El milagro en el sur empobrecido de T¨²nez: cero positivos
Tamezret es uno de los ¨²ltimos hogares de los amaziges o bereberes, ind¨ªgenas del norte de ?frica. El aislamiento de su comunidad y el ¨¢rea circundante ha servido como un amortiguador del virus, mientras la pandemia se desata en todo el mundo
En Tamezret, un pueblo que se extiende a trav¨¦s de colinas en el ¨¢rido sureste de T¨²nez, los vecinos que se cruzan en los callejones de piedra se saludan sin darse la mano. El lugar se construy¨® sobre una monta?a y en el caf¨¦ que se encuentra en la cima, se sientan distantes uno de los otros. En las faldas de la colina, en el patio de una casa, se celebra el funeral de una vecina... y all¨ª tambi¨¦n evitan darse la mano antes de reunirse para comer cusc¨²s.
Tamezret se encuentra en el sureste de T¨²nez, una regi¨®n hist¨®ricamente marginada en las puertas del desierto del Sahara, cercana a la frontera con Libia. A pesar del empobrecimiento de la regi¨®n, franjas del sureste se han mantenido totalmente libres de coronavirus, registrando cero casos de infecci¨®n. Esto mientras que los vecinos regionales, como Egipto y Argelia se han visto seriamente afectados por el virus.
T¨²nez ha reportado 53 muertes desde el inicio de la pandemia, y hoy es uno de los pa¨ªses considerados de poco riesgo. El control de la expansi¨®n del virus se atribuye a la r¨¢pida reacci¨®n del Gobierno para implementar medidas de prevenci¨®n, que si bien han tenido un impacto econ¨®mico en las poblaciones m¨¢s vulnerables, el contagio local se ha controlado.
Este pueblo es uno de los ¨²ltimos hogares de los amaziges en T¨²nez, los habitantes ind¨ªgenas del norte de ?frica, m¨¢s com¨²nmente denominados bereberes. Los hablantes de lengua amazigh en el pa¨ªs son hist¨®ricamente recelosos de los extra?os, tras siglos de invasi¨®n por romanos, colonos ¨¢rabes, colonizadores franceses y otros. Sin embargo, el aislamiento de su comunidad y el ¨¢rea circundante ha servido como un amortiguador del virus, mientras la pandemia se desata en todo el mundo.
Monji Bouras dirige en Tamezret el museo bereber sobre la cultura amazigh. Explica as¨ª c¨®mo los los locales se han mantenido a salvo tras los primeros casos en T¨²nez: "Cuando aqu¨ª escuchamos sobre el coronavirus, inmediatamente pensamos en nuestros proyectos tur¨ªsticos. Para febrero ya no dej¨¦ entrar a los visitantes en el museo". Y se?ala que, cuando la cuarentena comenz¨® a mediados de marzo, lo ¨²nico abierto en el pueblo eran las peque?as tiendas de la esquina y la panader¨ªa.
Similar fue la reacci¨®n en otra de las aldeas amaziges de la regi¨®n, Toujout. Seg¨²n cuenta Ahmed Gwirah, presidente de la Asociaci¨®n para la Preservaci¨®n de los Pueblos Amaziges de esta localidad, las ¨²nicas dos personas que entraban y sal¨ªan eran dos hombres que tienen una peque?a tienda de alimentos para abastecer al pueblo. Y que cada vez que sal¨ªan lo hac¨ªan con la mayor de las precauciones, conscientes de que una propagaci¨®n del virus ser¨ªa fat¨ªdica, pues el pueblo solo cuenta con un doctor que va una vez por semana y su infraestructura sanitaria consiste en un peque?o cuarto en el que se guardan medicamentos.
Bouras habla de Douz, una peque?a ciudad a m¨¢s de 80 kil¨®metros al oeste de Tamezret, cuya gobernaci¨®n escasamente poblada registr¨® casi 80 casos de coronavirus. ¡°Muchos de Douz huyeron de su ciudad a Umm Sieh, un lugar en el desierto cercano, acampando en nuestras tierras agr¨ªcolas y comprando v¨ªveres en nuestra aldea. Llamamos al municipio y a la polic¨ªa", relata. Lo hicieron, dice, con el fin de evitar que los reci¨¦n llegados continuaran llegando y propagasen el virus.
Rebab Benkraiem, presidenta del municipio de Matmata, una ciudad que anteriormente hablaba amazigh y centro administrativo de la regi¨®n circundante, parec¨ªa orgullosa de la respuesta del municipio ante la amenaza del coronavirus. ¡°En los pueblos de monta?a, incluidos los pueblos de habla amazigh como Tamezret, enviamos a dos personas del Comit¨¦ de Salud a desinfectar casas, entregar m¨¢scaras y realizar sesiones de sensibilizaci¨®n sobre el lavado de manos y el mantenimiento de la distancia. Tambi¨¦n repartieron comida".
"Somos el lugar m¨¢s vulnerable para la infecci¨®n porque estamos en el camino entre dos ¨¢reas muy afectadas", explica, se?alando a Douz al oeste y Toujane. ¡°Pero al tomar medidas de seguridad, la Guardia Nacional nos ayud¨® a cerrar la ciudad. Establecimos un punto de control en ambos extremos de Matmata para que no pudieran entrar. Fuimos el primer municipio en tomar medidas tan estrictas¡±, a?ade Benkraiem.
En el centro de salud, el personal mantiene una sala especial para casos sospechosos de covid-19. El m¨¦dico pasa documentos al personal a trav¨¦s de una peque?a ventana que abre y cierra
Monaam Hakim, un m¨¦dico de la ciudad principal de Sfax que trabaja en el Centro de Salud B¨¢sica de Matmata, dice que est¨¢ orgulloso de la forma en que los locales pudieron mantener cero infecciones por el nuevo coronavirus, a pesar de los muy limitados recursos. ?l cree que, de alguna manera, es precisamente el aislamiento y la precariedad lo que los ha protegido. "En Matmata, hay mucha pobreza; entonces la gente aqu¨ª no tiene medios para viajar fuera del ¨¢rea. Y desde el comienzo de la pandemia no hay quien venga de fuera¡±, reflexiona.
Hakim describe las medidas tomadas durante la cuarentena impuesta a Matmata subrayando que se instal¨® una tienda de campa?a para casos sospechosos para medir su temperatura, controlar la tos, verificar los niveles de saturaci¨®n de ox¨ªgeno en la sangre y verificar de d¨®nde provienen.
En el centro de salud, el personal mantiene una sala especial para casos sospechosos de covid-19 en un pasillo despu¨¦s de que el paciente ocasional ingresa para ser revisado. El m¨¦dico del interior pasa documentos al personal a trav¨¦s de una peque?a ventana que abre y cierra.
T¨²nez reabri¨® sus fronteras el 27 de junio, en parte en un esfuerzo por restaurar la importante industria del turismo. Antes de la apertura en el pa¨ªs se ten¨ªan registrados 93 casos activos, casi dos meses despu¨¦s ya son 493 (desde el comienzo de la pandemia, T¨²nez ha registrado 1.847 y 53 muertos). Y como muchas zonas nacionales, gran parte de la econom¨ªa local de Matmata depende de los visitantes. La ciudad sirvi¨® como escenario del planeta Tatooine en la pel¨ªcula Star Wars, y su paisaje est¨¢ lleno de inusuales casas trogloditas excavadas en la tierra.
El aumento de casos ha tra¨ªdo un desconcierto a lo largo y ancho del territorio. El doctor Hakim es optimista sobre el retorno del turismo. ¡°Los viajeros que van a Douz se quedan solo una noche en Matmata y se van. Es solo un breve punto de parada en la ruta tur¨ªstica¡±, apunta. Por eso, cree que hay un riesgo m¨ªnimo de transmisi¨®n.
Mourad Thabti, residente de medicina familiar en el hospital de Gab¨¨s, capital de la regi¨®n y de donde es nativo, es menos optimista. ?l no cree que el Estado haya hecho un esfuerzo suficiente para evitar la crisis sanitaria en el sudeste tan desatendido. "Fue la sociedad civil la que salv¨® a Gab¨¨s. El Ministerio de Salud no dio casi nada. La poblaci¨®n hizo recaudaci¨®n de fondos. Recogieron y donaron materiales al hospital de aqu¨ª. Ofrecieron capacitaciones de sensibilizaci¨®n sobre el virus en peque?as aldeas. Y como el env¨ªo a T¨²nez fue bloqueado durante la cuarentena, produjeron mascarillas en casa".
¡°El Gobierno no tiene un plan sobre c¨®mo manejar las regiones marginadas despu¨¦s de la apertura. No hubo ninguno para darles medicamentos a las personas vulnerables durante el encierro, y algunos murieron¡±, agrega Thabti, refiri¨¦ndose a los casos de enfermos de diabetes, hipertensi¨®n y enfermedades card¨ªacas que interrumpieron el tratamiento durante la cuarentena.
A diferencia de Hakim, el m¨¦dico de Matmata, Thabti s¨ª cree que el turismo es una amenaza sanitaria. ¡°Incluso un turista que se quede por una noche ser¨ªa catastr¨®fico si est¨¢ infectado. Dejar¨ªa el virus despu¨¦s de irse¡±. Y contin¨²a: ¡°Aqu¨ª, no todos respetar¨¢n las reglas de distanciamiento porque tienen que trabajar o morir¨¢n de hambre. En verano llevan a los turistas a ver camellos y el desierto, y los lugare?os no dejar¨¢n de trabajar solo por tos o fiebre¡±.
Thabti lamenta, adem¨¢s, que cualquier persona del ¨¢rea que necesite tratamiento m¨¦dico de alto nivel para una infecci¨®n, debe ir a las grandes ciudades costeras del norte. Pero muchos locales, dice, no tienen los recursos para pagar ese tratamiento. Desde el 27 de junio que abrieron las fronteras, el doctor confirma que se han registrado 12 nuevos casos en toda la gobernaci¨®n de Gabes, dentro de la cual se encuentran estas poblaciones aisladas.
Mientras tanto, con casos al alza en un pa¨ªs que parec¨ªa haber domado el virus, el Gobierno contin¨²a discutiendo las nuevas medidas para prevenir su expansi¨®n. Este verano, T¨²nez, como muchos otros pa¨ªses dependientes de la econom¨ªa tur¨ªstica, se ha visto en el dilema de protegerse del virus y asumir las p¨¦rdidas econ¨®micas o relajar las medidas para que el mayor n¨²mero posible de personas entren al pa¨ªs. Por el momento ha optado por la segunda opci¨®n de la que empiezan a ser visibles las consecuencias. Mientras tanto, los pobladores locales reciben a unos cuantos turistas, con esperanzas de que aporten algo a su bolsillo y que no sean portadores del virus.
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