El tab¨² del Rey
La alternativa racional en Espa?a no es elegir entre monarqu¨ªa o rep¨²blica, sino entre mejor o peor democracia
En 2009 publiqu¨¦ un libro sobre la Transici¨®n y el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en el que el rey Juan Carlos desempe?aba un papel importante. Poco antes de su publicaci¨®n me llam¨® por tel¨¦fono Jes¨²s Ruiz Mantilla, que estaba preparando un reportaje sobre el libro para este diario. ¡°No me llega la camisa al cuerpo¡±, me espet¨®. ¡°?Est¨¢s seguro de que todo lo que cuentas sobre el Rey es verdad?¡±. Le contest¨¦ que, hasta donde yo alcanzaba, s¨ª. ¡°?Por qu¨¦?¡±, a?ad¨ª. ¡°Uf¡±, contest¨®. ¡°Porque suena muy bestia¡±. Mantilla cumpli¨® con su deber de periodista y reprodujo o resumi¨® en su texto lo que yo contaba en mi libro; b¨¢sicamente: que, aunque el Rey par¨® el golpe, antes del golpe cometi¨® errores que lo facilitaron. El caso es que ese libro fue le¨ªdo por muchos como un libro corrosivo para el monarca, escrito para bajarlo del pedestal de la historia; no era nada de eso: era, simplemente, un intento de contar, de la manera m¨¢s precisa posible, lo que yo hab¨ªa averiguado sobre el asunto durante cuatro a?os locos de trabajo obsesivo. Pero la reacci¨®n inicial de Mantilla era l¨®gica: por aquella ¨¦poca a¨²n reg¨ªa en la prensa una superstici¨®n nacida con la democracia, seg¨²n la cual hab¨ªa que blindar de toda cr¨ªtica al Monarca, en parte como agradecimiento por su papel en la recuperaci¨®n de las libertades, en parte por temor reverencial al poder y en parte por la creencia de que blindar al Rey equival¨ªa a blindar la democracia.
Era el famoso tab¨² del Rey. Ahora, felizmente, ese tab¨² se ha roto. La pregunta es por qu¨¦ lo hemos sustituido; para intentar contestarla debo recordar dos obviedades. La primera: en una democracia todo el mundo es inocente hasta que se pruebe lo contrario, incluido el Rey; as¨ª que, si se prueba que el Rey ha cometido un delito, es culpable y debe pagar por ¨¦l; pero, si no se prueba, no. La segunda: es verdad que el art¨ªculo 56.3 de la Constituci¨®n afirma que ¡°la persona del Rey es inviolable y no est¨¢ sujeta a responsabilidad¡±; a m¨ª me parece sin embargo que la Constituci¨®n se refiere a sus actos pol¨ªticos (art¨ªculo. 64), que son refrendados por el Gobierno ¡ªel Rey reina, no gobierna¡ª, y no a los personales: el Rey no puede ir por ah¨ª pegando tiros (ni, para el caso, cobrando comisiones ilegales) sin que nadie le pida cuentas; y, de no ser eso lo que dice la Constituci¨®n ¡ª?como aseguran algunos constitucionalistas¡ª, salta a la vista que hay que reformarla. Y punto: si esto fuera una discusi¨®n racional, terminar¨ªa aqu¨ª; pero me temo que no lo es. De un tiempo a esta parte oigo decir a muchos periodistas, refiri¨¦ndose a las supuestas trapacer¨ªas del rey em¨¦rito: ¡°Eso lo sab¨ªamos todos¡±. ¡°Yo no¡±, me apresuro a replicar y, como soy muy ingenuo (o muy tonto), a?ado: ¡°Si lo sab¨ªais, ?por qu¨¦ no lo contabais? ?Por qu¨¦, al menos, no lo investigabais?¡± La respuesta es siempre la misma: el tab¨² del Rey. Bueno, pues ya es hora de decir la verdad: si la prensa sab¨ªa o intu¨ªa y no dijo ni investig¨®, la prensa incumpli¨® su deber de informar. Fue ella, si esto es as¨ª, quien cre¨® el tab¨², y esa creaci¨®n, aunque comprensible, fue un grave error, que ahora ha creado el tab¨² o la superstici¨®n inversa: antes no se investigaban las culpas posibles del Rey, y ahora ya no hace falta investigarlas para declararlo culpable (lo que explica que, 11 a?os atr¨¢s, el libro al que alud¨ªa al principio fuera considerado antimon¨¢rquico, mientras que algunos lo consideran ahora mon¨¢rquico, aunque no le haya quitado ni a?adido una coma). Hemos sustituido, as¨ª, la adulaci¨®n irracional y acr¨ªtica que la derecha de siempre ha practicado con la monarqu¨ªa por una fobia a la monarqu¨ªa que s¨®lo era cr¨ªtica y racional cuando la monarqu¨ªa se identificaba con la dictadura.
Es evidente que ya no es as¨ª: como entendieron antes que nadie los viejos comunistas de la Transici¨®n, y como demuestra el hecho de que algunas de las mejores democracias del mundo son monarqu¨ªas, es evidente que la alternativa racional en Espa?a no es desde hace d¨¦cadas la que obliga a elegir entre monarqu¨ªa o rep¨²blica, sino entre mejor o peor democracia. Hasta aqu¨ª, las evidencias racionales. Todo lo dem¨¢s es ?superstici¨®n.
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