos. Y los redactores trabajando desde su casa. Y las reuniones por tel¨¦fono. Sin jefes. A cara lavada. Ha sido empezar de nuevo. Pero me ha dado la vida¡, yo creo que, en realidad, me la ha salvado. El 13 de marzo le dije a Vasile [el poderoso consejero delegado de Mediaset y su gran valedor]: ¡®?Cuenta conmigo para todo!¡¯. Y no me arrepiento. Me he sentido ¨²til. He hecho m¨¢s horas de televisi¨®n que nunca. Le he dado entretenimiento a mucha gente encerrada en casa. Y para m¨ª ha sido una terapia¡±. Traje negro de lentejuelas, zapatos de charol y cabellera albina para la nueva normalidad televisiva.
Es una pl¨¢cida ma?ana madrile?a de comienzos del verano con el virus en aparente retirada. Frente a los ventanales de la desierta peluquer¨ªa de David Dugarte y sus esteticistas embozados se vislumbran los somnolientos jardines del Palacio de Oriente. El presentador estrella de Tele 5 desde hace 17 a?os, para sus cr¨ªticos el gran icono de la telebasura (un concepto que le sigue molestando y prefiere calificar de ¡°fasttv¡±), es un tipo menudo, de barba cerrada, bronceado avellana, gafas de Tom Ford sin cristales, deportivas de 600 euros de Balenciaga, reloj de Cartier y un bolso de piel de Zegna en el que atesora antidepresivos, un vaporizador de Chanel y un tratado de autoayuda. Ha llegado con mascarilla (¡°est¨¢ muy bien, nadie te reconoce¡±) en un BMW negro sembrado de pantallas de Apple conducido por Herman, su ch¨®fer boliviano. JJ es locuaz, amable y bienhumorado. A ratos entra?able. Juega a manejar los silencios; no siempre lo logra. Es pregunt¨®n. Experimenta espor¨¢dicas explosiones de carcajadas; maneja la sal gorda entre el rosa y el amarillo hasta rozar el humor negro; habla escuch¨¢ndose y no parece tener secretos. No se cierra a ninguna pregunta sobre drogas, familia, pol¨ªtica o sexo. ¡°Me agarr¨¦ a la coca con ansia¡±, afirmaba en sus libros jugando a la autoficci¨®n. En ellos describe retretes de bar. Polvos en penumbra. Hoy abre sin la pacater¨ªa ?o?a de una celebrity las puertas de su alma y de su casa: desde su imponente sal¨®n, decorado como una decadente gran producci¨®n del viejo Hollywood, hasta su frugal dormitorio: ¡°Me gusta vivir como en un hotel; me gustan impersonales y cada vez m¨¢s caros y lejanos; me dan tranquilidad¡±. Un destape poco frecuente entre los famosos con su cat¨¢logo de secretos intocables en una entrevista. V¨¢zquez confiesa los suyos con desparpajo. ¡°He sido muy puta; me enamoraba tres veces al d¨ªa; he perdido tanto tiempo con los chicos¡¡±.
¡ª?Cu¨¢ntas parejas ha tenido?
¡ªSolo dos. Pero de las noches locas ya no me acuerdo. Han sido centenares. Empezaban en un bar, segu¨ªan en una disco, continuaban en un cuarto oscuro y terminaban en una sauna. Ahora no salgo. Ni para ir al gimnasio. Yo que viv¨ªa junto a Sol¡ Me aburre la noche. La popularidad trastoca tu vida. No puedes hacer nada desde que se inventaron los m¨®viles con c¨¢mara. Esa parte oscura de la noche ya la hice, me lo he pasado muy bien. Y ya est¨¢. No voy a repetir algo que ya no me divierte. Prefiero estar en casa.
¡ª?Y c¨®mo liga?
¡ªPor Grindr y por Instagram.
Es la cuarta vez que nos encontramos. Y la primera fuera de su mansi¨®n: ¡°Mi fortaleza con puerta de salida¡±. En pocos d¨ªas cumple 50 a?os. La mitad en pantalla. No parece contento ante la perspectiva de su cumplea?os. Oscila entre la locuacidad y la melancol¨ªa. Lleva fatal envejecer; le aterra parar, aburrirse, apagarse, carecer de retos, quedarse sin sorpresas. Y morir. Teme a la muerte desde ni?o. Sin embargo, dice que ama la vida tras la pandemia m¨¢s que nunca. Que la muerte ya no es su gran terror. Su existencia tiene algo de continua terapia ocupacional. Televisi¨®n, libros, teatro, obras musicales. Giras por Espa?a. A?os sin fines de semana. No duerme m¨¢s de cuatro horas. ¡°No me gusta cumplir a?os; no me gusta ligar con gente mayor. A m¨ª la vida se me ha ido demasiado r¨¢pido. He vivido en televisi¨®n. Sin tener ni un minuto para pensar. Ni siquiera si los programas en que participaba hac¨ªan da?o a alguien. Todo era vertiginoso. Aqu¨ª hay tomate pas¨® de ser un programa de humor envuelto en cotilleo a ser justiciero, acusador y amargo. Era una m¨¢quina de triturar. Para m¨ª era puro entretenimiento. No le daba m¨¢s vueltas. En televisi¨®n, si tienes audiencia, es tu coartada. Sigues y no reflexionas demasiado. No hay tiempo. Tienes que estar al d¨ªa siguiente en el aire. Siempre pienso en huir. T¨², ?ad¨®nde te escapar¨ªas? ?Brasil, Lanzarote, Nueva York, Lisboa? He pensado en todos esos sitios, pero nunca me decido. Con mi pareja (rompimos en 2017 despu¨¦s de 10 a?os juntos y ahora somos como familia), le d¨¢bamos muchas vueltas. So?¨¢bamos con marcharnos. Pero en este negocio, si te vas, si dejas de salir, tienes que tener claro que no vuelves; dejan de llamarte. Cuanto m¨¢s sales, m¨¢s te encargan. Para salir hay que salir. No hay tiempo de elegir, sino de trabajar. O tienes audiencias, o no eres. No puedes distraerte. Y menos a¨²n con crisis personales. Puedes tener ganas de descansar, pero no te lo puedes permitir. No he parado de salir en pantalla en 20 a?os. Me he expuesto m¨¢s que nadie. Y eso destroza una vida; nunca est¨¢s preparado para perder el anonimato; para que te paren o insulten por la calle; para ser el hazmerre¨ªr nacional; para que te miren de reojo, te graben borracho o alguien cuente el ¨²ltimo polvo que ha echado contigo. Para recibir hostias de la izquierda (yo que soy su fiel votante) y de la derecha (sobre todo Vox no para de darme y amenazarme). Y tambi¨¦n del movimiento homosexual que me considera una mariquita mala. Una vez, durante una fiesta de la revista Shangay recib¨ª un abucheo que dur¨® minutos. No sab¨ªa d¨®nde meterme. Pero es que no soy un referente de nada; no soy un l¨ªder gay, ni un astro de cine, ni uno de la ceja. Soy un currante. No me relaciono con ricos ni con pol¨ªticos. No conozco a los presidentes. No salgo en el Hola. Y debo ser el ¨²nico presentador que no ha anunciado las rebajas de unos grandes almacenes. No soy casta. Soy un chusquero. Un tipo vulgar que no puede salir a la calle¡±.
Diga lo que diga, el rey de los espacios televisivos que decapan la existencia de otros (y de ellos mismos) con disolvente (¡°en pantalla funcionan m¨¢s el desamor que el amor; m¨¢s que la felicidad, la infelicidad; m¨¢s la infidelidad que la fidelidad¡±) es el primero que ha convertido su vida un espect¨¢culo de consumo r¨¢pido. Fast food. Algo equivalente al histri¨®nico maestro de ceremonias de la pel¨ªcula Cabaret, que introduc¨ªa con vitriolo a los artistas en el escenario (el enano, la mujer barbuda, la transexual) mientras se travest¨ªa ante el p¨²blico. JJ es un bombero pir¨®mano. Su vida y la de sus gui?oles componen el guion de un programa que carece de ¨¦l. No hay equipo de guionistas capaz de escribir uno de cinco horas cada d¨ªa en el que las tramas se retuerzan, extiendan y deriven desde la intrascendencia hasta el infinito. Y bajo el ojo atento de millones de fieles.
Durante los tres meses de confinamiento, V¨¢zquez ha aparecido en pantalla una media de 24 horas semanales. Algunos d¨ªas, 8. Y sigue con ese ritmo de v¨¦rtigo. Cuatro programas al tiempo en la parrilla (S¨¢lvame, S¨¢lvame Deluxe, La casa fuerte y La ¨²ltima cena) en un continuo bucle de tramas de la actualidad h¨ªbrida de los famosos y, sobre todo, de sus colaboradores, famosos de segunda, presuntos periodistas algunos, oscilando entre la realidad y la ficci¨®n. Es el g¨¦nero que domina desde que se lanz¨® al ruedo del coraz¨®n televisivo en marzo de 2003.
¡°Se trata, simplemente, de la realidad dramatizada y dividida en cap¨ªtulos, como un culebr¨®n sudamericano¡±, define este adicto al teatro (tambi¨¦n actor, cantante y productor desde 2015) al que de ni?o le daba reparo saltar al escenario colegial por si alg¨²n compa?ero le gritaba "?Marica!" Hubiera muerto de verg¨¹enza ante la mirada inquisitorial de un padre inmovilista y depresivo, que muri¨® en 1997 de un tumor cerebral, al que nunca se atrevi¨® a revelar su orientaci¨®n sexual y al que ha aprendido a amar en la ausencia. ¡°No s¨¦ c¨®mo hubiera llevado enterarse de que su hijo era el maric¨®n nacional. Su muerte me dio la libertad que me hab¨ªa faltado desde ni?o. Pude contar qui¨¦n era¡±.
Fue un adolescente inseguro, solitario, sensible y sabidillas. Como ahora. Educado en casa con la prensa del coraz¨®n. Que prefer¨ªa permanecer en su piso de 50 metros con su madre (la Mari) y sus dos hermanas a salir a jugar a la calle. Hijo de un jefe de mantenimiento de una f¨¢brica y una zurcidora originarios de Murcia y La Mancha. Puros charnegos. A ¨¦l a¨²n le da verg¨¹enza hablar catal¨¢n en p¨²blico. Vecino de un barrio de inmigraci¨®n arrasado por la hero¨ªna. Educado por el Opus Dei. Y que estudi¨® Filolog¨ªa por amor al Siglo de Oro. Y porque no ten¨ªa claro qu¨¦ hacer. Lo que ten¨ªa claro era que le gustaban los chicos. Y no se lo pod¨ªa contar a nadie. Tard¨® en consumar. Tem¨ªa al sida. ¡°Ten¨ªa tantos miedos¡ He usado el alcohol como ansiol¨ªtico. Le debo mucho. Me ha servido para entrar a ligar en los bares de ambiente y como consuelo en las horas bajas. He aprendido m¨¢s de esas resacas terribles en las que he cuestionado mi personaje y he llegado a dudar de todo que de mis d¨ªas m¨¢s zen y calmados. La estabilidad emocional me parece una agon¨ªa. Prefiero el sufrimiento al aburrimiento¡±.
¡ª?Se arrepiente de algo?
¡ªMe hubiera gustado vivir aquel insaciable ardor sexual de los 20 a?os con normalidad. Haber vivido con naturalidad, tranquilidad y felicidad los amores de juventud. Nunca pude. Pensaba a cada paso que daba que me iba a topar con un vecino o un amigo de mi padre entrando al caer la tarde a alguno de aquellos garitos gay del Eixample de finales de los ochenta. No pude vivir aquella maravillosa ¨¦poca de juventud. Y eso no lo recuperas. A m¨ª lo que de verdad me ha marcado es mi orientaci¨®n sexual.
JJ ha renacido en la era del coronavirus. Tras a?os de tristeza. De sentirse gordo, feo, sucio, viejo y odiado. Aunque rico. ¡°Mi relaci¨®n con el dinero es extra?a, lo necesito pero no lo necesito¡±. Ahora dice estar en su mejor momento profesional. Y que ama su trabajo; que ya no es un divo, que prefiere formar parte de un equipo; que no cambiar¨ªa la televisi¨®n por nada. ¡°Trabajar es lo mejor que tengo; ya no me pesa, me eleva¡±. Seg¨²n los datos de audiencia (esos que se inyecta en vena cada ma?ana), durante el pasado mes de abril, el del cerrojazo del estado de alarma, el consumo diario de televisi¨®n por habitante ha sido el m¨¢s alto de la serie hist¨®rica: 303 minutos (m¨¢s de cinco horas delante de la pantalla) al d¨ªa, mientras en el mismo periodo de 2019 fueron 233. Una tendencia que continu¨® en mayo. En ese contexto, las audiencias de los m¨²ltiples programas que presenta V¨¢zquez han oscilado entre los dos y los cuatro millones de espectadores. Ha sido el l¨ªder absoluto en la franja de la tarde y de la noche. Ha desfondado a sus rivales. Y pulverizado sus mejores registros. Est¨¢ en forma.
En solo 15 a?os, JJ pas¨® del barrio de San Roque, en la frontera entre Barcelona y Badalona, un lugar sembrado de viejos bloques de viviendas habitadas por realojados barraquistas del franquismo, inmigrantes y gitanos, a la blindada urbanizaci¨®n madrile?a del presidente Su¨¢rez y los CEO del Ibex. Su casa es grande, rodeada por un enorme jard¨ªn e inexpugnable desde el exterior. Nada m¨¢s entrar hay que rodear un gimnasio acristalado donde se machaca cada ma?ana con un entrenador. Adquiri¨® esta casa en 2010 a una familia rica venida a menos que no ten¨ªa dinero ni para poner la calefacci¨®n. La reh¨ªzo. ¡°Me cost¨® una pasta, pero de ni?o so?aba con un chal¨¦ con piscina, como Bel¨¦n Esteban¡±.
Tres grandes galgos dormitan en el sal¨®n en colchonetas de terciopelo marr¨®n con cenefa dorada junto al piano, una joya de Steinway & Sons. El cuarto, la ¨²nica hembra, Lima, se frota contra sus piernas. La besa. ¡°Est¨¢ enamorada de m¨ª¡±. Herman siega el c¨¦sped. Su asistenta paraguaya sirve agua del grifo en un vaso d¨¦co. Un poleo para ¨¦l. ¡°Siempre estoy a dieta, pero he adelgazado 20 kilos¡±. Lo demuestra apareciendo por sorpresa en traje de ba?o para que seamos testigos de su estilizada silueta.
Aqu¨ª todo es art d¨¦co; desde los aerodin¨¢micos galgos hasta los muebles, cortinas, libros, l¨¢mparas, cuadros, peanas y esculturas. Y, por supuesto, el cuarto de ba?o. Hay muebles caros y ¨²nicos, como una inmensa barra de bar y un despacho que jam¨¢s usa. ¡°Aqu¨ª nunca he hecho una fiesta, ni una cena ni nada. No me gusta tener a gente en casa, estoy deseando que se vayan¡±. Come solo, pescado o pollo a la plancha, en una elegante mesa (d¨¦co) mientras ve v¨ªdeos en YouTube de viejas actuaciones de Liza Minnelli o Sinatra. A trav¨¦s del recibidor (d¨¦co) y subiendo por la escalera (d¨¦co) se llega a su alcoba, desordenada e impersonal. Sin fotograf¨ªas, detalles ni recuerdos, excepto una figura kitsch de san Judas que le regal¨® Bel¨¦n Esteban y sac¨® hace poco en televisi¨®n. Abro los armarios de su vestidor. Est¨¢n vac¨ªos. En el inmenso zapatero hay modelos caros, pero polvorientos y pasados de moda.
¡ª?Por qu¨¦ no hay nada en sus armarios?
¡ªNo me gusta la ropa. No me preocupa. Antes no me la compraba porque pensaba adelgazar. Llegu¨¦ a pesar 90 kilos. Y despu¨¦s me he acostumbrado a que las marcas me dejen de todo para los programas. Llego y me visten las estilistas. No tengo que pensar en nada. Eso me da mucha paz.
¡ª?Se prepara mucho sus programas?
¡ªNada. Me los s¨¦ de memoria.
El recorrido culmina en el ¨²ltimo piso de la casa, en una gran estancia que nunca utiliza trasplantada desde Marruecos, con sus columnas, arcos, inscripciones en ¨¢rabe, almohadones, celos¨ªas y mobiliario de marqueter¨ªa. Parece extirpado de Casablanca. Se trajo la mayor¨ªa de T¨¢nger y Marraquech, dos ciudades que frecuenta.
En esta ¨²ltima sufri¨® un desmayo el s¨¢bado 9 de marzo de 2019. No le dio importancia. ¡°Soy un bestia, pens¨¦ que era cansancio, con esta vida que llevo¡¡±. La siguiente semana fue a trabajar cada d¨ªa con mareos y dolores de cabeza. El s¨¢bado 16 fue ingresado. ¡°Me encanta estar en el hospital, no pegas chapa y no te molesta nadie. Y me fascina la anestesia, eso de morirte un poco¡±. Tras practicarle un esc¨¢ner, los m¨¦dicos localizaron una mancha en su cerebro. Una resonancia concluy¨® que era ¡°un cuadro de hemorragia subaracnoidea de origen aneurisma¡±. Un derrame cerebral. Fue operado de urgencia. ¡°Los cirujanos me dijeron que pod¨ªa haber sido fatal; hab¨ªa estado cerca de la muerte. La acarici¨¦. Llevaba un ritmo de locura. Pero no me han quedado secuelas. Y no voy a parar. Me gusta mi ritmo¡±. Un mes m¨¢s tarde, el 27 de abril de 2019, volv¨ªa al plat¨®.
Ma?ana de martes. Nuevo encuentro con JJ. Esta tarde ingresa en ese mismo hospital para un cateterismo. Una revisi¨®n ordinaria pero delicada. Descansar¨¢ el mi¨¦rcoles en la cl¨ªnica y el jueves se enfrentar¨¢ a la final de Supervivientes en Tele 5 (que ser¨¢ seguido por cuatro millones de espectadores). Tiene que estar en ayunas. Paseamos por el jard¨ªn. Est¨¢ de buen humor. No parece preocupado. Jam¨¢s atiende al tel¨¦fono. Bromea y cotillea. Sobre todo, de pol¨ªtica. Se considera un tipo de izquierdas. Que lleg¨® a declarar en S¨¢lvame al comienzo de la pandemia: ¡°Este programa es de rojos y maricones. Es nuestra declaraci¨®n de principios. Si no lo quieren ver, no lo vean¡±. Las redes sociales se le echaron encima. En comparaci¨®n con los insultos que le dedicaron ese d¨ªa, por ejemplo, ¡°la degeneraci¨®n f¨ªsica y moral del ser humano¡±, S¨¢lvame es un juego de ni?os. Pero, para ser objetivos, el estilo agresivo, r¨¢pido, cargado de bulos y medias verdades; con continuos cebos para retener al espectador de V¨¢zquez y su telebasura, se ha convertido hoy en el habitual incluso en algunas tertulias pol¨ªticas, donde importan m¨¢s las cuitas de los periodistas/actores rotundamente alineados e identificados con la izquierda o la derecha que las noticias que sean capaces de suministrar. Telerrealidad pol¨ªtica.
¡ª?Es S¨¢lvame de rojos y maricones?
¡ªDesde luego no es para esa gente de Vox que quiere hacer creer que el franquismo era mejor que esto. Esto es democracia. Y el franquismo era una dictadura donde se persegu¨ªa a los homosexuales. La educaci¨®n sexual que recib¨ª con Franco fue terrible. Que no me digan ahora que era un para¨ªso. Yo tengo que ser intolerante con esa intolerancia. En mis programas no cabe el fascismo, nuevo o viejo. Lo siento. Y cada vez me caen mejor Pablo Iglesias y la ministra Yolanda D¨ªaz, aunque cada vez que act¨²o en un teatro p¨²blico de cualquier municipio de Espa?a, los concejales de Podemos me pongan a parir e intenten suspenderlo. Es la historia de mi vida. ?Crees que S¨¢nchez lo ha hecho tan mal como dice la derecha? Me cae fenomenal Sim¨®n. Yo soy muy de este Gobierno de coalici¨®n¡
El momento estelar de telerrealidad pol¨ªtica de JJ durante la pandemia fue en torno a la tormenta viral que se desat¨® cuando el periodista conservador Alfonso Merlos lanzaba telem¨¢ticamente al pa¨ªs una soflama antigubernamental en pleno confinamiento por la gesti¨®n de la crisis de la covid-19. En ese momento, pas¨® detr¨¢s de ¨¦l su pareja (tambi¨¦n estrella ascendente de Tele 5) en ropa interior camino de la piscina para sorpresa de los espectadores. Durante una semana, V¨¢zquez, entre la realidad y la ficci¨®n, sin guion, machac¨® a conciencia al severo opinador cazado. Y, de paso, al resto de voceros de la ultraderecha. No par¨® de re¨ªrse en directo. El punto final del asunto Merlos fue este an¨¢lisis lapidario de JJ que incendi¨® las redes: ¡°Esto es la descomposici¨®n de la derecha medi¨¢tica¡±. Entorn¨® los ojos, estir¨® los labios y puso cara de chico malo. Y estall¨® en una carcajada.
Era finales de abril. Unos d¨ªas m¨¢s tarde, alguien sub¨ªa a las redes un v¨ªdeo fake del asesinato de Jorge Javier V¨¢zquez. Al d¨ªa siguiente el presentador lo denunciaba en comisar¨ªa. El broche de oro del enfrentamiento de JJ con la ultraderecha transcurr¨ªa a finales de junio con un intercambio de mensajes de Twitter con Santiago Abascal. El l¨ªder de Vox le propinaba este: ¡°Les presento al aut¨¦ntico Kim Jong V¨¢zquez que se dedica a demonizar y a insultar hist¨¦ricamente a cuatro millones de espa?oles. No te lo vamos a permitir, millonario progre¡±. V¨¢zquez se defend¨ªa: ¡°Ayer le hac¨ªa cantando el Cara al sol y no viendo la tele¡±.
Tercera cita. Estamos en el porche. En el centro de la mesa de cristal hay un cuenco repleto de cremas solares. V¨¢zquez relata la depresi¨®n que se le desencaden¨® tras el ictus. ¡°Fue de libro. Es corriente despu¨¦s de un accidente cerebral. Yo creo que mi padre siempre la padeci¨®. Y mi abuela. Debe ser cong¨¦nito. Yo la parche¨¦ durante a?os. La ten¨ªa desde m¨¢s tiempo del que cre¨ªa, estaba agazapada. Pensaba que era tristeza. Pero estaba muy jodido. Aunque durante mucho tiempo no quieras ser consciente, s¨ª te importa que te quieran cuando sales en televisi¨®n. Si tienes ¨¦xito, si te ve tanta gente, si eres un triunfador, c¨®mo no te van a querer. Pues no. No te quieren. Muchos te odian. Y eso te afecta. Y te lleva a que intentes justificar delante de todo el mundo el trabajo que haces porque les est¨¢s pidiendo que te quieran. Ahora he comprendido que no tengo que justificarme. No se puede tener todo¡±.
El verano posterior a su intervenci¨®n quir¨²rgica de marzo de 2019 el mundo se le vino encima. ¡°Me qued¨¦ sin ilusi¨®n y sin fuerza. Todo eran miedos y angustias. Pensaba que se me hab¨ªa acabado la vida. Nada me motivaba; me sent¨ªa mayor; era el fin; el final de la vida, del amor y las ilusiones. Pens¨¦ abandonar. Hasta que me decid¨ª a ir al psiquiatra, en septiembre de 2019. Me diagnostic¨® depresi¨®n y me recet¨® una dosis est¨¢ndar de antidepresivos. Y me encuentro en un proceso de renacimiento. Que se ha afianzado con mi trabajo en estos meses de pandemia. Ha sido mi v¨¢lvula de escape. Es el mejor momento de mi vida¡±.
?ltima cita con JJ. En su enorme sal¨®n en penumbra. Recita a S¨¦neca. Iba a estrenar el 13 de marzo en C¨®rdoba un espect¨¢culo con mon¨®logos de ese fil¨®sofo cordob¨¦s del siglo I. Era el productor y ¨²nico actor. Iba a suponer su mayor¨ªa de edad dram¨¢tica. ¡°Aunque la gente tiene que tener claro que vienen a ver a Jorge Javier V¨¢zquez, y no a Pepe Sacrist¨¢n en Se?ora de rojo sobre fondo gris (de Delibes). Esto no es para m¨ª una frivolidad; no es, como escribi¨® un medio, ¡®Narciso se compra un juguete¡¯. Es una pasi¨®n, lo que he querido ser toda mi vida y para lo que me falt¨® el valor. Me juego mi dinero y en mi ¨²ltima obra pagu¨¦ 20 sueldos. ?Es eso un capricho de narcisista rico televisivo?¡±. La respuesta queda en el aire.
El texto se titula Desmontando a S¨¦neca y es una relectura de su Discurso sobre la brevedad de la vida. Hubo que suspender su estreno tras decretarse el estado de alarma. Llegada la nueva normalidad, quiere ponerlo en escena lo antes posible. Y dar tumbos por Espa?a. ¡°Y tomarme copas despu¨¦s de la funci¨®n en Logro?o o en M¨¢laga¡±. ?Es el teatro una forma de reconciliarse con la intelectualidad de izquierdas que siempre le ha despreciado? ¡°Ni de co?a. Es una forma de ser feliz¡±. JJ insiste, en l¨ªnea con S¨¦neca, que el sabio es aquel que recuerda sabiamente el pasado, sabe aprovechar el presente y dispone el futuro. As¨ª le gustar¨ªa vivir a ¨¦l. Algo complicado dentro del fragor televisivo.
Cuenta JJ que su padre nunca se atrevi¨® a abandonar con su familia el deprimido barrio de San Roque, en el coraz¨®n de Badalona, en busca de un destino mejor. ¡°Era su sue?o, pero era cobarde y no logr¨® huir¡±. Muri¨® en ese piso de Marqu¨¦s de ?Montroig, 196-198, octavo tercera, que dec¨ªa odiar. A Jorge Javier V¨¢zquez le pasa lo mismo con la televisi¨®n. Es como el yonqui que afirma convenci¨¦ndose a s¨ª mismo que puede dejar la hero¨ªna cuando quiera. ?l nunca abandonar¨¢ la tele. Es lo ¨²nico que ama. ¡ªeps
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