Querida Valentina
Tus ojos me dan fuerza porque tengo la seguridad de que vas a formar parte de una nueva generaci¨®n con m¨¢s conciencia ambiental
Cada vez que miro tu fotograf¨ªa pienso que no quiero que desaparezcan esa sonrisa ni esa ilusi¨®n que refleja tu mirada. Te confieso que tu imagen me sirvi¨® de inspiraci¨®n y me ayud¨® a buscar respuestas a ciertas preguntas que me hago todos los d¨ªas: ?es posible una econom¨ªa m¨¢s respetuosa con la naturaleza? ?Podemos pensar en un mundo m¨¢s verde y feliz? ?Desaparecer¨¢ de nuestro vocabulario el t¨¦rmino ¡°basuraleza¡±? ?Es posible comprar reflexionando sobre el coste medioambiental que tiene el producto y bas¨¢ndose en eso decidir si lo metemos en la cesta o no? Al poner todas mis reflexiones en un libro, despu¨¦s de una apasionante investigaci¨®n, creo que merece la pena hacer una apuesta en esta vida, Valentina: hay que salvar el planeta. Y se puede conseguir dando entre todos peque?os pasos; por ejemplo, reduciendo el consumo de pl¨¢stico.
Tus ojos me dan fuerza porque tengo la seguridad de que vas a formar parte de una nueva generaci¨®n con m¨¢s conciencia ambiental, con ganas de fomentar valores relacionados con la naturaleza, y que vas a abogar por un estilo de vida sostenible. Para ti ser¨¢ natural vivir en una ciudad circular que apueste por un nuevo modelo econ¨®mico y social en el que las siete R est¨¦n a pleno rendimiento. Es decir, una ciudad sin basura, donde todo se reduzca, reutilice, recicle, repare, redise?e, recupere o renueve.
Pero esto es cosa de todos, evitemos las etiquetas de buenos y malos e impliqu¨¦monos, apostando por una revoluci¨®n cotidiana que genere cambios y buenas ideas que conduzcan hacia una econom¨ªa sostenible. Vas a entender ahora mismo lo que te quiero explicar. Te veo tan feliz jugando con la arena, escondi¨¦ndote entre las rocas, leyendo un libro o dibujando el mar en una hoja de papel con un mont¨®n de colores que me da verg¨¹enza pensar en la cantidad de juguetes in¨²tiles que te he regalado y que han terminado en la basura, realizados adem¨¢s con materiales que est¨¢n perjudicando a la naturaleza. Con un simple ejemplo vas a saber a lo que me refiero: hay un mont¨®n de patitos feos en el oc¨¦ano, que son patitos de goma que flotan sin rumbo. Sin embargo, soy consciente de que los juguetes son muy necesarios y unas herramientas eficaces para entender el mundo, fomentar la memoria y avivar la imaginaci¨®n. ?No te har¨ªa la misma ilusi¨®n una granja de madera, o un barco pirata de cart¨®n, o unos recortables de mu?ecas con un mont¨®n de complementos de papel, o ese teatro de sombras chinescas, o ese yoy¨® de madera de toda la vida, o ese tren realizado con materiales reciclados¡? Por otra parte, si se te rompe uno de los juguetes que ahora tienes, vamos a intentar no tirarlo, quiz¨¢ alguien nos lo arregle¡ ?Ves?, se puede pensar en una ciudad sostenible habitada tambi¨¦n por juguetes respetuosos con el planeta.
El camino es largo, pero hay que hacerlo ya, porque, Valentina, no queda mucho tiempo. Solo tienes que mirar el fondo del oc¨¦ano o mirar a esas otras ni?as que tienen menos suerte que t¨² y que les ha tocado vivir en pa¨ªses que se est¨¢n convirtiendo en enormes vertederos, llenos de la basura que nosotros no podemos eliminar. As¨ª que c¨®gete de mi mano y vayamos juntas hacia otro mundo posible.
Isabel Jim¨¦nez es periodista y presentadora de informativos, y acaba de publicar el libro Y t¨² ?qu¨¦ har¨ªas para salvar el planeta? (Aguilar).
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