Ahora que soy espa?ol
Empiezo 2021 como espa?ol. Estoy agradecido m¨¢s all¨¢ de las palabras. Si bien mucha gente me ha dado la bienvenida a mi nueva patria, ha habido muchos que aparentemente han encontrado la excusa perfecta para estar a¨²n m¨¢s indignados de lo habitual. El n¨²mero de conciudadanos a punto de sufrir un jamacuco ante la noticia resulta alarmantemente alto.
Cuando me dijeron hace casi cuatro a?os que pod¨ªa obtener la ciudadan¨ªa comprando un piso, solicit¨¢ndola por naturalizaci¨®n u obteni¨¦ndola por residencia, pens¨¦ que probar¨ªa las tres y ver¨ªa por cu¨¢l me decid¨ªa. ?Qui¨¦n no intentar¨ªa todas las v¨ªas disponibles dado lo incre¨ªble que es este pa¨ªs?
A lo largo de los a?os llen¨¦ una abrumadora cantidad de papeleo, hice que todo se tradujera y legalizara, guard¨¦ cola durante horas en varios departamentos gubernamentales, pas¨¦ una cantidad de tiempo horripilante en el tel¨¦fono tratando de poner todo en orden. Y, vale, las autoridades se decidieron a hacer por m¨ª lo que hacen por alrededor de 360 personas al a?o: otorgarme la nacionalidad.
Pero vivimos en una nueva realidad clickbait, perezosa, manipuladora, f¨¢cil, limitada, compatible con Twitter, que ha usurpado nuestra capacidad de raz¨®n y racionalidad y, en un monstruoso acto de reduccionismo, simplemente hizo que todo fuera a la derecha o a la izquierda, seguido de un chimp¨²n gandul. Uno esperar¨ªa cierto nivel, al menos entre el periodismo, un poco m¨¢s elevado. Quiz¨¢s si yo fuera futbolista ser¨ªa una historia diferente, pero no. Todo este tiempo pens¨¦ que era m¨²sico, escritor y activista ocasional por los derechos del ni?o, pero aparentemente soy un pijoprogre m¨¢quina de propaganda de este Gobierno y por eso me la dan.
?Deber¨ªa reevaluarse el sistema y facilit¨¢rselo a personas que est¨¢n leg¨ªtimamente calificadas para la nacionalidad? Por supuesto que s¨ª. Tambi¨¦n deber¨ªa ser m¨¢s f¨¢cil para aquellos que no est¨¢n leg¨ªtimamente calificados.
Todos contribuimos a nuestra manera. Desde que llegu¨¦ aqu¨ª, he hecho todo lo que ha estado a mi alcance para asegurarme de que Espa?a apruebe una nueva ley que la convertir¨¢ en el pa¨ªs n¨²mero uno del mundo en protecci¨®n infantil. He interpretado a Rachmaninov, Chopin y Beethoven en televisi¨®n en horario prime time. He pagado una cantidad pavorosa de impuestos y he hecho todo lo posible por mejorar la vida de mis compatriotas, sean amigos o perfectos desconocidos.
Es una contribuci¨®n modesta, pero una contribuci¨®n no obstante. No me corresponde a m¨ª juzgar si todo eso dio m¨¦rito a mi ciudadan¨ªa (apenas puedo decidir qu¨¦ ponerme cada d¨ªa; ser¨ªa incapaz de tomar decisiones as¨ª). Pero s¨ª puedo decir: gracias. De coraz¨®n. ?Existe envidia y una sensaci¨®n de irritaci¨®n por c¨®mo logr¨¦ mi nueva nacionalidad en algunos sectores? S¨ª. Pero bueno, como espa?ol, eso simplemente me hace sentirme en casa. No tiene sentido competir por la medalla de oro a la envidia si puedes ganarla en f¨²tbol, tenis, f¨®rmula uno o el baloncesto.
Mientras tanto, mi atenci¨®n se centra en mis compa?eros y compa?eras compatriotas que diariamente tratan de hacer que nuestra hermosa Espa?a y nuestra peque?a bola azul de planeta sean a¨²n m¨¢s radiantes y compasivas.?
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