Tanta estricta gobernanta
Hemos pasado a juzgar las intenciones supuestas y no los hechos comprobables, lo cual es el colmo del autoritarismo
No entiendo c¨®mo todav¨ªa hay individuos, desconocidos o famosos, que se empe?an en lanzar mensajes y v¨ªdeos por Twitter, Facebook, Instagram y dem¨¢s, porque est¨¢ demostrado que siempre se la cargan ¡ª?por emplear un verbo infantil de mi ¨¦poca¡ª y no hay manera de acertar. No importa lo que se diga o se deje de decir, ni las buenas intenciones, ni el af¨¢n de solidaridad, ¡°empat¨ªa¡± y todo eso. Da igual si uno se preocupa por el sufrimiento ajeno o por las injusticias pasadas y presentes, porque hoy el mundo est¨¢ plagado de ¡°estrictas gobernantas¡± que no pasan una, dedicadas a censurar y culpar. Si utilizo esa expresi¨®n en femenino es porque est¨¢ reservada ¡ªbueno, cuando exist¨ªan¡ª a las mujeres severas que llevaban la intendencia de una casa o un hotel, aunque por extensi¨®n se aplicara tambi¨¦n a las institutrices que ten¨ªan a sus pupilos m¨¢s tiesos que un palo.
Hoy quienes ejercen una funci¨®n equivalente en las redes son mujeres y varones indistintamente, a demasiada gente le chifla controlar y vigilar a los dem¨¢s como miembros de la Stasi celosos de su deber; o a¨²n peor, como guardianes iran¨ªes o saud¨ªes que patrullan las calles y reprimen a las j¨®venes a las que les asoma un mech¨®n bajo el hiyab o niqab o incluso las detienen si consideran grave la infracci¨®n. En Espa?a tuvimos a las mismas personas durante la dictadura: a las nuevas generaciones les sonar¨¢ a ciencia-ficci¨®n, pero no hace tanto de los a?os 60, en los que proliferaban las denuncias contra quienes osaban ba?arse en bikini; a menudo denuncias espont¨¢neas de se?oras y se?ores beatones que se indignaban al contemplar un vientre, una cintura, un ombligo. A eso hemos regresado, s¨®lo que lo ¡°pecaminoso¡± y las ¡°buenas costumbres¡± son distintos, han cambiado (un poco). Lo m¨¢s grave es que las reglas ni siquiera est¨¢n claras, y nadie sabe a qu¨¦ atenerse para salir sin castigo tras una opini¨®n o un v¨ªdeo.
Leo que varias celebridades de Hollywood han sido despellejadas porque durante el confinamiento enviaron mensajes de aliento y buenos deseos. Se la cargaron por hacerlo desde sus mansiones, cuando tanta gente estaba encerrada en condiciones penosas, en pisos chicos con poca ventilaci¨®n. Uno se pregunta qu¨¦ ten¨ªan que hacer: ?acercarse a un cubo de la basura y emitir desde all¨ª, para no ofender? Si han ganado dinero con su trabajo o su suerte y viven bien, quiz¨¢ deber¨ªan haberse abstenido de decir nada, pero en ese caso se les habr¨ªa reprochado no acordarse de sus compatriotas y no animar. Hoy el silencio tambi¨¦n es una falta.
Otro tanto ocurre con los apoyos al justo movimiento Black Lives Matter. Si uno no lo respalda a las claras, ser¨¢ anotado como racista, por no pronunciarse. Ahora bien, si uno es blanco o asi¨¢tico y lo apoya vehemente y expl¨ªcitamente, lo pueden poner a caldo por condescendiente o paternalista, o, m¨¢s intolerable, por ¡°apropiarse¡± de una causa negra. Tambi¨¦n han sido legi¨®n los blancos ¡ªpolic¨ªas incluidos¡ª que han hecho el gesto de ¡°hincar la rodilla¡±, s¨ªmbolo de protesta contra el racismo desde que el deportista Kaepernick se arrodill¨® mientras sonaba el himno de su pa¨ªs antes de los partidos. As¨ª que ahora anda todo cristo rodilla en tierra, venga o no a cuento, para que no se lo tache de indiferente o pasivo. Pero ay, al parecer hay blancos que no la hincan como es debido (no me pregunten cu¨¢l es la manera adecuada; ni idea) y a los que se insulta por eso. M¨¢s de uno se habr¨¢ arrepentido de apuntarse al adem¨¢n. Pero, si se hubiera privado, le habr¨ªa ca¨ªdo una reconvenci¨®n m¨¢s bestial.
La pobre J. K. Rowling se ha convertido en objeto de grandes iras, al igual que muchas feministas de pro, por haber cuestionado no s¨¦ qu¨¦ reivindicaci¨®n del colectivo LGTBIQ. Me ha faltado paciencia para enterarme del fondo del asunto, porque no entiendo esa ins¨®lita disputa entre feministas hist¨®ricas y LGTBIQ, ni s¨¦ qui¨¦n llevar¨¢ raz¨®n (y tampoco me ata?e, la verdad). Pero tanto da: que alguien universalmente admirada y querida como la creadora de Harry Potter pase a ser persona non grata para numerosos admiradores por verter una opini¨®n, es un signo de que los tiempos no consienten la disensi¨®n ni respetan la libertad de expresi¨®n. Aqu¨ª, el incongruentemente llamado Ministerio de Igualdad ha publicado una gran encuesta sobre la violencia contra la mujer, con conclusiones desastrosas y deprimentes, los hombres aparecen como una patulea de desaprensivos, a¨²n hoy. Lo que no se ha destacado en el editorial de este diario es que entre las agresiones machistas se inclu¨ªan las ¡°miradas lascivas¡±, que, francamente, son interpretables, dif¨ªciles de reconocer y no digamos de medir; y me temo que, salvo clamorosas excepciones, responden a la subjetividad de quien es mirada o mirado. Es decir, hemos pasado a juzgar las intenciones supuestas y no los hechos objetivos y comprobables, lo cual es el colmo del autoritarismo y la persecuci¨®n. Menos mal que no uso las redes sociales, tras escribir lo que acabo de escribir. Pero, con tanta estricta gobernanta atemorizando, a menudo me pregunto c¨®mo todav¨ªa me atrevo a decir nada en esta p¨¢gina, aqu¨ª.
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