Los magos del Bierzo
Sobre un f¨¦rtil terreno de origen volc¨¢nico y cepas viejas de menc¨ªa se gest¨® una revoluci¨®n, la de ?lvaro Palacios, Ra¨²l P¨¦rez y los bodegueros a los que inspiraron. Convirtieron el vino de la denominaci¨®n de origen leonesa en objeto de deseo en todo el mundo. Esta es su historia y su secreto.
Sobre un f¨¦rtil terreno de origen volc¨¢nico y cepas viejas de menc¨ªa se gest¨® una revoluci¨®n, la de ?lvaro Palacios, Ra¨²l P¨¦rez y los bodegueros a los que inspiraron. Convirtieron el vino de la denominaci¨®n de origen leonesa en objeto de deseo en todo el mundo. Esta es su historia y su secreto.
Amanece en La Faraona. Son las 7.45. El sol comienza a regar con un tono anaranjado las 2.000 vides que pueblan esta media hect¨¢rea de terreno protegida por un doble vallado. Orientada al Sureste, la luz entrar¨¢ de frente hasta mediod¨ªa. El resto del d¨ªa lo har¨¢ en oblicuo. Situada en una ladera, con una inclinaci¨®n del 40%, su parte m¨¢s alta alcanza los 975 metros. La base, 950. Hacia la mitad del terreno, una falla tect¨®nica genera un peque?o balc¨®n. Al alzar la vista, se ven primero los tejados grises de Corull¨®n. Al fondo, Villafranca del Bierzo, en la provincia de Le¨®n.
El suelo tiene color gris¨¢ceo. Hay pizarra, basalto o titanio. Al olor de la tierra y de las uvas se le suma, con ayuda del viento, un n¨ªtido aroma a poleo menta. Pituitarias expertas captan, adem¨¢s, la presencia de helechos, hinojos o jara. Tambi¨¦n lo har¨¢n las uvas. Tras la vendimia, los algo m¨¢s de 2.000 kilos de uva que saldr¨¢n de esta finca se traducir¨¢n en dos tinas. Mucho antes de convertirse en otras tantas botellas, ya estar¨¢n vendidas a 90 pa¨ªses. La alta demanda obligar¨¢ a poner un cupo por regi¨®n. El precio: 1.100 euros la botella, que lleva el mismo nombre que la finca y ha conseguido llegar en dos ocasiones a los deseados 100 puntos de la prestigiosa gu¨ªa Parker.
Pero no siempre fue as¨ª. Hace dos d¨¦cadas, esta media hect¨¢rea era una de las menos rentables de la zona. Al estar tan alta, se vendimiaba antes de su tiempo, cuando las del valle estaban maduras. Por eso ten¨ªa menos grado de az¨²car, que era el baremo con el que las cooperativas marcaban el precio. ?Qu¨¦ sucedi¨® para que se produjera un cambio tan grande? Una mezcla de historia, geograf¨ªa, talento, pasi¨®n y comunicaci¨®n humanos tienen gran parte de la explicaci¨®n.
¡°?Esta va a ser La Faraona!¡±, exclamaba el bodeguero ?lvaro Palacios (Alfaro, 56 a?os) all¨¢ por el a?o 2001. As¨ª se llama en La Rioja a la barrica que guarda el mejor vino. Palacios ¡ªojos azules, pelo en batalla entre el rubio y las canas¡ª forma parte de la quinta generaci¨®n de una gran saga vin¨ªcola riojana. Con formaci¨®n enol¨®gica y comercial. Es un rel¨¢mpago con destellos zen. Rompi¨® con la tradici¨®n familiar en 1989, a la vuelta de sus estudios de enolog¨ªa en Francia. Vendi¨® su moto. Se fue al Priorat con un objetivo: ¡°Hacer grandes vinos¡±. Lo consigui¨®. En 1999, ya con la vitola de triunfador, aterriz¨® en el Bierzo.
Dice que ve¨ªa esta finca desde la carretera cuando ven¨ªa de Ponferrada. Que brillaba. Que subi¨® hasta ella porque quer¨ªa sentir la vi?a. Para poner la cara y la espalda mirando hacia el Sur y ver c¨®mo daba el sol por la ma?ana y al mediod¨ªa. Que su anterior due?o, Miguel¨ªn, El Cacharulo, se la vendi¨® encantado ¡ª¡°y barat¨ªsima, a precio de mercado del momento¡±¡ª porque quer¨ªa descansar, pero que a¨²n hoy pasa de vez en cuando por aqu¨ª y se muestra orgulloso al ver d¨®nde ha llegado la vi?a familiar que plantaron su abuelo y su padre.
Ricardo P. Palacios (Pamplona, 44 a?os), sobrino y socio de ?lvaro, formado en viticultura y enolog¨ªa en Francia, lleva ya 21 a?os viviendo en el Bierzo. Con gafas de pasta y pelo negro ensortijado ¡ªsus amigos lo llaman ¡°el viticultor at¨ªpico¡±¡ª, es un hombre en plenitud. ¡°A m¨ª lo que me gusta del vino es que tiene mucha relaci¨®n con la naturaleza¡±. Se le nota en su manejo de la caballer¨ªa o en la forma hipn¨®tica en la que limpia los racimos. ¡°En un viaje a Galicia par¨¦, vi esto y flip¨¦. El paisaje, el patrimonio, la pizarra, la humedad¡ Llam¨¦ a ?lvaro, y un 2 de enero, a¨²n con la resaca de Nochevieja, me vine para aqu¨ª¡±. A la llegada le sigui¨® un proceso de conocer gente, ir de vinos, ver suelos, pueblos, vi?as¡ ¡°Nos dec¨ªan que el vino de Corull¨®n hab¨ªa que beberlo entre tres: uno para beberlo, otro para agarrarte y otro para d¨¢rtelo¡±, recuerda.
No solo empezaron a hacer vino en Corull¨®n, tambi¨¦n levantaron all¨ª, en 2017, una bodega pensada y dise?ada por Rafael Moneo, a la que llegan las uvas de sus 40 hect¨¢reas. Con un presupuesto de 14 millones de euros, los 6.000 metros cuadrados de la construcci¨®n se han integrado en el paisaje: el 60% de su espacio se encuentra bajo tierra. Al entrar al edificio principal, un impresionante mirador recibe al visitante, que se encuentra de frente con una majestuosa vista de la llamada hoya del Bierzo. ¡°Para comprender esta tierra¡±, dice ?lvaro al se?alar hacia el paisaje, ¡°hay que entender a la cantidad de generaciones y generaciones que han trabajado las vi?as para que esto est¨¦ aqu¨ª¡±.
M¨¢s all¨¢ del origen tel¨²rico o volc¨¢nico del terreno, hay una parte de la historia m¨¢s reciente que ha tenido lugar sobre la superficie y que ha forjado su actual cultura vin¨ªcola. Ese cap¨ªtulo arrancar¨ªa con los romanos y la plantaci¨®n de casta?os, olivos y vides. Continuar¨ªa con la proliferaci¨®n de monasterios y sus vi?edos colaterales. Dar¨ªa un giro con la llegada de la Orden de Cluny, que habr¨ªa tra¨ªdo o se habr¨ªa encontrado aqu¨ª ¡ªa¨²n hoy hay debate¡ª la uva menc¨ªa. Despejar¨ªa el terreno con el castigo de los Reyes Cat¨®licos a los nobles de Monforte, a los que obligaron a retirar los olivos. Crear¨ªa un minifundismo con la transferencia de m¨¢s de 11.000 fincas fruto de las desamortizaciones del siglo XIX. Se convertir¨ªa en microfundismo con la regulaci¨®n de las herencias que hac¨ªa el C¨®digo Civil de 1889, que asignaba una parte de la finca para cada heredero. Se hundir¨ªa, a finales del siglo XIX, con la entrada de la filoxera llegada desde Am¨¦rica. Ceder¨ªa el terreno a otro monocultivo, el carb¨®n, durante gran parte del siglo XX. Vender¨ªa la uva a granel de la mano de las cooperativas. Todo ello se aderezar¨ªa con el paso de millones de peregrinos en su camino hacia Santiago y, con todos esos elementos, fermentar¨ªa en el Bierzo actual.
De esa historia beben las ra¨ªces de Ra¨²l P¨¦rez. Nacido bajo el olor del vino de la humilde casa-bodega familiar en la localidad berciana de Valtuille hace 48 a?os. Cuando sonr¨ªe, tiene cara de pillo. Cuando est¨¢ serio, de melancol¨ªa. Hay un documento que atestigua que, en 1752, su familia invitaba ya a ¡°vino y corteza de pan¡± a la gente que acudiera a un entierro. Quiso estudiar Medicina y lleg¨® a asistir a alguna clase, pero acab¨® en la Escuela de Enolog¨ªa de Requena. En 1993 elabora su primera cosecha. En 2007 decidi¨® independizarse de su familia. Hoy, es uno de los en¨®logos m¨¢s reputados del mundo. ¡°El gran secreto fue saber descifrar mis antepasados, si no los hubiese entendido, hubiese abandonado¡±, explica.
Hong Kong, Macao, Londres, Noruega, Suecia, Atlanta, Savannah, Nueva York, Colorado, Nueva York, Los ?ngeles, San Francisco, Madrid y casa. Esa fue la ruta que hizo Ra¨²l entre el 6 de enero y el 2 de marzo para presentar sus vinos, con catas que llegaron a reunir a 1.700 personas. A la vuelta, un d¨ªa, no pod¨ªa salir de la vi?a. Lleg¨® hasta la furgoneta y se fue directo al hospital. Coronavirus. Un d¨ªa antes de intubarle, comenz¨® a mejorar. Se cur¨®, pero no evit¨® que le recortaran la largu¨ªsima barba blanca que luc¨ªa y que le daba aires de gur¨² erem¨ªtico.
Se expresa con calma y claridad. Escuch¨¢ndole, parece f¨¢cil hacer un buen vino y dif¨ªcil hacer uno malo. Transmite una conexi¨®n especial con la tierra. ¡°La esencia del Bierzo es una combinaci¨®n de posici¨®n geogr¨¢fica, influencia e historia. Las vi?as te dicen cosas, es una cuesti¨®n de interpretarlas, y eso depende mucho de las personas¡±.
¡°Ten¨ªamos las cepas y la historia, pero nos faltaba el comercio. La llegada de ?lvaro lo cambi¨® todo. Le dio al Bierzo la dimensi¨®n que tiene hoy. Fue ¨¦l quien puso la fe. Todos le hemos copiado. Nos ha ense?ado que el detalle es la gran virtud de un vino, que ese punto de envejecimiento, ese momento exacto de vendimia, ese tratamiento del vi?edo, es lo que te diferencia¡±, rememora.
¡°Fue un flechazo¡±, recuerda Ricardo del d¨ªa en que lleg¨® a casa de Ra¨²l. ¡°Somos como familia¡±, abunda ?lvaro. ¡°Ya no es solo que nos dejara trabajar en su casa los primeros a?os, es que hemos aprendido mucho juntos. Ya le dije que ser¨ªa portada de las revistas m¨¢s importantes. Tiene una creatividad¡ No para de darle vueltas a la cabeza. Siempre es ¡®?venga, una cosa nueva!¡±.
¡°Al final¡±, explica Ra¨²l, ¡°en las relaciones uno siempre aporta y se lleva algo. ?lvaro ha sido muy generoso conmigo. Gracias a ¨¦l pude probar vinos que no hubiera catado en mi vida. Compartir nos hace avanzar. Y a m¨ª me hace feliz ver que viene gente a desarrollar proyectos a mis bodegas¡±. Su casa de Valtuille, de estilo brutalista, da fe de ello. Apenas hay semanas en las que alguna de sus 10 habitaciones sim¨¦tricas no acoja a alg¨²n bodeguero de cualquier rinc¨®n del mundo.
¡°Raul¨ªn y Alvarito se necesitaban y se complementaron. Se juntaron dos personajes muy generosos. Uno conoc¨ªa el Bierzo. El otro le dio el empuje para que sonara¡±, cuenta Ada Prada (Cacabelos, 47 a?os), sentada en La Moncloa de Cacabelos, el restaurante-hotel-tienda que regenta, que hoy huele a pimiento reci¨¦n asado. Heredera de la tradici¨®n de Prada a Tope, Ada ha visto evolucionar los caldos de la tierra: ¡°Ahora la gente pide marcas. Con la creaci¨®n del Consejo Regulador, la llegada de grandes bodegueros, su conexi¨®n con los que ya estaban aqu¨ª y sus ganas de compartir conocimiento, ha surgido un ecosistema ideal para que el vino del Bierzo siga creciendo¡±. Esa constelaci¨®n de factores alineados ha generado un entorno de colaboraci¨®n y transmisi¨®n de conocimiento del que se nutre una nueva generaci¨®n de viticultores. Cada uno con su estilo. Comparten cuadrillas y cajas. Y todos miden el paso del tiempo en las vendimias.
Alejandro Luna (Ponferrada, 45 a?os), copropietario de las bodegas Luna Beberide, dirige la recogida de la uva con un mapa en la mano. Parece un puzle del microfundismo, repleto de l¨ªneas y fronteras. ¡°A cada due?o hay que decirle luego lo que han dado sus vi?as¡±, aclara. Todav¨ªa recuerda el d¨ªa en el que le pidi¨® a su encargado que hiciera la poda en verde (retirar racimos de forma peri¨®dica para que los que finalmente salgan lo hagan con m¨¢s vigor y mejor fruta). ¡°?Me voy de la vi?a!¡±, gritaba indignado por la cantidad de uva que se perd¨ªa. Y se fue. ¡°Una cepa te da cinco kilos. Con la poda en verde, te da uno. Eso s¨ª, es el kilo. No veas las peleas para explicarles a los due?os de las fincas que al a?o siguiente le ibas a pagar cuatro veces m¨¢s, pero que quer¨ªas la mitad de la mitad de los racimos que recog¨ªan. La entrada de bodegueros j¨®venes cambi¨® nuestra viticultura, aunque tambi¨¦n hay que reconocer que, sin las cooperativas, no tendr¨ªamos hoy esta cantidad de vi?edo viejo¡±.
El Bierzo es uno de los lugares del mundo con mayor concentraci¨®n de cepas viejas (de m¨¢s de 30 a?os). ¡°Las vi?as de esta tierra se leen como una partitura. Y suenan de forma distinta en funci¨®n de qui¨¦n las interprete¡±, comenta Germ¨¢n R. Blanco (Gij¨®n, 42 a?os), ingeniero agr¨®nomo que se pag¨® los estudios ejerciendo de sumiller. Ya desde peque?o sinti¨® una conexi¨®n con las vi?as que ve¨ªa desde la casa de su bisabuela en Albares, en el Bierzo Alto. Siempre so?¨® con tener una bodega, aunque le parec¨ªa un imposible. Hoy, de la que regenta en esta zona, salen cinco vinos en los que se destilan su ilusi¨®n y felicidad. ¡°Disfruto much¨ªsimo de lo que hago. Este lugar es especial¡±.
Ver¨®nica Ortega (C¨¢diz, 42 a?os) coincide en el diagn¨®stico. Licenciada en Qu¨ªmicas, su relaci¨®n con el vino le viene ¡°de ning¨²n lado¡±. Hoy, produce m¨¢s de 40.000 botellas con su propio sello. ¡°La zona tiene una energ¨ªa muy especial, que te invade y que hace que luego esos vinos te emocionen. Es muy aut¨¦ntica, ancestral. Hay algo¡, un halo, es como una magia que se transmite al vino. Es una cuesti¨®n de grandeza. Por algo vendr¨ªan los monjes¡¡±.
Divertida. Sensible. Cabrona. Elegante. Delicada. Desconocida. F¨¢cil y dif¨ªcil. Diversa. Fragante. Vers¨¢til. M¨¢gica. Transparente. Fresca. Exigente. Compleja. Profunda. D¨ªscola. M¨ªstica. Caprichosa. Excepcional. Camale¨®nica. Alegre. Son algunas de las palabras que salen al preguntar por la menc¨ªa, la uva que se ha convertido en se?a de identidad del Bierzo. Supone el 75% de los m¨¢s de ocho millones de botellas que cada a?o salen de las 73 bodegas que hay en la zona. Una cifra que, coronavirus a un lado, no ha dejado de crecer desde 2015. Un tercio de esas botellas viajar¨¢ al extranjero.
La historia familiar atrajo de vuelta a los or¨ªgenes a Santiago Ysart (Madrid, 48 a?os), ingeniero aeron¨¢utico. Inici¨® el proyecto Cantari?a hace cinco a?os junto a su hermano Fede, retomando la actividad vit¨ªcola familiar, detenida d¨¦cadas atr¨¢s. ¡°Las vi?as, m¨¢s all¨¢ de lo empresarial, siempre han sido un lugar de encuentro de familiares y amigos. Nosotros queremos defender el ecosistema y representar fielmente la identidad del Bierzo, que es ¨²nica e irrepetible, y que viaje a trav¨¦s de nuestros vinos¡±.
Y aqu¨ª entra en juego otro elemento clave: el paisanaje. El mismo que ha mantenido las vi?as durante siglos, que las llama ¡°el capital¡± y que no quiere vender su terreno porque pertenecieron a sus ancestros o porque las quieren para sus descendientes. ¡°Aqu¨ª no venden ni pa Dios¡±, dice Olga Verde (Moa?a, 38 a?os). Ingeniera agr¨ªcola. Lleg¨® hace ocho vendimias para estar m¨¢s cerca de la familia¡ y se enganch¨®. Su apego crece a medida que prueba y hace vinos. Est¨¢ centrada en la godello, una variedad de uva blanca que supone cerca del 5% de la vendimia. ¡°Aqu¨ª hay algo ¨²nico, geogr¨¢fico y humano. Si no existiera ese arraigo, ese amor por la tierra, no tendr¨ªamos este patrimonio¡±.
Flota en el Bierzo una cierta sensaci¨®n de nostalgia contenida. La imponente calle del Agua, en Villafranca, est¨¢ repleta de carteles de ¡°se vende¡±, pero los precios indican lo contrario. Nadie quiere desprenderse de nada. Aqu¨ª, hace mucho tiempo, cada casa vend¨ªa el vino que no consum¨ªa, apenas se pod¨ªa avanzar de la cantidad de gente que hab¨ªa y, a¨²n hoy, el olor de aquel vino derramado por el suelo impregna la memoria de sus habitantes.
¡°Nuestra generaci¨®n le ha dado una dimensi¨®n m¨¢s al concepto ¡®hist¨®rico¡¯, entendi¨¦ndolo y poni¨¦ndolo en valor. El pueblo es fundamental, las marcas son secundarias. Nosotros pasaremos, pero habremos hecho grande esta tierra¡±, explica Ra¨²l P¨¦rez.
¡°Un gran vino¡±, dice ?lvaro Palacios, ¡°es la esencia y la virtud de un lugar privilegiado, de un capricho de la naturaleza. Aqu¨ª se junta la afinidad de la planta con su entorno hist¨®rico y la cultura de c¨®mo manejarla. Tiene mucha l¨®gica. Los grandes vinos est¨¢n ah¨ª. Y solo ah¨ª¡±.
Ha sido un d¨ªa intenso de vendimia.
Anochece en La Faraona.
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