Est¨¢n locos, estos texanos
Estados Unidos tendr¨¢ que cerrar sus heridas migratorias, como tendremos que hacerlo todos
La extensi¨®n del muro fronterizo de Donald Trump se ha convertido en un verdadero succionador de los recursos de los contribuyentes. De acuerdo con una investigaci¨®n publicada la semana pasada por Propublica y el Texas Tribune, los contratos aprobados desde finales de 2017 incluyen al menos 200 modificaciones sin concurrencia p¨²blica que han multiplicado de manera mal disimulada el coste de la valla. Solo en este a?o electoral, los sobrecostes ascienden a 2.900 millones de d¨®lares, una cantidad superior a todos los recursos asignados por el Congreso para un per¨ªodo de tres a?os.
Alguien podr¨ªa pensar que, en plena emergencia econ¨®mica y sanitaria por la pandemia del coronavirus, esto es un esc¨¢ndalo. Pero no el buen pueblo de Texas, donde hace unos d¨ªas cerca de seis millones de sus votantes aprobaron entusiasmados las aventuras impermeabilizadoras del presidente.
Est¨¢n locos, estos texanos. Aunque no son los ¨²nicos. Tambi¨¦n en los pasillos grises y cosmopolitas de las instituciones europeas se percibe ese aroma de Far West. Con un envoltorio ret¨®rico diferente, el nuevo Pacto sobre Migraciones y Asilo presentado por la Comisi¨®n Europea a finales de septiembre aborda la llegada de inmigrantes con el mismo celo profil¨¢ctico con el que lucha contra el virus. El detalle sobre el blindaje fronterizo, la disuasi¨®n de la inmigraci¨®n y las pol¨ªticas de retorno contrasta con la colecci¨®n de vaguedades que sostiene la propuesta sobre migraci¨®n laboral o los mecanismos de solidaridad entre Estados miembros.
De ser aprobada en estos t¨¦rminos, la nueva pol¨ªtica migratoria europea ser¨ªa solo una extensi¨®n mejor financiada de lo que ha ocurrido en nuestro continente desde la crisis de acogida de 2014-16: cuestionar el derecho de protecci¨®n internacional dentro la UE, convertir en un infierno las rutas de tr¨¢nsito y prostituir su cooperaci¨®n y su acci¨®n exterior con fines policiales.
Haciendo caja en el camino, claro est¨¢. Porque, como en Texas, la cola de contratistas que han convertido el control migratorio europeo en un fabuloso negocio es m¨¢s extensa que los muros que construyen.?
Lo peor de todo es que la propuesta perpet¨²a una pol¨ªtica que est¨¢ siendo construida de espaldas a los intereses estrat¨¦gicos de los propios pa¨ªses de destino. Porque la realidad econ¨®mica de las migraciones se parece muy poco a la distop¨ªa que pregona el nacional-populismo y que reflejan con sus acciones nuestros gobiernos. La fotograf¨ªa que ofrec¨ªa esta semana el informe anual de Perspectivas sobre Migraciones Internacionales que publica la OCDE permite identificar algunas tendencias fundamentales de los ¨²ltimos a?os (y tambi¨¦n alguna sorpresa m¨¢s reciente):
- El volumen de inmigrantes en los pa¨ªses de la OCDE ha crecido un 62% en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas (78% en el caso de la UE), hasta alcanzar los 135 millones de personas. Sin embargo, esta movilidad se adapta con naturalidad a las se?ales econ¨®micas y demogr¨¢ficas en destino: creci¨® durante los a?os buenos, cay¨® en los pa¨ªses m¨¢s afectados por la Gran Recesi¨®n y se intensific¨® despu¨¦s en diferentes niveles de cualificaci¨®n ¡ªen respuesta al reemplazo demogr¨¢fico que muchos pa¨ªses necesitamos desesperadamente¡ª.
- A pesar del tono hostil imperante, varios pa¨ªses han ido introduciendo de manera discreta reformas para eliminar las trabas burocr¨¢ticas a los permisos de trabajo y residencia, atraer el talento de estudiantes y trabajadores cualificados y promover la integraci¨®n social y cultural. Las pol¨ªticas de movilidad temporal se han convertido en un laboratorio de innovaci¨®n en este campo (m¨¢s de 5 millones de trabajadores en 2018, una cifra que posiblemente aument¨® el pasado a?o).
- La covid-19 ha puesto el foco sobre la doble condici¨®n de v¨ªctima y rescatador que caracteriza a la comunidad migrante: por un lado, los trabajadores extranjeros est¨¢n sosteniendo sectores esenciales en la respuesta a la pandemia, desde el sanitario y el de los cuidados, hasta el trabajo agr¨ªcola y de reparto. Por otro, la vulnerabilidad socioecon¨®mica de las familias migrantes les ha situado entre los grupos m¨¢s castigados por la enfermedad y la crisis econ¨®mica.
Cuando Trump y el coronavirus hayan pasado, esta realidad seguir¨¢ estando ah¨ª. Eso no quita un ¨¢pice de importancia a las percepciones y las emociones de los ciudadanos, que son las que determinan su posici¨®n ideol¨®gica y su identidad. Las elecciones en los Estados Unidos han demostrado una vez m¨¢s hasta qu¨¦ punto es importante considerar estas emociones a la hora de construir una propuesta pol¨ªtica. Pero la soluci¨®n no es tratar de adaptar la realidad a nuestros miedos y cautelas, sino trabajar de manera inteligente para ponerse en los zapatos del otro y construir narrativas integradoras que reemplacen el discurso del odio y el ¡°ellos frente a nosotros¡± (en las migraciones, como en tantos otros asuntos). Se me ocurren pocas tareas m¨¢s urgentes en este tiempo que cultivar los sentimientos que nos unen, no las ideas que nos distinguen.
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