La ¨²ltima arquitectura que llega al Pompidou
El centro franc¨¦s muestra proyectos de RCR y Josep M¨ªas y plantea c¨®mo exponer la obra arquitect¨®nica
?Por qu¨¦ de todos los arquitectos que hoy construyen por el mundo el responsable del departamento de arquitectura del Centro Pompidou, Fr¨¦d¨¦ric Migayrou, ha elegido el estudio RCR de Olot y el de Josep M¨ªas?de Barcelona para mostrar sus obras durante ocho meses e incorporarlas a la colecci¨®n del museo? Los primeros son creadores locales, pero de frontera. M¨¢s cerca del sur de Francia que de Barcelona, su estudio hace m¨¢s de una d¨¦cada que trabaja en territorio franc¨¦s. Llegaron all¨ª hace casi dos d¨¦cadas para levantar el Museo Soulages en la ciudad de Rodez. Luego, mucho antes de que recibieran el Pritzker en 2017, fueron nombrados chevaliers (Carme Pigem incluida) de la Orden de las Artes y las Letras en 2008 ¨Cm¨¢s tarde recibir¨ªan el grado de oficial¨C y, en 2015, fueron tambi¨¦n condecorados con la medalla de oro de la Academia de Arquitectura francesa.
M¨ªas, por su parte, representa para Migayrou un talento imprevisible e indefinible: ¡°alguien que delimita el espacio y deshace la frontera entre interior y exterior¡±. Las 42 maquetas de hilo de acero galvanizado ¨Cque el que trabajara asociado a Enric Miralles durante una d¨¦cada ha donado al buque franc¨¦s¨C son de una ligereza deslumbrante: esculturas filiformes que no siempre se corresponden con la rotundidad de los trabajos. Migayrou, que es profesor en la escuela Bartlett de Londres donde tambi¨¦n da clase M¨ªas, destaca justamente ese valor: el resumen esencial de un proyecto que, lejos de seguir el orden marcado por el primer esbozo, se redibuja y redefine con la construcci¨®n.
Rafael Aranda, Carme Pigem y Ram¨®n Vilalta (RCR) hacen una arquitectura que apela m¨¢s a la creaci¨®n art¨ªstica que a la construcci¨®n espacial. Sin embargo, la fuerza de sus intervenciones consigue dialogar con el lugar y, con frecuencia, mejorarlo. Es como si insuflaran otra dimensi¨®n a los espacios dot¨¢ndolos de peso espec¨ªfico, de materia. Sus trabajos ¨Cmayoritariamente construidos en la comarca de La Garrotxa y m¨¢s recientemente en Francia¨C son rotundos y parad¨®jicos. Siendo pl¨¢sticos, son austeros, y buscan la emoci¨®n a partir de un tratamiento seco, exigente, de la modernidad. La idea detr¨¢s es la reducci¨®n y la simplificaci¨®n, pero tambi¨¦n la suma del tacto y la huella. Su b¨²squeda es la ambici¨®n art¨ªstica. El objetivo no es la levedad.
Tal vez por eso, el primer concurso que ganaron fue un faro ¨Chorizontal¨C que parec¨ªa una flecha disparada desde un acantilado de Punta Aldea en Gran Canaria. La propuesta era limpia y rotunda. No trataba de molestar, llegaba para darle la vuelta a la tipolog¨ªa, y a la arquitectura, sin lastimarla ni alterar su principio cl¨¢sico de permanencia. Ese proyecto, nunca construido, abre la muestra que, durante ocho meses, puede verse en el Centro Pompidou de Par¨ªs. Algo as¨ª como llegar a exponer en la m¨¢quina de la vanguardia convertida ahora en su cofre.
La permanencia a la que aspira RCR es lo que antes nos atrev¨ªamos a llamar eternidad. Y tan alta ambici¨®n exige una dedicaci¨®n con frecuencia extenuante y, suele acarrear una consecuente distancia: lo que permanece es inalterable y por lo tanto, admirado o temido, es decir, distante. El trabajo de estos tres proyectistas entra por los ojos y descubre una manera de pensar la arquitectura casi religiosa donde la materia, la luz y el espacio forman un todo tan escult¨®rico como dif¨ªcilmente alcanzable.
Ese valor, y el rigor dedicado a sus trabajos, les dio el Premio Pritzker en 2017 y con ¨¦l un reconocimiento internacional que ya hab¨ªan comenzado a recibir en Francia, donde llegaron para firmar el Museo Soulages en la primera d¨¦cada del siglo XX. Soulages es uno de los pintores abstractos vivos m¨¢s conocidos en Francia, pero, como RCR, un creador solitario, ¨²nico. Cuando el Centro Pompidou se interes¨® por el archivo de los arquitectos de Olot, juntos seleccionaron ocho proyectos que resum¨ªan su trayectoria: del faro inicial a los ¨²ltimos en Par¨ªs ¨Cla ?le Seguin que construyen a las afueras de la capital¨C, pasando por cl¨¢sicos como el Estadio de Olot, donde hicieron correr una pista de atletismo entre los ¨¢rboles.
Con todo, m¨¢s all¨¢ de la selecci¨®n, la muestra ¨Ccuya visita ha quedado ahora interrumpida, pero que podr¨¢ visitarse durante ocho meses¨C plantea una ambici¨®n: ?c¨®mo contar la arquitectura? Y la respuesta est¨¢ llena de riesgos.
El estudio CaboSanRoque firma una propuesta que, con prisas, puede resultar ca¨®tica. Ilumina a un tiempo los croquis, la maqueta y la proyecci¨®n de un v¨ªdeo que muestra ¨Cy permite escuchar¨C la vida en uno de los ocho proyectos. Como hicieron en Venecia, RCR insisten en acercar la arquitectura a su vivencia. El ingenio de iluminar solo un proyecto para contarlo de tres maneras ¨Cy oscurecer el resto- ofrece una informaci¨®n completa a quien tiene la tranquilidad de dedicar a cada obra tres minutos. Y de leer las instrucciones de uso antes de mirar la exposici¨®n. Sin pausa para entender ese modo de operar, nada se entiende en esa muestra. Lo dec¨ªamos, se busca la calma, se aspira a la eternidad.
En la sala anterior, Josep M¨ªas ¨Cun fiel disc¨ªpulo de Enric Miralles justamente por la manera de plantearse la arquitectura desde cero en lugar de convertirse en ep¨ªgono¨C elige una exposici¨®n m¨¢s tradicional para descubrir una obra mucho m¨¢s arriesgada y, por lo tanto, con m¨¢s posibilidades de fallar. Esta segunda muestra entra por los ojos: las maquetas de alambre dibujan espacios ut¨®picos. Parecen los hilos que inician los trabajos. Parad¨®jicamente, en la versi¨®n orfebre de M¨ªas, la muestra s¨ª se lee a la trepidante velocidad actual. Hay asombro. Hay descubrimiento y hay curiosidad. Pero ?se explica la arquitectura? ?Se entiende mejor? Dif¨ªcilmente se explica un edificio en una muestra. Con todo, se consigue forzar una mirada m¨¢s curiosa sobre algo tan cercano que con frecuencia no vemos.
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