Antonio Resines y las tabernas de Cantabria
EL PRIMER BAR?de la vida de Antonio Resines se halla en Torrelavega, enfrente de su casa natal, en la calle de Juli¨¢n Ceballos. Es el bar Chema. Lo inaugur¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez el 14 de agosto de 1944, en un terreno que acogi¨® tabernas desde el siglo XVIII. La ¨²ltima, en la II Rep¨²blica, se llamaba 14 de Abril. Hasta 1944 Jos¨¦ Mar¨ªa, Chema, hab¨ªa regentado La Bomba, otro establecimiento de Torrelavega, en cuyo bloque viv¨ªa. All¨ª, en 1932, naci¨® su hijo Chema, quien esta ma?ana nos detalla su historia sentado en una de las mesas del bar hom¨®nimo, debajo de los murales que el artista c¨¢ntabro ?ngel L¨®pez Padilla pint¨® durante el a?o previo a la apertura.
Chema estudi¨® leyes. De sus a?os universitarios rescata un hito: superar un examen oral de Derecho Pol¨ªtico con Torcuato Fern¨¢ndez Miranda. Pero en 1951 abandon¨® la carrera para volcarse en el bar con sus padres. ?l describe a su madre, Socorro, como una cocinera primorosa, y a su padre, como un superhombre, capaz a lo largo del d¨ªa de fumar 8 puros y beber 4 copas de cazalla, 15 vinos blancos y 6 co?acs. Med¨ªa 1,85 y pesaba m¨¢s de 100 kilos. Nunca lo vio perder los papeles.
Una de las debilidades de Chema es el f¨²tbol. Jug¨® en la adolescencia y alardea de dos pasiones que, dicho sea de paso, comparte con Resines: la Gimn¨¢stica de Torrelavega ¡ªes socio desde 1945 y tiene el carn¨¦ n¨²mero 1¡ª y el Real Madrid. Recita de corrido alineaciones de la posguerra de ambos equipos. En el Chema se segu¨ªan con tanta intensidad los partidos del Madrid en la tele que la gente lo rebautiz¨® como Chemart¨ªn. Chema recuerda a Resines de ni?o encandilado con esas retransmisiones. Una de las fotos que resaltan en la pared sugiere que un d¨ªa Chema debi¨® sentirse muy feliz, rodeado por Di St¨¦fano y Gento, La Galerna del Cant¨¢brico. Urtain, el boxeador, fue otro de los que pudieron catar las delicias de la casa: el vino blanco, el verm¨², las rabas, la tortilla de patata o las anchoas de San Vicente de la Barquera. Cuando le pregunto de qu¨¦ se ha discutido m¨¢s en la barra, ¨¦l despeja la duda enseguida: ¡°De f¨²tbol, de f¨²tbol¡±. ?Y de pol¨ªtica? ¡°No, de pol¨ªtica, nada¡±.
Se jubil¨® en 1997 y fue relevado por su sobrino Fernando, con la ayuda de Javi, el camarero que los acompa?a desde 1977. Chema vive solo. Aunque ha tenido algunas ¡°amiguitas¡±, no ha sido carne de pareja. Su adicci¨®n afectiva m¨¢s potente y prolongada es de otra naturaleza: ni siquiera jubilado ha dejado de venir cada ma?ana y cada tarde a su bar, en el que habr¨¢ pasado unas 200.000 horas, muchas de ellas de pie. Y las que le quedan: a sus 87 a?os luce un aspecto muy saludable. No ha fumado, pero, hijo de su padre, se pimpla al d¨ªa un par de verm¨²s, unos 10 vinos y algunos cubatas, siempre en compa?¨ªa de clientes. ¡°Soy un bebedor social¡±, aclara. En el encierro por la pandemia se ha entregado a otra de sus aficiones, la lectura. Ha vuelto a El Quijote en su versi¨®n original y a Marianela, de Gald¨®s, uno de sus escritores de cabecera. En su biblioteca acumula cerca de 4.000 libros. Chema se muestra muy dicharachero. Sin embargo, se confiesa un tipo bastante herm¨¦tico.
A 22 kil¨®metros del Chema, en Comillas, ya en plena costa c¨¢ntabra, Resines nos ense?a otro bar que le encanta. El actor reside por temporadas en la zona, y con su pareja, la productora y cineasta Ana P¨¦rez-Lorente, frecuenta el local de I?aki Lamadrid, la Taberna del Muelle, tal vez el bar m¨¢s antiguo de Cantabria, situado entre el puerto y la playa.
Como Chema, I?aki amag¨® con huir de su destino y estudi¨® electricidad, pero la llamada de la sangre fue m¨¢s poderosa que cualquier cosa. Naci¨® en 1969 en el mismo inmueble de la taberna, una construcci¨®n del siglo XIX ligada a su familia: un cartel de 1916 indica que su bisabuelo Nicol¨¢s Amazarray la alquilaba como hotel y, en los a?os veinte del siglo pasado, sus abuelos Lorenzo y Mar¨ªa Luisa la acondicionaron como una tasca donde los marineros fijaron su guarida. Ahora sus principales clientes son los madrile?os, catalanes y castellanos que poseen en Comillas su segunda residencia.
Este martes la terraza, con vistas al mar, est¨¢ muy concurrida. Nos repantingamos aqu¨ª con Resines, Ana y sus amigos de juventud Jaime Erasun y Ana Barturen. Una mujer interrumpe su paseo y se dirige al actor: ¡°Digas lo que digas, tienes raz¨®n¡±. Se trata de la actriz Carmen de la Maza.
Es temporada alta en Comillas, la segunda localidad de Espa?a, tras Sallent de G¨¢llego (Huesca), en bares por habitante: 9,8 por cada 1.000. Uno de los refuerzos que I?aki ha incorporado este verano es su hija Julia, estudiante de Derecho en Salamanca. ?l es la tercera generaci¨®n al frente del negocio. Al preguntarle si cree que habr¨¢ una cuarta, Julia, pendiente de nuestra conversaci¨®n, se anticipa a su padre y, mientras tira una ca?a, niega con la cabeza, como diciendo: ¡°Ni en broma me paso yo la vida sirviendo copas¡±.
La Taberna del Muelle ha sido plat¨® de dos largometrajes. En 2010 Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo film¨® una escena de Primos con Ra¨²l Ar¨¦valo y Antonio de la Torre, y en 1977 Mario Camus rod¨® el encuentro entre Pepa Flores y Antonio Gades, una maestra y un maquis que sufren para vivir su amor en la Espa?a de 1945. Me siento en la mesa de m¨¢rmol en la que ellos se sentaron. La pel¨ªcula es Los d¨ªas del pasado, un buen t¨ªtulo para este bar, aunque sea sin Julia, lleno de tanto futuro.
Barras de cine
El Chema, abierto desde 1944, se halla en Torrelavega, enfrente de su casa natal, y en ¨¦l se segu¨ªan con tanta pasi¨®n los partidos del Madrid que lo rebautizaron como Chemart¨ªn. El otro, la Taberna del Muelle, est¨¢ en Comillas y ha sido plat¨® de dos pel¨ªculas, Primos y Los d¨ªas del pasado.
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