Dualidades y contradicciones
Nuestra cabeza alberga m¨¢s de una mente. La escisi¨®n es importante en el desarrollo y sirve de transici¨®n hacia formas de defensa psicol¨®gica ante ansiedades intolerables.
La afirmaci¨®n de que nuestra cabeza alberga m¨¢s de una mente no es hip¨¦rbole, sino que denota la manera en que opera el cerebro. La escisi¨®n de la psique ha sido motivo de curiosidad tanto para fil¨®sofos y novelistas como para los cient¨ªficos. El doctor Jekyll, ep¨®nimo de la novela de Robert Louis Stevenson, la describe: ¡°Otros vendr¨¢n, otros me sobrepasar¨¢n en la materia; pero me aventuro a adivinar que el hombre ser¨¢ finalmente conocido como un mero gobierno de m¨²ltiples, incompatibles e independientes ciudadanos¡±. Una mirada a lo que pone en duda la imagen unitaria que tenemos de nuestro ser y resalta ¡°la otredad¡± en nosotros mismos ¡ªaquello que nos revierte a formas de pensar ¡°en blanco y negro¡±, y hace del ser humano un sujeto dividido, contradictorio, polarizado que, por naturaleza, se desconoce a s¨ª mismo¡ª nos podr¨ªa ayudar a entender nuestros mecanismos psicol¨®gicos de adaptaci¨®n ante la adversidad, y su impacto en la colectividad a ra¨ªz de la pandemia.
El yo y la individualidad son materia del pensamiento moderno. En la Antig¨¹edad griega, el yo no gozaba de la individuaci¨®n que nosotros le concedemos. En la Edad Media, hubiese sido inimaginable para una persona tantear la separaci¨®n entre su cuerpo y el entorno en que se hallaba. La costumbre moderna de higiene personal es algo que no solo vinculamos con el mantenimiento de la salud, sino tambi¨¦n con nuestra tendencia a definir, a delimitar y separar nuestro cuerpo.
Aunque la distinci¨®n entre el ser uno mismo y ser otro la vivimos los adultos sin dificultad, en ciertos casos puede volverse problem¨¢tica. En circunstancias ordinarias, esta convicci¨®n de que tenemos nuestro propio ser es impl¨ªcita. Estamos suficientemente convencidos de que somos un ser aut¨®nomo, diferente de los dem¨¢s. Sin embargo, cuando tenemos que hacer expl¨ªcita esta afirmaci¨®n, las cosas se complican, como le ocurre a Antonio Machado cuando escribe en Campos de Castilla: ¡°Somos v¨ªctimas ¡ªpensaba yo¡ª de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disip¨¢rsenos cuando llegamos a creer que no existe por s¨ª, sino por nosotros. Pero si convencidos de la ¨ªntima realidad miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. ?Qu¨¦ hacer entonces?¡±.
Parece que siempre estamos tratando de regresar a un estado unificado ¡ªa nuestra ¡°mismidad¡±¡ª. El psico?an¨¢lisis pone en duda que la autonom¨ªa del ser hablante sea realmente evidente. Seg¨²n Jacques Lacan, el descubrimiento del yo por el ni?o ocurre entre los 6 y los 18 meses, cuando ubica su propia imagen en el espejo. Durante ese periodo ¡ªen el que previamente el ni?o hab¨ªa percibido su cuerpo como si estuviera compuesto de pedazos¡ª identifica jubilosamente su imagen en el espejo, un cuerpo visto como una totalidad. Lacan propone que la representaci¨®n que tenemos de nosotros mismos, en sus or¨ªgenes, est¨¢ mediada por la mirada de nuestros padres o cuidadores. El ni?o se vuelve hacia el adulto, del que deriva la confirmaci¨®n de que esta imagen es suya, lo que implica que la certeza de ser ¡°nosotros mismos¡± no garantiza nuestra coherencia ni nuestra autonom¨ªa.
La escisi¨®n de la mente es un paso importante en el desarrollo que sirve como transici¨®n hacia formas m¨¢s ricamente humanas de expresi¨®n y de defensa psicol¨®gica cuando enfrentamos ansiedades intolerables. Es una actividad mental espec¨ªfica dise?ada para protegernos contra pensamientos y sentimientos que se experimentan peligrosamente en desacuerdo entre s¨ª, una forma de organizar experiencias contradictorias. Es un componente de la ambivalencia que nos permite recuperar partes del yo, y promueve su integraci¨®n. Al desarmar las cosas, evitamos un cierre prematuro, abrimos un espacio en el que los contrastes pueden relacionarse unos con otros en la imaginaci¨®n. Por otro lado, la escisi¨®n puede llegar a ser un problema en los casos en que no se da lugar para la consolidaci¨®n de elementos dispares, ?c¨®mo distinguir una de otra?
En la pregunta reside el enigma de c¨®mo nuestro cerebro habilita a la mente. Michael Gazzaniga, pionero en neurociencias cognitivas, se top¨® con esta interrogante en el laboratorio de Roger Sperry, del Instituto Tecnol¨®gico de California, que, en los sesenta, investigaba a pacientes a quienes, por razones m¨¦dicas, se les hab¨ªan separado quir¨²rgicamente los hemisferios, y que le vali¨® el Premio Nobel. ¡°Me encontr¨¦ en medio de una de las observaciones m¨¢s impresionantes de toda la neurociencia: el hecho de que desconectar los hemisferios cerebrales produc¨ªa dos mentes separadas en una sola cabeza. Incluso yo, un joven ne¨®fito, entend¨ª que estos pacientes ¨²nicos iban a cambiar la investigaci¨®n del cerebro¡±. Cuando se les pidi¨® que respondieran a diversos est¨ªmulos, cada hemisferio registraba actividad independiente. ¡°No obstante¡±, dice Gazzaniga, ¡°los trucos m¨¢gicos que utiliza el cerebro para tomar una confederaci¨®n de procesadores locales y vincularlos para hacer lo que parece ser una mente unificada, una mente con una firma psicol¨®gica personal, sigue siendo una inc¨®gnita y la cuesti¨®n central de la neurociencia¡±. ¡ªeps
David Dorenbaum es psiquiatra y psicoanalista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.