Qu¨¦ hizo Carlos III para ser considerado el mejor monarca que ha tenido Espa?a
Discreto, austero, fiel y siempre preocupado por el bienestar del pueblo. El hijo de Felipe V fue el mayor representante del despotismo ilustrado y la ant¨ªtesis a la imagen que se tiene de un monarca
El hijo del que fue el primer Borb¨®n que rein¨® en Espa?a, Felipe V, y la italiana Isabel de Farnesio es el ¨²nico rey de la historia espa?ola que ya hab¨ªa reinado antes. Carlos III (Madrid, 1716-1788) fue el rey de N¨¢poles durante 25 a?os y Ram¨®n Mar¨ªa Serrera, catedr¨¢tico de Historia de Am¨¦rica en la Universidad de Sevilla, asegura a Icon que esta experiencia previa es clave para que hoy los historiadores le consideren, casi por unanimidad, el monarca m¨¢s redondo y elogiado que ha tenido el pa¨ªs. ¡°Ya ten¨ªa mucho recorrido hecho cuando lleg¨® a Espa?a. Carlos III rein¨® un total de 54 a?os, 25 en N¨¢poles y 29 en Espa?a, y siempre le preocup¨® el bienestar del pueblo. Era austero y sencillo, adem¨¢s de un hombre fiel. Fue un gran rey reformista en Espa?a y Am¨¦rica que evit¨® los despilfarros y premiaba el m¨¦rito por encima de la herencia de sangre¡±, afirma Serrera. El doctor en Historia Eduardo Ju¨¢rez a?ade que este Borb¨®n se rode¨® siempre de los personajes m¨¢s v¨¢lidos de la ¨¦poca. ¡°El rey supo delegar en personas de primer¨ªsimo orden como el marqu¨¦s de Esquilache, el conde de Aranda, Campomanes o Floridablanca¡±, coincide Serrera.
La austeridad que caracterizaba al cuarto Borb¨®n que rein¨® en Espa?a despertaba simpat¨ªa: evitaba los despilfarros en la corte, apenas dejaba que le hicieran trajes, vest¨ªa siempre de forma sencilla y com¨ªa lo justo y casi siempre lo mismo
Tambi¨¦n ha ayudado a ensalzar la figura de este monarca ilustrado la mediocridad como jefes de Estado que caracteriz¨® tanto a algunos de sus antepasados como a algunos de sus descendientes. Por ejemplo, la mala prensa de su hijo Carlos es lo ¨²nico que destac¨® durante los a?os que rein¨®. "Carlos IV no ten¨ªa muchas luces, dedic¨® m¨¢s tiempo a la caza y a la buena vida que a los asuntos de gobierno. La desidia y su incapacidad marcaron sus a?os de reinado", asegura a Icon el catedr¨¢tico Luis Enrique Otero. Su nieto Fernando VII a¨²n logr¨® doblar esta animadversi¨®n y pasar a la historia como un rey ¡°nefasto¡±.
Pero que Carlos III terminara reinando en Espa?a era algo muy improbable. El rey ten¨ªa dos hermanos mayores -Luis I y Fernando VI- fruto del primer matrimonio de Felipe V con Mar¨ªa Luisa Gabriela de Saboya. De ah¨ª que su madre Isabel de Farnesio, conocedora de lo dif¨ªcil que era que su primog¨¦nito reinara en Espa?a, se empleara en cerrar una serie de acuerdos con Francia para que Carlos fuera nombrado duque de Parma y rey de N¨¢poles y Sicilia. Y lo consigui¨®. Sin embargo, tanto Luis como Fernando reinaron durante poco tiempo porque murieron pronto y sin dejar descendencia. En 1759, tras fallecer su hermano Fernando, Carlos III se encontr¨® con el trono de Espa?a en bandeja. Ten¨ªa 43 a?os, se convirti¨® en el mayor representante del despotismo ilustrado (una clase de absolutismo que tom¨® la ideolog¨ªa reformadora de la ilustraci¨®n) en Espa?a y rein¨® hasta su muerte en 1788. Hoy la mayor¨ªa de los expertos le consideran el mejor monarca de la historia de Espa?a.
Era discreto y austero
Carlos III era la ant¨ªtesis a la imagen que se tiene de un monarca, pompa que, sin embargo, representaban a la perfecci¨®n su padre -Felipe V- y su abuelo -Luis de Francia-, ambos criados en la excesiva Versalles. La austeridad que caracterizaba al cuarto Borb¨®n que rein¨® en Espa?a despertaba simpat¨ªa: evitaba los despilfarros en la corte, apenas dejaba que le hicieran trajes, vest¨ªa siempre de forma sencilla y com¨ªa lo justo y casi siempre lo mismo. ¡°Llamaba mucho la atenci¨®n el poco gusto que ten¨ªa de estrenar ropa. Basta con revisar los retratos que se le hicieron para ver que la ropa que llevaba era muy normal y tranquila. Adem¨¢s, en las comidas era muy frugal. El ¨²nico capricho que se daba consist¨ªa en beber chocolate y dicen que siempre lo hac¨ªa usando la misma taza. Carlos III era una persona dedicada enteramente al ejercicio del poder por lo que no ten¨ªa esa necesidad del boato y ostentaci¨®n que s¨ª ten¨ªa su padre. A ¨¦l le gustaba llevar una vida retirada nada rimbombante¡±, se?ala Eduardo Ju¨¢rez. El cuadro que mejor define la austeridad y discreci¨®n del monarca, apunta Serrera, es el que le hizo Goya Carlos III, Cazador (1786).
¡°Cuando Carlos III lleg¨® al trono, Madrid era una ciudad muy pobre y poco atractiva. No daba la impresi¨®n de ser una capital. Pero su gran labor como ¡®alcalde¡¯ logr¨® que pronto estuviera al nivel del resto de capitales europeas¡±, reconoce a Icon Carlos Mart¨ªnez Shaw
Fue un hombre fiel
Dos a?os despu¨¦s de comenzar su reinado en Espa?a, Carlos III qued¨® viudo al morir Mar¨ªa Amalia de Sajonia a consecuencia de una tuberculosis. ¡°En 22 a?os de matrimonio, este es el primer disgusto serio que me da Amalia¡±, dijo entonces el monarca. Nunca se le conocieron amantes y desde el fallecimiento de su esposa no volvi¨® a casarse ni a estar con ninguna otra mujer. Con Mar¨ªa Amalia tuvo trece hijos de los que sobrevivieron solo siete. El primer var¨®n fue Felipe, pero fue excluido de la sucesi¨®n a causa de la deficiencia mental que padec¨ªa. Carlos IV, un a?o menor que Felipe, se convirti¨® as¨ª en el leg¨ªtimo sucesor. ¡°Su hijo menor, el infante Gabriel, era el predilecto del rey, que en el fondo sab¨ªa que Carlos era un mal heredero¡±, se?ala Ju¨¢rez.
Preserv¨® la integridad del estado frente a intereses particulares
¡°Prefiri¨® invertir el dinero en financiar expediciones geogr¨¢ficas y antropol¨®gicas por el resto del mundo en vez de en ampliar las colecciones reales. Desde luego, fue un defensor de los intereses generales frente a los intereses particulares¡±, explica Eduardo Ju¨¢rez. Todo esto subraya la imagen de Carlos III como un rey absolutista preocupado por el pueblo, el bien com¨²n y la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Carlos Mart¨ªnez Shaw, catedr¨¢tico especializado en Historia Moderna y acad¨¦mico de la Real Academia de Historia, incide en que a Carlos III se le elogi¨® mucho por las expediciones bot¨¢nicas que llev¨® a cabo en Nueva Espa?a y Nueva Granada, que dieron como resultado el ¡°espl¨¦ndido¡± Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid. ¡°Fue un rey moderado y prudente. Logr¨® much¨ªsimas mejoras sin arriesgar m¨¢s de la cuenta¡±, apunta Shaw.
Sin embargo, Carlos III tambi¨¦n fue criticado por algunas de las decisiones que tom¨®. Por ejemplo, en 1767 expuls¨® a los jesuitas del pa¨ªs porque les consideraba culpables del mot¨ªn de Esquilache (levantamiento popular que tuvo lugar en Madrid en marzo de 1766 en contra del decreto que penaba con multa y c¨¢rcel el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha). "El rey opinaba que los panfletos estaban muy bien escritos para haber sido elaborados por gente iletrada de los estamentos m¨¢s pobres y asoci¨® su autor¨ªa directamente a los jesuitas. Por aquel entonces la ense?anza superior estaba controlada por la Compa?¨ªa de Jes¨²s y su destierro supuso un paso hacia la laicicidad y el control de la educaci¨®n. La decisi¨®n de expulsarles fue muy complicada y provoc¨® muchas cr¨ªticas y enfrentamientos", a?ade el doctor en Historia Eduardo Ju¨¢rez.
A Carlos III le toc¨® reinar sin excesivos sobresaltos. Ram¨®n Mar¨ªa Serrera, catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla, confiesa que no sabe c¨®mo habr¨ªa pasado a la historia el monarca si hubiera tenido que lidiar con la Revoluci¨®n francesa o la invasi¨®n napole¨®nica, conflictos a los que s¨ª hizo frente su sucesor Carlos IV
El ¡°mejor alcalde de Madrid¡±
¡°Cuando Carlos III lleg¨® al trono, Madrid era una ciudad muy pobre y poco atractiva. No daba la impresi¨®n de ser una capital. Pero su gran labor como ¡®alcalde¡¯ logr¨® que pronto estuviera al nivel del resto de capitales europeas¡±, reconoce a Icon Carlos Mart¨ªnez Shaw. Si algo destaca de su reinado es la cantidad de reformas p¨²blicas que llev¨® a cabo. El rey embelleci¨® la ciudad con edificios p¨²blicos tan emblem¨¢ticos como la Puerta de Alcal¨¢, el Museo del Prado -que inicialmente estuvo planificado como un museo de historia natural-, el Banco de Espa?a, las fuentes de Cibeles y Neptuno y el ya mencionado Jard¨ªn Bot¨¢nico. Estas reformas transformaron Madrid y marcaron el comienzo de la modernidad que tanto anhelaba el monarca. Tambi¨¦n cre¨® las Juntas de la caridad para prestar servicio a los m¨¢s necesitados, el servicio de ambulancias y llev¨® a cabo la numeraci¨®n de las casas y el alumbramiento de las calles. Adem¨¢s, mand¨® construir m¨¢s de 2.000 kil¨®metros de carreteras y 600 puentes por toda Espa?a y fund¨® los Colegios de cirug¨ªa de Madrid y Barcelona.
Rein¨® durante un periodo de relativa normalidad
Hay circunstancias en el reinado de Carlos III que escapan a su buen hacer. Y es que se debe tener en cuenta que le toc¨® reinar sin excesivos sobresaltos. Ram¨®n Mar¨ªa Serrera, sin restar m¨¦ritos al monarca, confiesa que no sabe c¨®mo habr¨ªa pasado a la historia si le hubiera tocado lidiar con la Revoluci¨®n francesa o la invasi¨®n napole¨®nica, conflictos a los que s¨ª tuvo que hacer frente su sucesor Carlos IV. Por su parte, Eduardo Ju¨¢rez reconoce que este Borb¨®n fue un rey de su momento con una gran capacidad para entender aquello que necesitaba la sociedad. ¡°Era un monarca absoluto que quer¨ªa hacer m¨¢s competitivo su pa¨ªs y estaba muy comprometido con la mejora social. Al llegar a Espa?a desde N¨¢poles encontr¨® un pa¨ªs muy complejo en proceso de crecimiento en todos los sentidos. Puede que no le tocar¨¢ vivir una revoluci¨®n o una invasi¨®n extranjera, pero probablemente de haberle tocado no hubiera llegado a la situaci¨®n de ingobernabilidad y de decisi¨®n absurdas que tomaron tanto Carlos IV como su valido Godoy. Aunque eso nunca lo sabremos¡±, opina Ju¨¢rez.
* En el libro ¡®La monarqu¨ªa al desnudo: del rey que naci¨® en un retrete al soberano playboy¡¯, Sara Navas descubre las verdades, las mentiras y las f¨¢bulas que han perseguido a veinte reyes y reinas de Espa?a a lo largo de la historia.
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