La buena nueva

Noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Extrapolando: noticia no es que EE UU invada un pa¨ªs, sino que se invada a s¨ª mismo. Y eso es lo que ocurri¨® el d¨ªa de Reyes del a?o en curso: que Norteam¨¦rica, harta de desestabilizar tierras extra?as, decidi¨® desestabilizarse a s¨ª misma. Las escenas de la tele nos recordaban a la protagonizada por aquel monstruo de Yellow Submarine, la pel¨ªcula de los Beatles, que tras devorar el paisaje se autofagocitaba con la misma furia con la que hab¨ªa acabado con la realidad. Desde el punto de vista medi¨¢tico, produjo m¨¢s editoriales el asalto al Capitolio, donde tampoco se encontraron armas de destrucci¨®n masiva, que la invasi¨®n de Irak, que produjo cientos de miles de v¨ªctimas, ni?os (y ni?as, d¨¦ficits del gen¨¦rico) incluidos.

Noticia no es que EE UU invada un pa¨ªs ajeno, etc¨¦tera.

Hablando de Irak, nos viene a la memoria la imagen de Aznar plantando los pies sobre la misma mesa sobre la que previamente los hab¨ªa plantado Bush. Para mucha gente, llegar consiste en eso, en despatarrarse sobre el escritorio de alguien a quien envidias. Es lo que ha logrado el hombre de la foto tras allanar el despacho de Nancy Pelosi, presidenta de la C¨¢mara de Representantes. De ah¨ª su expresi¨®n de ¨¦xtasis. Y eso que solo ha puesto un pie. Eyacular¨¢ cuando levante el otro. El m¨®vil encendido en la mano derecha sugiere que est¨¢ a punto de llamar a su padre para decirle ¡°pap¨¢, he llegado¡±, como aquel torero espa?ol que logr¨® acostarse con Ava Gardner y sali¨® de la cama en la madrugada para anunciar la buena nueva.