Covid-19 : una mirada tr¨¢gica
Una fotograf¨ªa nunca recoge todo el horror de una tragedia, pero sin im¨¢genes no podr¨ªamos documentar nuestra memoria hist¨®rica. Este trabajo del fot¨®grafo Ricardo Garcia Vilanova, que ser¨¢ parte de un libro colectivo, refleja un instante de esta cat¨¢strofe global en Espa?a. ?l mismo lo cuenta
Este trabajo es el reflejo de una mirada, de un instante de la mayor cat¨¢strofe que ha devastado al mundo este siglo a nivel global, y en concreto a nuestro pa¨ªs desde la Guerra Civil (1936-39). Es un recorrido por los dos principales focos de la pandemia en nuestro territorio, Madrid y Barcelona; por sus hospitales, residencias de ancianos (el colectivo m¨¢s castigado), funerarias, cementerios y por la llamada "nueva normalidad". Las cifras oficiales, hasta la fecha m¨¢s de 32.000 muertos en Espa?a y m¨¢s de un mill¨®n de fallecidos en todo el mundo en menos de un a?o, dejan muy atr¨¢s las de p¨¦rdidas humanas que puedan producirse en cualquier conflicto con armas convencionales.
La pandemia me atrap¨® en Siria (pa¨ªs en el que a mediados de febrero ya estaban haciendo, al menos, pruebas de temperatura) y finalmente, tras muchas dificultades, pude volver a casa, encontr¨¢ndome a mi llegada una sensaci¨®n de muerte silenciosa. En una guerra siempre hay destrucci¨®n asociada a la muerte, aqu¨ª era todo lo contrario, todo parec¨ªa que estuviera dentro de la normalidad, excepto por la ausencia de personas.
Tratar de cubrir la pandemia en Espa?a fue especialmente dif¨ªcil porque hubo un gran bloqueo a la prensa, sobre todo al principio, pero que, poco a poco, se pudo m¨¢s o menos superar. Y pudimos tomar algunas im¨¢genes. Aun as¨ª, el mensaje que se transmiti¨® en gran parte, fue uno que dista de la realidad. Lo que consiguieron con ese veto informativo, fue tratar de evitar que nuestra sociedad se enfrentara con la mayor crisis vivida desde la Segunda Guerra Mundial. Infantilizar a la poblaci¨®n con mensajes e im¨¢genes fue la peor de las opciones, porque era alejarla de esa realidad. No mostrar im¨¢genes de v¨ªctimas form¨® parte de esa suerte de maquiav¨¦lico juego, por el cual quiz¨¢ ahora pagamos el precio de no ser conscientes de lo acontecido con descr¨¦dito y actitudes irresponsables o negacionistas.
Como fotoperiodistas, nuestra responsabilidad hacia la sociedad era mostrar la magnitud de la tragedia y contribuir a crear una memoria hist¨®rica de lo sucedido para las futuras generaciones. Pero esto no pudo ser as¨ª, lo que tenemos en gran parte se traduce en im¨¢genes de aplausos y corazones, obviando totalmente la parte m¨¢s dram¨¢tica y real, la muerte y lenta agon¨ªa de los m¨¢s de 32.000 fallecidos por la pandemia. Nuestro objetivo era que esa imagen, ese mensaje, cristalizara en el pensamiento del lector para poder sensibilizarlo desde una perspectiva real, d¨¢ndole al menos opci¨®n de respuesta. Esa es nuestra labor como fot¨®grafos.
La realidad es que tenemos m¨¢s de 32.000 v¨ªctimas y no tenemos memoria hist¨®rica de c¨®mo vivieron el fin de sus d¨ªas
Las fotograf¨ªas intentan aportar informaci¨®n, emoci¨®n y composici¨®n. Entiendo que estas son las tres claves que debe tener una imagen para marcar la diferencia, pero eso no sirve de nada sin acceso a la informaci¨®n, en este caso, la realidad escondida. Nuestros detractores nos hablan de amarillismo y periodismo carro?ero, y de que no es necesario ense?ar algo de lo que, dicen, todo el mundo es consciente. La respuesta a ello es doble.
Por una parte, cuando hablamos de portadas de peri¨®dicos nacionales que nos acercan a desgracias o conflictos de pa¨ªses lejanos, ?eso es amarillismo o periodismo carro?ero? Esas portadas o noticias entonces no existir¨ªan. No tendr¨ªamos informaci¨®n. La doble moral de la v¨ªctima es algo que lamentablemente est¨¢ demasiado arraigado en nuestras sociedades. Nuestro problema es la relaci¨®n que establecemos con la muerte, tratamos de esconderla, de ignorarla, cuando es cercana, y eso no nos deja madurar como sociedad.
Respecto a la segunda respuesta. ?C¨®mo podemos imaginar algo que no hemos visto, y que eso se corresponda fielmente a la realidad? Queramos o no, ese drama existi¨®, y la t¨¦cnica del avestruz simplemente es una trampa que no resuelve nada. La realidad es que tenemos m¨¢s de 32.000 v¨ªctimas y no tenemos memoria hist¨®rica de c¨®mo vivieron el fin de sus d¨ªas. Imaginemos la Guerra Civil espa?ola sin tales im¨¢genes o testimonios. Lo que sucedi¨® solo ser¨ªan palabras desdibujadas con el tiempo.
Ahora vivimos una segunda oleada de covid-19. Y diversas fuentes sanitarias nos recuerdan que esto es solo el comienzo del camino
Ricardo Garc¨ªa Vilanova ha realizado este trabajo con apoyo del European Journalism Center dentro del programa llamado Covid-19 Emergency Support Fund. M¨¢s informaci¨®n en www.ricardogarciavilanova.com y en su Instagram #ricardogarciavilanova
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