Bruce Weber o c¨®mo vivir en una inmensa mansi¨®n pensada para la comodidad de sus nueve mascotas
El famoso fot¨®grafo de moda nos ense?a su casa de Golden Beach, Miami, donde vive con su pareja, Nan Bush, y seis perros, dos gatos y una cacat¨²a
A media hora de la locura de South Beach, en Miami, el sosegado barrio de Golden Beach acoge el hogar que Bruce Weber, uno de los fot¨®grafos de moda m¨¢s importantes del ¨²ltimo medio siglo, comparte con su pareja, Nan Bush, y seis perros, dos gatos y una cacat¨²a. En la conversaci¨®n que sigue, Bruce y Nan cuentan c¨®mo compraron y reformaron estas casas que son presencia habitual en el trabajo de Weber, y c¨®mo era vivir en la Ciudad M¨¢gica antes de que se convirtiera en una capital internacional del arte, la m¨²sica, la arquitectura y el dise?o.
Nan Bush: Bruce llevaba a?os fotografiando en Florida para GQ y Ralph Lauren con el director de arte Donald Sterzin. En invierno busc¨¢bamos localizaciones soleadas para las fotos y alquil¨¢bamos casas en Key Biscaine, M¨¦xico, California y, finalmente, Golden Beach. La primera que alquilamos en este barrio estaba aqu¨ª al lado y daba al oc¨¦ano. Donald meti¨® en un trastero los muebles del propietario y lo redecor¨® con cosas maravillosas que encontraba en tiendas de segunda mano de Dania Beach. Era un sitio divertido y alegre.
Bruce Weber: Supe de esta casa a trav¨¦s del due?o de un perro que hab¨ªa fotografiado en un editorial de moda. Como en tantas otras cosas buenas que nos han pasado a Nan y a m¨ª, en esta historia hay un perro. Un amigo nuestro ten¨ªa uno rescatado, mitad d¨®berman y mitad galgo, que se llamaba Zoot, por el jazzista Zoot Sims. Cuando ven¨ªa, sol¨ªa dormir en nuestra cama y mordisquear las mantas. Pero no nos molestaba, porque era muy dulce. Ten¨ªa una oreja gacha. Zoot se pasaba el d¨ªa escap¨¢ndose, y as¨ª fue como empec¨¦ a explorar esta zona y a enamorarme de ella.
NB: Lo m¨¢gico de Golden Beach es que el oc¨¦ano est¨¢ muy cerca. Cuando visitamos esta casa nos encant¨®, y era relativamente asequible. Pero el dormitorio estaba en el piso de arriba, y nuestro perro Rowdy, que siempre dorm¨ªa en nuestra cama, ten¨ªa un problema de cadera y no pod¨ªa subirlas. As¨ª que no nos la quedamos. Por desgracia, un a?o despu¨¦s Rowdy falleci¨®. La casa segu¨ªa en venta y la compramos.
BW: Hemos tomado muchas decisiones en funci¨®n de si eran o no adecuadas para vivir con nuestros perros. Cuando nos mudamos aqu¨ª, Miami era muy diferente. South Beach era como el Salvaje Oeste. En los bancos delante de los hotelitos de colores se apretujaban bajo el sol ancianos, drag queens, buscavidas y gente de todas las nacionalidades. Todo el mundo era muy amigable, aunque la ciudad ten¨ªa fama de peligrosa. En aquella ¨¦poca estaban grabando Corrupci¨®n en Miami, y era una locura. Cuando ven¨ªa a trabajar para Calvin Klein o para Vogue Italia, mi equipo y yo nos aloj¨¢bamos en un hotel durante dos semanas. Sal¨ªa a cenar y conoc¨ªa a la gente a la que pondr¨ªa en mis fotos al d¨ªa siguiente. Todo ten¨ªa una atm¨®sfera alegre y ligera que, creo, ven¨ªa de la influencia cubana.
NB: Golden Beach tambi¨¦n era bastante diferente en aquella ¨¦poca. Todas las casas eran m¨¢s peque?as, algunas eran como bungal¨®s o pabellones de playa. Hab¨ªa un par de ellas a orillas del oc¨¦ano donde se rumoreaba que traficaban con droga. Con los a?os, muchas de aquellas casas modestas han sido sustituidas por grandes mansiones. Ese ha sido el principal cambio. En Golden Beach hay menos sentimiento de comunidad que antes, cuando todo era m¨¢s relajado.
BW: La primera vez que visit¨¦ esta casa, los muros blancos me recordaron a alg¨²n lugar del sur de California en los a?os treinta. Hab¨ªa un puentecito sobre la piscina, y sab¨ªa que a los perros les encantar¨ªa. La se?ora a la que se la compramos era maravillosa. No parec¨ªa ir sobrada de dinero, pero daba fiestas incre¨ªbles todo el tiempo. La casa de al lado pertenec¨ªa a una mujer encantadora de Buffalo. Ten¨ªa tres hijas muy guapas y un hermano cura que en verano se sentaba afuera, con su sotana, leyendo el peri¨®dico mientras las chicas andaban en biquini. Era una imagen incre¨ªble. Puro Miami.
NB: Nos llev¨¢bamos muy bien con ellos, y un d¨ªa ella nos pregunt¨® si nos interesaba comprar su finca. Nos pareci¨® una idea maravillosa, ya que cada vez pas¨¢bamos m¨¢s tiempo en Florida. Despu¨¦s cambi¨® de idea, y as¨ª estuvimos a?os.
BW: Una noche salimos todos a cenar. Tras un par de copas, le dije: ¡°Oye, no voy a proponerte cenar nunca m¨¢s si no nos vendes la casa de una vez¡±. Ella se ech¨® a re¨ªr y nos la vendi¨®.
NB: Las dos casas estaban bien, pero necesitaban trabajo y sacar partido a su ubicaci¨®n. Estaban en la playa, pero no entraba la luz. As¨ª que puse puertas acristaladas para vivir dentro y fuera a la vez. Instalamos suelos de cemento para que los perros pudieran correr por la casa al salir mojados de la piscina, y pusimos cubiertas en los muebles para cambiarlas si se les ocurr¨ªa saltar encima. Hicimos puertas a partir de unas planchas de hierro que encontr¨¦ en un mercadillo de Coral Gables. Ren¨¦ Rodr¨ªguez, un contratista maravilloso, nos ayud¨® a encontrar a la gente necesaria para hacerlo todo. Nos re¨ªmos much¨ªsimo con ¨¦l. En muchos casos encontr¨¦ cosas que encajaban con nosotros, sin m¨¢s. Hoy, cuando alguien dise?a su casa, a menudo se siente obligado a tener en cuenta lo que hacen o piensan los dem¨¢s. Pero una casa deber¨ªa reflejar a la persona que vive en ella.
BW: Una de mis an¨¦cdotas favoritas sobre Ren¨¦ tiene que ver con un peque?o patio. Es casi una habitaci¨®n al aire libre, con piso de hierba y una piscina de estilo romano. Se me ocurri¨® que ser¨ªa buena idea que el agua cayera en ella desde el muro. Ren¨¦ me dec¨ªa que s¨ª, pero no lo hac¨ªa. Al final, le llam¨¦ y le dije: ¡°?Oye, voy a Florida pronto y quiero ver el agua caer desde el muro a la piscina!¡±. Me respondi¨®: ¡°Claro, claro, estar¨¢ listo cuando llegues¡±. As¨ª que en cuanto aterric¨¦ me fui directo al patio. Ren¨¦ me dijo: ¡°Ok, d¨¦jame encenderlo¡±. Y de repente el agua empez¨® a correr por el muro. Estaba alucinado. ¡°?C¨®mo lo has hecho¡±, le pregunt¨¦ incr¨¦dulo. Ren¨¦ sonri¨® y grit¨®: ¡°?Hey, Bill!¡±. Apareci¨® un t¨ªo con una manguera. ¡°?Qui¨¦n es este?¡±, le pregunt¨¦ a Ren¨¦. Me dijo: ¡°Oh, es Bill, un conocido. Acababa de salir de prisi¨®n y est¨¢ haciendo algo de jardiner¨ªa para nosotros¡±. As¨ª se hacen las cosas en Miami.
NB: Cuando llegas a una casa es importante dejar que hable antes de decidir qu¨¦ hacer con ella. Siempre he pensado que una casa deber¨ªa estar viva y en constante cambio.
BW: Nan organiza la casa con una naturalidad que, creo, le viene de sus t¨ªos granjeros de Long Island. Tiene una capacidad innata para lograr que un hogar resulte c¨®modo y natural. Tengo mucha suerte, porque yo siempre estoy con la cabeza perdida en mis fotograf¨ªas y mis pel¨ªculas. Nan crea entornos llenos de belleza que me inspiran a la hora de trabajar. Y que, adem¨¢s, los perros pueden considerar su casa.
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