Este verano
Lo hemos pasado mal, y este verano nos merecemos cualquier cosa, por peque?a que parezca, que nos haga felices
2020 ha sido el a?o m¨¢s raro de todos los que he vivido.
Estoy segura de que la mayor¨ªa de ustedes podr¨ªan firmar esta frase al hacer balance del invierno roto y la primavera robada que hemos compartido. Estamos viviendo un a?o tan raro que ni siquiera el cansancio del mes de julio se parece al de otros a?os, aunque todos estemos agotados.
Supongo que, para algunos y casi todos los ni?os, el confinamiento se pareci¨® al principio a unas vacaciones, pero ese ben¨¦fico espejismo se disip¨® enseguida. La incertidumbre, el miedo, el aislamiento, la extra?eza del silencio, las calles desiertas, la arriesgada aventura de ir a la compra fueron minando nuestro ¨¢nimo poco a poco hasta dejarlo tan fino, tan delgado como un papel de fumar. Parec¨ªa que no se iba a acabar nunca y, cuando se acab¨®, la normalidad fue m¨¢s rara que nueva, aunque nos fue devolviendo alegr¨ªas del pasado con cuentagotas. Para m¨ª, el primer d¨ªa que mis hijos vinieron a comer a casa fue como ganar una guerra; la primera noche que cen¨¦ con mis amigos en una terraza, una experiencia maravillosa. Pero, m¨¢s all¨¢ de la alegr¨ªa, recordar¨¦ siempre la confusi¨®n, los brazos que se quedaban a medio camino, las cabezas que se acercaban hasta que los labios recordaban que a¨²n no pod¨ªan besar, la impotencia de los cuerpos cercenados para expresar cosas que no pod¨ªan decirse con palabras. Lo que hab¨ªa significado todo en los tiempos del confinamiento se qued¨® de repente en demasiado poco, y ya no me dol¨ªa, porque mis personas queridas estaban delante de m¨ª, porque las estaba viendo, porque hablaba con ellas y las escuchaba re¨ªr, pero no pod¨ªa tocarlas, y los dedos me escoc¨ªan como si se estuvieran quemando. Por eso, desde que volv¨ª a salir a la calle, me di cuenta de que iba a necesitar mucho este verano.
Necesitamos el verano, cambiar de aires, de paisajes, desconectar literalmente del escenario de nuestro encierro. S¨®lo llevo tres d¨ªas en la playa y ya lo estoy notando. Sab¨ªa que mis amigos gaditanos son una fuente permanente de felicidad para m¨ª, pero nunca se me hab¨ªa ocurrido calcular cu¨¢nto, y cu¨¢nto, y cu¨¢nto me alegrar¨ªa de verlos. Mi playa, en d¨ªas laborables, est¨¢ igual que siempre, con su almadraba, sus mareas que suben y bajan, sus pescadores, sus nudistas, sus pasarelas, sus chiringuitos y sus grupos de amigas comiendo pipas. No le pido m¨¢s. Su belleza absoluta es inmune a todos los virus, un regalo de la suerte, gratuito, incomparable. Por si me faltaba algo, mis pescaderas de la Cooperativa del muelle no me han dejado hoy comprar almendritas ¡ªte las llevas otro d¨ªa, mejor¡ª, pero me han reconocido con mascarilla y gafas de sol, y me he emocionado un poco y todo. Porque estoy aqu¨ª. A cada rato me paro a pensar que estoy aqu¨ª, entre las dunas y los pinos, bajo la luz deslumbrante de este cielo. Me perd¨ª el Carnaval. Me perd¨ª la Semana Santa. Me perd¨ª la Feria de Mayo. Pero este verano no me lo quita nadie.
Mis vacaciones interrumpir¨¢n durante algunas semanas mi cita con ustedes. No voy a dedicarme a la pereza, no crean, m¨¢s bien a todo lo contrario. Le debo a la covid-19 el regalo de un verano entero para escribir, mi plan favorito entre todos los que existen e, incluso, entre los que puedo imaginar. Pero adem¨¢s tengo que hacer muchas cosas. Dormir, comer ca?a¨ªllas, hartarme de at¨²n, beber vino oloroso y palo cortado, llegar a aburrirme de mirar mi jard¨ªn, recuperar el ritmo de las caminatas playeras, ver c¨®mo se pone el sol sobre el Atl¨¢ntico, descansar para llegar bien entrenada a la marat¨®n de agosto, cuando lleguen todos los amigos que hoy faltan, y desaparezcan del calendario las noches sin plan, y vuelvan a insultarme a coro a las dos de la madrugada, cuando anuncie que me voy a la cama para poder levantarme pronto y trabajar al d¨ªa siguiente. Ese va a ser mi verano y no conozco otro mejor.
Disfruten del suyo. Descansen, duerman mucho y no regateen con los placeres. Que quienes cobren el mismo sueldo que antes se gasten con alegr¨ªa lo que han ahorrado a la fuerza. Lo hemos pasado mal, y este verano nos merecemos cualquier cosa, por peque?a que parezca, que nos haga felices.
A eso pienso dedicarme yo, eso les deseo a todos ustedes.
Felices vacaciones. ¡ªeps
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