¡°No dejar¨¦ de luchar¡±

Cuando se confirm¨® el primer caso de covid-19 en Cox's Bazar (Banglad¨¦s), el Gobierno impuso varias restricciones para reducir la propagaci¨®n del virus. De repente, las calles y los pasillos de los edificios se vaciaron, los mercados y restaurantes cerraron y las oficinas, que antes eran colmenas industriales, se volvieron silenciosas cuando el personal empez¨® a trabajar desde sus viviendas.

Sin embargo, no todos los trabajadores tuvieron la oportunidad de quedarse en casa y protegerse a s¨ª mismos y a sus seres queridos de una enfermedad mortal que no discrimina y sobre la que todav¨ªa tenemos mucho que aprender. La pandemia, que se extiende por todo el mundo, ha supuesto cambios estructurales que afectan a la vida cotidiana de millones de personas en Banglad¨¦s. Arruin¨® todo lo que ten¨ªamos.

Soy una soldado en un ej¨¦rcito de trabajadores humanitarios

Luchamos contra el virus y prestamos servicios a la comunidad en estos tiempos dif¨ªciles. Me levanto temprano por la ma?ana para preparar lo que voy a hacer durante el d¨ªa, desinfectar mi moto y compartir el t¨¦ de la ma?ana con mi familia. Paso el d¨ªa con otros facilitadores comunitarios, llevando a cabo las actividades que integran nuestros proyectos, como la entrega de bonos de efectivo, as¨ª como coordinando con los representantes p¨²blicos y dignatarios de la zona. Tratamos con cientos de personas diferentes cada d¨ªa en varios lugares. No sabemos qui¨¦n est¨¢ enfermo y qui¨¦n no, pero siempre nos aseguramos de mantener una distancia segura, las manos y el equipo limpio y una hermosa sonrisa.

Uso mi motocicleta para viajar entre las ¨¢reas. Hablo con la gente, dando asistencia y apoyo sobre las actividades de entrega de bonos de efectivo. Estas actividades ayudan a los miembros de la comunidad a recibir sus propios ingresos en forma de pagos directos, lo que les permite alimentar a sus familias. Algunas personas utilizan el dinero para comprar alimentos, otras lo usan para temas de salud y la compra de medicamentos, mientras que hay quienes lo destinan costear la educaci¨®n de sus hijos. Este dinero es de gran ayuda para las familias que viven en situaciones dif¨ªciles, aportando dignidad a unas vidas se han visto trastocadas.

Todas las personas tienen derecho a ser tratadas igual?

Nunca esper¨¦ o sospech¨¦ que algo as¨ª pudiera suceder. Es duro y todos estamos tensos, pero afortunadamente somos un equipo que cuida de los dem¨¢s para poder dar lo mejor de nosotros mismos cuando ayudamos a nuestra comunidad. Lo que queremos son cosas simples, como una discusi¨®n al azar con los colegas mientras tomamos nuestros caf¨¦s matutinos, sonrisas de la gente que ayudamos mientras prestamos servicios, un t¨¦ por la tarde con amigos en el mercado local y una cena familiar despu¨¦s de un d¨ªa ajetreado.

La esperanza es lo que me hace empezar el d¨ªa con una sonrisa, sabiendo que estoy ayudando a la gente a tener un d¨ªa mejor en medio de estos tiempos dif¨ªciles

Debido a la propagaci¨®n de la pandemia desatada por la covid-19 nuestros d¨ªas de trabajo se est¨¢n alargando mucho. Sin embargo, seguimos en primera l¨ªnea, ayudando, porque nos preocupan nuestros programas y las personas que dependen de la ayuda humanitaria. Todos estamos haciendo un esfuerzo extra, lo cual es muy reconfortante. Esto hace que tu fatiga disminuya cuando ves al equipo unido, ayudando y luchando contra la pandemia a la vez.

Volver a casa

Como soy la ¨²nica persona que sale a trabajar fuera de casa, al llegar me quito todo el equipo de trabajo, zapatos incluidos, y lo dejo todo fuera. Luego, antes de acercarme a mi familia, me doy una ducha. Toda mi ropa de trabajo se pone en una bolsa y se trata por separado. A veces llego a casa muy tarde, y mantengo mi interacci¨®n con mi familia al m¨ªnimo.

Durante estos tiempos sin precedentes marcados por la covid-19, mi vida profesional est¨¢ acaparando mi parcela personal. Las restricciones de movimiento han cambiado completamente mi d¨ªa a d¨ªa, y el miedo se ha apoderado de m¨ª. Sin embargo, lo que est¨¢ sucediendo a mi alrededor me ha devuelto la esperanza. Adem¨¢s, esto me da fuerza para realizar mi trabajo. La esperanza es lo que me hace empezar el d¨ªa con una sonrisa, sabiendo que estoy ayudando a la gente a tener un d¨ªa mejor en medio de estos tiempos dif¨ªciles.

Lo primero que har¨¦ despu¨¦s de esto es dar un gran abrazo a mi familia, a mi equipo y a toda la gente que me importa. Mi lucha no es solo contra la covid-19: tambi¨¦n lucho contra el hambre, la pobreza, la desigualdad, la discriminaci¨®n y el calentamiento global. Quiero que todas las personas tengan una vida mejor. Y seguir¨¦ luchando.

Abeda Sultana Liza es trabajadora comunitaria de Acci¨®n Contra el Hambre (ACH), donde supervisa el Programa de Alimentos para la Paz en Cox's Bazar, Banglad¨¦s. El programa est¨¢ financiado por USAID e implementado por un consorcio formado por ACH, Helen Keller Internacional y Shusilan.

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