¡°Franco ocupa un lugar jer¨¢rquico entre los mentirosos de la historia del fascismo¡±
El historiador argentino Federico Finchelstein expone en su nuevo libro, ¡®Una breve historia de las mentiras fascistas¡¯, c¨®mo los extremistas de ultraderecha creen en sus propios embustes
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
Joseph Goebbels, el ministro para la Ilustraci¨®n P¨²blica y Propaganda de Hitler, dej¨® constancia en sus diarios personales de su orgullo por ¡°c¨®mo los medios de comunicaci¨®n alemanes comentaban lo buenos que eran sus art¨ªculos¡±. La an¨¦cdota ilustra, seg¨²n el historiador argentino Federico Finchelstein (45 a?os, Buenos Aires), una de las caracter¨ªsticas del fascismo: ¡°Los fascistas creen en sus propias mentiras¡±. ¡°Goebbels controlaba los peri¨®dicos y es interesante que, en sus diarios, que no fueron escritos para el p¨²blico, terminara crey¨¦ndose la propia mentira del aparato propagand¨ªstico que ¨¦l mismo cre¨®¡±, se?ala Finchelstein, autor de A brief history of fascist lies (Una breve historia de las mentiras fascistas, University of California Press, 2020), que en unos meses publicar¨¢ en Espa?a la editorial Taurus. Es el mismo uso de la mentira que, seg¨²n el experto en ideolog¨ªas extremistas, hacen los presidentes de Brasil y Estados Unidos, Jair Bolsonaro y Donald Trump, a los que considera ¡°posfascistas¡±. Al igual que a los l¨ªderes de Vox, a quienes describe como herederos del dictador Francisco Franco.
¡°Con una l¨®gica semejante a la de la propaganda fascista, Trump minti¨® sobre el coronavirus y termin¨® contagiado¡±, explica Finchelstein, como muestra de hasta qu¨¦ punto los fascistas asumen sus propios embustes como verdades. El hecho de que ¡°Trump admitiera la realidad emp¨ªrica¡± de que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire, ¡°no significa que el caudillo no crea en sus propias mentiras¡±. ¡°Ha estado dispuesto a sacrificar su propia salud personal porque Trump se neg¨®, casi siempre, a usar una m¨¢scara para protegerse en p¨²blico¡±, al igual que Bolsonaro, que se ha referido a la enfermedad que ha provocado la pandemia como la gripecinha, recuerda el historiador en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S. Pero el l¨ªder brasile?o, al igual que Trump, enferm¨® de gripecinha.
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¡°La verdad para el fascismo es una verdad absoluta, no demostrable, entendida como una cuesti¨®n de fe¡±, desarrolla el autor a lo largo de una Breve historia de las mentiras fascistas, un complemento de su libro anterior, Del fascismo al populismo en la historia (Taurus, 2019). En el fascismo, y tambi¨¦n el posfascismo, ¡°el l¨ªder es un dios y del l¨ªder emana la verdad¡±. Una verdad que no puede ser cuestionada, porque ¡°solo los hechos (y mentiras) prescritas por el l¨ªder pod¨ªan ser aceptadas como la verdad¡±.
Y ¡°entre los grandes mentirosos de la historia del fascismo, Francisco Franco ocupa un lugar lamentable, casi jer¨¢rquico¡±, considera Finchelstein, que define al dictador espa?ol como un ¡°hito de la mentira fascista¡±. ¡°Despu¨¦s de asesinar a una parte importante de la oposici¨®n y de haber obligado al exilio a otros tantos, Franco convoc¨® un refer¨¦ndum en 1947 para confirmarle como jefe del Estado de Espa?a vitalicio¡±, contin¨²a. Franco ¡°argument¨® que esas dudosas elecciones hab¨ªan sido extremadamente libres y bienvenidas, es decir, su mentira fue que la dictadura y la libertad eran compatibles. ¡°Es el mismo personaje que va a decir que el bombardeo de Guernica fue orquestado por los comunistas¡±, apuntala el historiador.
Y la historia se vuelve a repetir. Los populistas entendieron que ¡°el fascismo se hab¨ªa vuelto t¨®xico¡± y abandonaron rasgos b¨¢sicos fascistas como el racismo y la xenofobia, tal y como hicieron [el argentino Juan Domingo] Per¨®n o [el italiano Silvio] Berlusconi, que no es que no fueran racistas pero el racismo no constitu¨ªa el eje b¨¢sico de su pol¨ªtica¡±, asegura Finchelstein. En cambio, ¡°Trump gan¨® las elecciones con una estrategia que hasta ese momento no se hab¨ªa mostrado como exitosa para llegar al poder, una campa?a con una declaraci¨®n racista contra los mexicanos, a los que acus¨® de ser violadores, algo que ser¨ªa inconcebible para un Per¨®n¡±. Si los populistas, buscaban legitimarse desde la democracia, los fascistas ¡ªy los posfascistas¡ª¡°promueven el caos y el desorden en las instituciones que lideran¡±, constata el historiador argentino, que cree que los posfacistas han desandado ¡°la democratizaci¨®n que hab¨ªa implicado el primer populismo para volver a situaciones que se parecen m¨¢s al fascismo¡±.
?Y c¨®mo se combaten mentiras que son presentadas como verdades absolutas? A trav¨¦s del periodismo independiente, ¡°que ofrece a los ciudadanos la posibilidad de pensar con los hechos. Para aquellos que ¡°solo escuchan las mentiras de los l¨ªderes¡±, la realidad les har¨¢, aunque quiz¨¢ tarde, darse cuenta de su error. Y concluye Finchelstein: ¡°Cuando Franco promet¨ªa una gran Espa?a, pero en Espa?a la gente se mor¨ªa de hambre, algunos dejaban de creer en sus mentiras¡±.
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