La estrella es el m¨®vil: cuando el ¡®smartphone¡¯ importa tanto como los actores
Series como ¡®Podr¨ªa destruirte¡¯ y pel¨ªculas como 'Spree' ahondan en la forma en que cada nueva tecnolog¨ªa va aniquilando nuestra intimidad
Podr¨ªa destruirte, la serie de HBO escrita, dirigida e interpretada por Michaela Coel, se ha convertido no solo en la sensaci¨®n de esta temporada, sino en representante oficial de un nuevo g¨¦nero: cellphone realism, es decir, un subg¨¦nero contempor¨¢neo en el que la acci¨®n la dictan los tel¨¦fonos inteligentes. A trav¨¦s de Arabella, una escritora millennial de ¨¦xito emergente que es v¨ªctima de una violaci¨®n tras tomarse una copa adulterada en un bar de Londres, Coel explora los l¨ªmites del consentimiento y el trauma generado por un abuso sexual. Y lo hace de la manera menos trillada, empezando por el nombre del bar: Ego Death Bar (Bar Muerte del Ego). Y plasmando, con la naturalidad que te permite no haber conocido otra cosa, las difusas fronteras entre la vida online y la vida real de los veintea?eros de ahora mismo. O, m¨¢s bien, que no hay fronteras ya, y que las personalidades que vas sembrando en esta aplicaci¨®n u otra son tan parte de ti como t¨² mismo. Lo cual, como cuenta Michaela Coen, provoca un festival de reacciones en cadena y muchas veces simult¨¢neas.
La tendencia ya ha sido certificada por Spree: una pel¨ªcula de horror dirigida por Eugene Kotlyarenko y protagonizada por un chaval inadaptado (Joe Kerry, famoso por Stranger things) que en su b¨²squeda desesperada de followers, acaba transform¨¢ndose en un psic¨®pata asesino. En la pel¨ªcula, Kerry se hace conductor de una app tipo Uber, coloca c¨¢maras en su coche graba c¨®mo asesina a sus clientes: influencers, inform¨¢ticos de ted talks, humoristas famosos... Todo se desarrolla en el formato de live streamings, trasmisiones en vivo con las que tienes contacto directo con tus seguidores. Kerry va hiperdocumentando cada uno de los asesinatos. Dice: ¡°Si no lo est¨¢s retransmitiendo online no existes¡±.
Quiz¨¢ el antecedente m¨¢s evidente del realismo de m¨®vil ser¨ªa la infravalorada Gossip girl, creada en 2007, en la que los detalles ¨ªntimos de un grupo de adolescentes privilegiados en el Upper East Side de Nueva York eran revelados a trav¨¦s de un blog an¨®nimo. Cada actualizaci¨®n era disparada a los m¨®viles de los personajes generando rivalidades, r¨ªos de l¨¢grimas adolescentes y conspiraciones de todo tipo. Sus cotilleos eran testimonio de la evoluci¨®n tecnol¨®gica de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas: m¨®viles de casta?uela, flipphones, blackberries o el primer iPhone. Todos ellos, instrumentos para convertir un secreto en arma arrojadiza: las venturas y desventuras Blair Waldorf, Serena van der Woodsen y Chuck Bass entre los Hamptons y Park Avenue introducen dos nuevos personajes, Internet y las notificaciones del m¨®vil, que funcionan como irresistibles bombas informativas contra la intimidad.
Lo que diferencia a Podr¨ªa destruirte es que, en ella, los personajes ya no tienen privacidad que proteger. Est¨¢n confusos y exhaustos en un Londres hiperacelerado y precario. Son incapaces de comunicarse con claridad en la vida real, y las redes sociales y las apps de ligar lo enmara?an todo m¨¢s todav¨ªa. Viven en una constante explotaci¨®n emocional por culpa del big data, convirtiendo su intimidad en moneda de cambio. En uno de los flashbacks se muestra un abuso cometido sobre una compa?era de instituto de Arabella, grabado con uno de los primeros tel¨¦fonos con c¨¢mara. Quiz¨¢ uno de los grandes hallazgos de Coel es capturar ese momento de peligrosa ingenuidad, en el que abrazamos los primeros m¨®viles para dejar que mediaran en nuestra sexualidad, nuestros traumas, nuestra memoria y nuestras aspiraciones.
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