El camino a la felicidad lo marcas t¨²
Podemos tomar dos direcciones ante cualquier circunstancia dif¨ªcil: reaccionar con ira y miedo o aceptar el desaf¨ªo
Hoy, en Laboratorio de Felicidad, contamos con una firma invitada de lujo: Mario Alonso Puig.
Hace poco recorr¨ª a pie los 215 kil¨®metros que separan Ponferrada de Santiago de Compostela. Mientras caminaba por aquellos preciosos senderos entre bosques de casta?os, robles y ¨¢lamos, reflexionaba sobre el peregrinaje que estaba realizando. La vida es un viaje de peregrinaci¨®n en el que recorremos distintas etapas, algunas m¨¢s sencillas y otras mucho m¨¢s complicadas. Hay momentos de dolor y hay momentos de miedo. Sin embargo, hay que seguir dando pasos con serenidad, ilusi¨®n y confianza. En nuestra mente siempre aparece la meta, el destino, pero tambi¨¦n es importante saber disfrutar del camino.
Para muchas personas la meta significa poder, fama o fortuna, pero se olvidan de vivir. Por eso, aunque alcancen el tener, se pierden el ser. A lo largo de ese camino que es la vida vamos a perdernos muchas veces. Entraremos en callejones sin salida y deberemos tener la humildad de reconocer nuestros errores para aprender de ellos. Solo de esa manera evitaremos que nuestros fallos se conviertan en fracasos. Al igual que en el Camino de Santiago hay flechas amarillas en cada bifurcaci¨®n para evitar que tomemos la direcci¨®n equivocada, nosotros mismos debemos descubrir esos valores profundos que se?alan cu¨¢l es el camino correcto cuando nos encontremos con aquellas tentaciones que, lejos de construir, nos destruyen poco a poco.
En todo peregrinaje vamos a toparnos con condiciones muy distintas. D¨ªas de sol y jornadas de lluvia, senderos planos y rutas escarpadas, superficies lisas y otras que est¨¢n repletas de piedras. Aprender a aceptar lo que hay y saber percibir la roca como un pelda?o m¨¢s que como un obst¨¢culo requiere entrenar la mirada para no ver solo lo superficial, tambi¨¦n lo profundo. Para tener una nueva percepci¨®n sobre cualquier situaci¨®n tenemos que ser capaces de mirar desde otra perspectiva.
Solo podemos tomar dos caminos ante cualquier circunstancia dif¨ªcil en la que aparezca la incertidumbre, la confusi¨®n y la complejidad. Uno de ellos es reaccionar con ira y miedo. El otro supone aceptar el desaf¨ªo, hacerle frente y conquistarlo. Como dec¨ªa Seneca: ¡°No nos da miedo hacer las cosas porque son dif¨ªciles, son dif¨ªciles porque nos da miedo hacerlas¡±. Pocas cosas se resisten al tes¨®n, a la persistencia o a la perseverancia de un esp¨ªritu que no se da por vencido. Aceptar el reto nos lleva a descubrir talentos y capacidades que ten¨ªamos ocultas y que nos ayudar¨¢n a abrir nuevos caminos en nuestra vida. Mantenernos fuertes se convierte en nuestra mejor opci¨®n para convertir los obst¨¢culos en posibilidades de crecimiento, mejora y evoluci¨®n.
En este peregrinaje vamos a encontrarnos a muchas personas caminando por la misma senda a la que llamamos vida. Debemos tomar una decisi¨®n fundamental: buscar lo que nos separa o aquello que nos une. Ni la raza, ni la cultura, ni las ideas pol¨ªticas o religiosas deber¨ªan distanciarnos a unos de otros. Todos compartimos una misma humanidad. Todos tenemos ilusiones, inquietudes, anhelos y luchas internas. Todos buscamos lo mismo, sufrir menos y ser m¨¢s felices. Por eso la amabilidad, la cordialidad, la empat¨ªa, la compasi¨®n y la capacidad de perd¨®n generan encuentro, mientras que el juicio y la cr¨ªtica llevan al desencuentro.
La felicidad tal vez sea un descubrimiento, pero tambi¨¦n supone una conquista personal. Descubrir que ya somos felices, pero que lo hemos olvidado, y aprender a responder en lugar de a reaccionar es, quiz¨¢s, el significado de vivir en libertad.
Mario Alonso Puig es cirujano
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